Investigadores del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA), del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), han realizado un estudio de la vacunación durante 3 años de rebaños de cabras en explotaciones con una alta prevalencia de tuberculosis.
Según la investigadora del IRTA-CReSA, Claudia Arrieta-Villegas, «los resultados muestran que la vacunación sistemática de la reposición y la eliminación de los positivos no vacunados, contribuye a reducir la prevalencia”.
La tuberculosis es una enfermedad que tiene como huésped tanto a los humanos como a diferentes especies animales domésticas y salvajes. En este contexto, los rebaños de cabras infectados pueden actuar como fuentes de la enfermedad. En la producción caprina, la tuberculosis tiene importantes repercusiones económicas debidas a las pérdidas en la producción de leche, a las restricciones comerciales y los costes derivados de la despoblación de los rebaños infectados.
El estudio ha evaluado la eficacia de la vacunación durante tres años con BCG (Mycobacterium bovis Bacilo Calmette-Guérin) frente la tuberculosis, en cinco granjas de cabras en Cataluña, y ha tratado de identificar los factores de riesgo que pueden influir en la eficacia de un programa de vacunación para el control de la tuberculosis en cabras.
Al inicio, todas las cabras fueron testadas mediante la intradermotuberculinización (IDTB) y con la prueba del Interferón gamma (IFN-g), con dos antígenos: tuberculinas y antígenos, para diferenciar los animales infectados de los vacunados. Todas las cabras adultas negativas a los tres tests fueron vacunadas con BCG, y todos los cabritos para la reposición que entraron en los rebaños durante el estudio se vacunaron sistemáticamente entre el primer y el segundo mes de vida. Todas las cabras se testaron los 6, 12, 24 y 36 meses de estudio con IFN-g.
La prevalencia inicial en las granjas varió entre el 33,8% y el 63,1%. Durante los tres años de estudio, la prevalencia evolucionó de manera diferente en las granjas, pero al final del estudio, en cuatro de cinco granjas se observaron reducciones variables en el porcentaje inicial de prevalencia (93,5%, 28,5%, 23,2% y 14,3%), y una reducción global en la incidencia de la tuberculosis en los animales vacunados de un 50% respecto a los valores iniciales. Sin embargo, en las cabras vacunadas en edad adulta, la incidencia fue más elevada durante el primer año de exposición después de la vacunación con BCG, observándose un riesgo significativo de infección en este lote respecto a los animales vacunados a los 1-2 meses de vida. Después del primer año de exposición no se vieron diferencias significativas en la incidencia entre los lotes de animales vacunados, lo que sugiere que la protección frente la tuberculosis conferida por la BCG disminuye después de un año.
En cuando a los factores que potencialmente influencian la incidencia de la tuberculosis en los animales vacunados, se ha visto que el número de animales no vacunados positivos que se mantienen en el rebaño y el número de cabras vacunadas en edad adulta y que se han infectado, son factores de riesgo de infección significativos. Por lo tanto, la práctica de descartar los animales no vacunados de forma progresiva del rebaño contribuiría a la disminución del riesgo de infección para los animales vacunados.
Además, la vacunación de animales adultos parecería ser poco eficaz, ya que es probable que estos animales hayan sido infectados previamente a la vacunación pero que tengan agotada la respuesta inmunitaria, y no ser detectados como infectados mediante las técnicas de diagnóstico inmunitario habituales (IDTB, IFN-g). También sería posible que el contacto con otras micobacterias no patógenas, previamente a la vacunación, haya reducido la eficacia de la BCG y que, al infectarse, no controlen la infección, pudiendo propagarse en el rebaño.
Los resultados apuntan a que la vacunación sistemática con BCG de los animales para la reposición contribuye a la reducción progresiva de la transmisión de la tuberculosis y, por tanto, a una reducción gradual de la prevalencia de la enfermedad en el rebaño, aunque la eficacia de la vacuna parece disminuir un año después de la vacunación. Además de la vacunación, otras medidas de manejo, tales como descartar los animales positivos del rebaño, son altamente recomendables. En este contexto, estos resultados proporcionan datos alentadores para evaluar el coste-beneficio de un programa de vacunación contra la tuberculosis a largo plazo que permita el control de la enfermedad en los rebaños de cabras.
Sobre el IRTA
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