Los parásitos y sus manifestaciones clínicas son cada vez menos frecuentes en los países desarrollados, debido a la disponibilidad de tratamientos eficaces y a las mejores condiciones sanitarias y de manejo.
La completa erradicación de los parásitos es imposible, por lo que las medidas de control van orientadas a mantener unos niveles aceptables de los mismos, permitiendo a los animales desarrollar correctamente su sistema inmunológico frente a ellos, sin afectar a su productividad.
Algunos parásitos de importancia pertenecen a dos grupos taxonómicos en concreto, por un lado a los PROTOZOOS:
CRYPTOSPORIDIUM y GIARDIA
Cryptosporidium spp. es un agente etiológico de las diarreas neonatales en los rumiantes, provocando fuerte deshidratación y retraso en el crecimiento.
El parásito (Cryptosporidium spp) comienza su desarrollo en la mucosa intestinal, donde se producen multiplicaciones sexuales y asexuales, y se generan los ooquistes, forma infectante del parásito.
- Ooquistes de pared gruesa: el 80% de los que se generan. Son muy resistentes y se eliminan con las heces, diseminándose en el medio e infectando a otros hospedadores.
- Ooquistes de pared fina: representan el 20% restante. Se liberan en el lumen intestinal y son responsables de la autoinfección o ciclo endógeno del parásito.
- Trofozoítos: forma vegetativa responsable de los síntomas clínicos (diarreas) que reside en el intestino delgado.
- Quiste: es la forma de resistencia que sale al exterior con las heces, y responsable de la transmisión del parásito.
Las dosis infectantes de ambos parásitos son muy bajas, y en el caso de la criptosporidiosis, el ternero puede morir en 24 o 48 horas. Lo más frecuente es la aparición de diarreas, cuya duración depende de:
- La dosis infectante.
- La virulencia de la cepa.
- La susceptibilidad del hospedador.
El tratamiento en el caso de la criptosporidiosis sería el lactato de halofunginona y la paromomicina, con eficacia parcial. Se están realizando investigaciones con α- y β- ciclodextrina, todavía no comercializado.
Respecto a la giardiosis, el metronidazol y el tinidazol son eficaces.
Las medidas higiénico-sanitarias ayudan a eliminar y reducir la presencia de los parásitos. Se sugieren las siguientes medidas:
- Instalar zonas de parto en lugares desinfectados y limpios, con suelos de cemento.
- Separar a los animales enfermos por procesos diarreicos.
- Controlar la ingesta de leche por los terneros.
- Establecer medidas profilácticas eficaces contra otros agentes.
- Realizar coproanálisis periódicos.
NEMATODOS INTESTINALES
Existen distintos géneros y especies de nematodos estrongílidos que son parásitos del abomaso y del intestino. Su poder patógeno y la gravedad de la infestación es variable.
Son comunes las infecciones mixtas. Los géneros más frecuentes son Ostertagia spp y Haemonchus spp.
Si hay muchos parásitos en el ambiente, las tasas de morbilidad y mortalidad son altas, sobre todo en animales jóvenes durante el primer año que salen al pasto.
El ciclo de los nematodos intestinales es directo; las hembras ponen los huevos que salen al exterior con las heces y contaminan los pastos. Cuando las condiciones son adecuadas, comienza el desarrollo embrionario, dando lugar a distintas larvas (L-I, L-II, L-III).
Si la humedad es suficiente, las larvas migran de las heces a la hierba, y son ingeridas accidentalmente por el ganado, penetrando en el interior de la mucosa gástrica o intestinal. Una vez dentro, se desarrollan a lo largo de 2 a 4 semanas.
Es un enfermedad vinculada al pastoreo, y las condiciones climáticas son determinantes para que se perpetúe su cliclo biológico. La excreción de huevos es especialmente intensa durante la primavera.
Los terneros que salen por primera vez al pasto excretan huevos rápidamente y después se produce un descenso progresivo. En vacas adultas, la excreción es siempre muy baja, sólo hay incrementos significativos cuando se acerca el parto.
Según estudios realizados por el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM), se demostró que el período de mayor riesgo de infección es en otoño e invierno.
Existen muchos tratamientos eficaces para tratar las nematodosis intestinales, pero muchas veces, los tratamientos se aplican sin tener en cuenta los géneros que predominan en la granja, el grado de infección de los animales o la epidemiología de estos parásitos en la zona.
Según el CIAM, el tratamiento de las vacas de leche no está siempre justificado. Según sus investigaciones, el tratamiento de vacas con nematodosis subclínicas no siempre es eficaz. No se encontraron diferencias significativas entre animales tratados y no tratados en cuanto a producción de leche o a ganancia de peso.
Los síntomas y gravedad de la fasciolosis dependen de la intensidad de la infección y de las fases parasitarias que producen las lesiones. Otros nematodos gastrointestinales como Ostertagia spp pueden complicar el cuadro clínico.
La Fasciola hepática se encuentra en el hígado de los animales parasitados. Su ciclo es indirecto, e intervienen hospedadores intermediarios (Lymnaea truncatula, caracol).
El adulto pone los huevos en los conductos biliares, que salen al exterior con las heces. Con buenas condiciones climáticas eclosionan, y dejan libre una larva (miracidio) que busca a los caracoles, donde continua las fases de su ciclo (esporocisto, redia y cercaria). Cuando las cercarias llegan a la madurez, abandonan el caracol y se enquistan en la hierba o plantas, formando las metacercarias.
Las vacas ingieren las metacercarias accidentalmente, y pasan al duodeno, donde se desenquistan, perforan la pared intestinal, pasan a la cavidad peritoneal y penetran en el hígado formando galerías y destruyendo el parénquima hepático. La migración intrahepática dura de 10 a 12 semanas, hasta que alcanzan los conductos biliares y ponen los huevos.
Se trata de una parasitosis asociada al pastoreo, en zonas húmedas y encharcadas.
Durante los últimos años han aumentando los brotes de fasciolosis a nivel mundial. La única medida de control es la administración de fasciolicida durante el periodo seco, estrategia que no permite controlar adecuadamente la enfermedad.
La mayoría de tratamientos farmacológicos son eficaces con los parásitos adultos, pero pocos tienen actividad frente a las fases juveniles.
Sólo el triclabendazol es eficaz contra todas las formas de Fasciola hepatica.
Las medidas recomendadas para reducir la prevalencia e intensidad de esta parasitosis son:
- Localizar y drenar los hábitats de los hospedadores intermediarios.
- Evitar el pastoreo en zonas peligrosas (cercados).
- Bebederos adecuados para evitar que las vacas beban en cauces naturales.
Como recomendaciones generales a cualquier parasitosis:
- Análisis periódicos con técnicas sensibles para comprobar la eficacia de los tratamientos y detectar posibles resistencias.
- Análisis y tratamiento de todos los animales que se introducen en la granja.
- Elección del fármaco de espectro y periodo de supresión adecuados. Dosis adecuada.
Fuente: CIAM.gal, «Principales parasitosis en el ganado vacuno lechero: pautas racionales de control», Jose Antonio Castro -Hermida, Marta González-Warleta, Mercedes Mezo, Centro de Investigaciones Agraria de Mabegondo.