Se trata de una enfermedad muy contagiosa, causada por las esporas de Bacillus anthracis, conocida desde hace siglos y bien descrita en los 5 continentes (excepto en Antártida).
Puede afectar a un amplio rango de especies animales, pero son los herbívoros los más sensibles. También es trasmisible al hombre, y por tanto es una zoonosis importante para la salud pública, teniendo en cuenta su potencial peligrosidad para las personas que pueden estar en contacto con animales o material infectado.
Se consideran 3 rutas de contagio en los humanos:
Oral. Por ingestión de carne poco/mal cocinada con esporas activas. Se dan pocos casos en la actualidad, casi todos en países en vías de desarrollo, pero la mortalidad es elevada (25-75%).
Inhalatoria. Durante el procesado de la piel de animales afectados (ejemplo: trabajadores de mataderos, tenerías, etc.). Según la dosis de esporas inhaladas la mortalidad puede llegar al 90% si no se trata con antibióticos.
Cutánea. Contacto con tejidos infectados, fluidos (ejemplo: veterinarios, ganaderos, durante una necropsia de animales sospechosos, etc.). La clínica en este caso es mucho más benigna, con una lesión característica en la piel sobre la zona de contacto.
Pese a que la incidencia ha disminuido de forma notable, anualmente se observan entre 20.000 y 100.000 casos de carbunco humano en el mundo, fundamentalmente de tipo cutáneo.
Los casos agudos los veremos tanto en rumiantes como en equino, con una duración de 24 a 48 horas. En ellos sí podremos observar disnea de forma acusada, postración, fiebre, tremor muscular, abortos, etc. La descarga de sangre por boca, ollares y ano del animal suele ser un síntoma común, que nos ayuda a sospechar del caso.
En carnívoros y en porcino las infecciones pueden ser subagudas o incluso crónicas, aunque estos animales son menos sensibles a priori que los herbívoros. En el caso de los cerdos, pueden tener infecciones caracterizadas por hinchazón localizada y signos sistémicos, como fiebre y agrandamiento de los ganglios linfáticos. En algunas ocasiones, simplemente se observan septicemias y muertes súbitas.
Es muy importante conocer también la forma de trasmisión de la enfermedad, para tener claras las medidas de bioseguridad sobre todo en zonas endémicas.
Bacillus anthracis puede esporular tras periodos de lluvias fuertes, o épocas de sequía, dando lugar a brotes en dichas zonas endémicas. Por tanto, muchas investigaciones están dirigidas a la posible vinculación del cambio climático con el número de brotes de carbunco bacteridiano. |
En los animales infectados hay una gran cantidad de bacterias presentes en los exudados hemorrágicos de la boca, la nariz y el ano, que, en contacto con el oxígeno, esporulan y contaminan el suelo. La esporulación también ocurre si se abre un cadáver; por tanto, es muy importante recordar no realizar necropsia en caso de sospecha fundada de carbunco bacteridiano.
Las esporas de ántrax pueden permanecer viables durante décadas en el suelo, sobre todo en suelos alcalinos; también en productos animales, como pieles secas o procesadas y en la lana. Se cree que las bacterias en estado vegetativo se destruyen en unos pocos días durante la descomposición de los cadáveres sin abrir.
Durante finales de agosto y el mes de septiembre, se han reportado hasta la fecha 18 brotes de ántrax, fundamentalmente en bovino, pero también hay casos en equino.
Existe bibliografía bien contrastada sobre el potencial de los insectos como trasmisores mecánicos de las esporas de B. anthracis. Aunque este papel no es el más importante, hay que considerar el enorme tamaño de las poblaciones de moscas y otros insectos que a menudo aparecen para alimentarse sobre fluidos sanguinolentos de los cadáveres de animales domésticos. En cualquier caso, no puede pasarse por alto esta posibilidad desde un punto de vista epidemiológico.
Debemos recordar aquí que el suroeste y algunas zonas montañosas del centro de la península ibérica son endémicas de B. anthracis, y así consta en los modelos de mapeo y distribución global para B. anthracis. (Carlson, C., Kracalik, I., Ross, N., Alexander, K., Hugh-Jones, M., Fegan, M., et al. (2019). The global distribution of Bacillus anthracis and associated anthrax risk to humans, livestock and wildlife. Nature microbiology).
