Una panorámica medioambiental de la granja de leche
Lo mismo ocurre si analizamos la granja desde la vertiente de la eficiencia proteica, del bienestar animal o del ciclo de los nutrientes. Son capas de información que sumamos a nuestro conocimiento y que nos permiten comprender el negocio en todas sus dimensiones.
¿Pero por qué ese empeño en hacer tantas fotos y desde tantos ángulos?
A nadie se le escapa que todo esto conlleva mucho trabajo y hacer frente a nuevos retos e incertidumbres que no siempre son fáciles de resolver. Y también que al final, estos retos y nuevas responsabilidades se trasladan a la parte final de la cadena, donde siempre están los mismos, los ganaderos.
Quizá una primera respuesta a esta pregunta sería que el negocio de la leche ya no se parece en nada al que empezaron nuestros padres. De hecho, ni siquiera se parece a lo que era hace unos años.
Ya hablemos de ganadería o de cualquier otra actividad económica, esto implica movimientos de tanteo, exploración y mejora continua. En definitiva, y siguiendo con el símil de la fotografía, si la foto está fuera de foco, ni siquiera hay negocio.
Otro aspecto que también puede influir es que los consumidores tampoco somos ya lo que éramos (y no olvidemos que todos somos consumidores).
ADAPTACIÓN A LOS NUEVOS TIEMPOS
La información fluye a una velocidad vertiginosa, a través de canales de comunicación nuevos y con una capacidad de influencia asombrosa.
Sería exagerar si dijéramos que los consumidores tenemos el poder, pero desde luego, cada vez tenemos la capacidad de saber más, de comparar y, claro está, de actuar de una manera determinada en función de nuestro convencimiento.
Es decir, hay ciertos ángulos de nuestra granja que inevitablemente vamos a tener que fotografiar, sencillamente porque son los que nos interesan como sociedad.
Y así podríamos ir sumando tantas capas y ángulos como queramos. Algunas que quizás ya hemos olvidado que nos tocó añadir en su momento.
Pensemos por un segundo en las obligaciones legales que tenía una ganadería hace unas décadas o en los requerimientos sanitarios de las empresas compradoras de leche.
Nos gusten más o menos, son piezas del rompecabezas que hemos tenido que ir colocando para no quedar fuera del mercado, y algunas ya forman parte de nuestro ADN…
Pero, ¿por qué más medio ambiente?