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¿Por qué aparecen las cojeras en la granja?

Escrito por: Miguel Ángel García - Veterinario Servet Ledesma, APPB (Asociación Profesional de Podología Bovina)

La podología bovina es clave para el bienestar de los animales y está estrechamente relacionada con la sostenibilidad y rentabilidad de nuestra granja. Entender qué factores predisponen a un animal a sufrir problemas de salud podal es importante para prevenirlos, así como identificar los factores de riesgo presentes en nuestra ganadería. Todo dependerá de cómo los manejemos.

A continuación se exponen aquellos de mayor importancia.

 

En este sentido, la genética puede influir en la disposición de las fibras de colágeno en las que posteriormente se depositará el mineral que generará el hueso, así como sobre características de este, como su dureza o densidad.

Al final, ciertas circunstancias provocan que se expresen unos genes y otros no, lo que puede dar lugar a la predisposición o ala aparición de problemas de salud podal.

 

No está expuesta a los mismos riesgos una vaca que vive en libertad o semilibertad en un prado en una producción extensiva que otra en producción intensiva, apoyando toda su vida las pezuñas sobre cemento, suelos inclinados, rayados agresivos…

-De los animales: en relación a cómo los tratamos o a cómo están diseñadas las instalaciones para que el manejo sea fluido y lo menos estresante para el animal.

-De la nutrición: es un tema muy complejo, pero influyen factores como la formulación de la propia ración en sí, su suplementación, las condiciones en las que se ofrece el alimento a los animales…todo esto dependerá de cada explotación y de la aptitud de la producción.

A continuación, profundizaremos en cada uno de estos factores, a excepción del manejo, que merece un abordaje aparte que realizaremos en otro artículo.

GENÉTICA

En el concepto de genética se pueden agrupar muchos indicadores y características. Uno de ellos son los aplomos, de vital importancia para el tema que nos ocupa.

Es importante saber evaluar los aplomos de un animal. Para ello, la observación del animal en reposo es fundamental.

Hay que fijarse en la inclinación y ángulo de las extremidades, de las principales articulaciones y, finalmente, observar la pezuña en sí y su orientación.

Un animal bien aplomado sería aquel con un ángulo del eje podofalangiano sobre la perpendicular en el suelo de unos 54° aproximadamente. Cualquier ángulo más abierto o cerrado puede implicar problemas en la movilidad y locomoción.

 

 

 

 

 

Con eje podofalangiano nos referimos al eje que componen las tres falanges. Este puede quebrarse hacia adelante o hacia atrás, recibiendo el animal que padece el desequilibrio el nombre de “topino” o “pando”, respectivamente.


 

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