De modo que, aunque no es muy frecuente observar los numerosos focos notificados recientemente, sí es totalmente posible, en base a la información disponible de zonas endémicas.
Como ya hemos citado, se trata de una enfermedad de declaración obligatoria, y por tanto son los Servicios Veterinarios Oficiales (SVO) de cada CC. AA los que establecen las medidas sanitarias concretas en cada caso.
Solamente los veterinarios están autorizados para la aplicación de la vacuna frente a carbunco bacteridiano, incluidos los veterinarios especialistas en équidos, que han podido proteger a los animales de las explotaciones afectadas y colindantes, mediante la prescripción excepcional de la vacuna (sólo está autorizada para bovino y ovino).
El tratamiento de la enfermedad solamente lo consideramos para casos crónicos-subagudos, que ocurren raramente en carnívoros u otros animales y, evidentemente, para los casos de ántrax cutáneo mas frecuentes en humanos.
Los antibióticos de elección para casos susceptibles de tratamiento en animales suelen ser penicilinas, dado que la mayoría de las cepas son sensibles de manera natural. En algunos casos se han utilizado también quinolonas y doxiciclina.
En animales domésticos el curso de la enfermedad es agudo o hiperagudo y el tratamiento prácticamente no es viable.
Las medidas preventivas deben ser el pilar básico de control, empezando por una buena definición de las áreas/comarcas ganaderas afectadas en base a los focos notificados. De esta forma se genera un mapa cada vez más conciso para delimitar las zonas endémicas.
Aunque parezca obvio, debemos recordar que los animales no tienen inmunidad natural frente a esta enfermedad como ocurre en otras muchas patologías, ya que no sobreviven a la infección. De modo que la vacunación inmediata tiene aún mayor relevancia para proteger las especies sensibles en las zonas epidémicas/endémicas de B. anthracis.
En brotes como los descritos, se deben vacunar todos los animales mayores de 3 meses de edad de manera inmediata, así como mover todo el lote de animales a otra zona (pastos) no contaminada. En caso de volver a utilizar como pastos zonas sospechosas, debemos introducir animales vacunados y que hayan pasado al menos 3 semanas desde su aplicación.
Si nuestro rebaño va a permanecer en áreas en las que históricamente han sido notificados casos de carbunco bacteridiano, la mejor medida es la vacunación anual, práctica habitual en muchas zonas endémicas de España.
1 FICHA TÉCNICA:
ANTRAVAX – Suspensión inyectable para bovino y ovino
Composición: Cada ml contiene: Sustancia activa: Bacillus anthracis vivo atenuado, cepa Sterne 34F2 0,5 – 1 x 107 esporos. Adyuvante: Hidróxido de aluminio (Al3+) 0,519 mg.
Indicaciones de uso: Para la inmunización activa del ganado bovino y ovino contra el carbunco bacteridiano producido por Bacillus anthracis. La inmunidad se adquiere a las tres semanas de la vacunación y se mantiene durante 1 año.
Contraindicaciones: No usar en animales enfermos o estresados.
Precauciones especiales para su uso en animales: Únicamente se vacunarán animales sanos. Respetar las condiciones habituales de asepsia durante la vacunación.
Precauciones específicas que deberá adoptar la persona que administre el medicamento veterinario a los animales: La vacuna puede ser patógena para el ser humano. Dado que ha sido preparada con microorganismos vivos atenuados, deben adoptarse medidas adecuadas para evitar la contaminación del manipulador y de cualquier otra persona que participe en el proceso. Administrar el medicamento con precaución. En caso de autoinyección accidental, consulte con un médico inmediatamente y muéstrele el prospecto o la etiqueta.
Tiempo de espera: Cero días.
Posología y vía de administración: La dosis de aplicación será de 2 ml para ganado vacuno y de 1 ml para el ganado ovino por vía subcutánea.
Se recomienda vacunar a los animales a partir de los 3 meses de edad, revacunando anualmente excepto en las áreas endémicas en las que se debería revacunar cada 6 meses.
Presentaciones: 50 ml
Registro: Nº:2857 ESP Laboratorios Syva
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