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Virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en el norte de España

Los resultados del estudio sugieren la necesidad de considerar que el virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo puede estar extendiéndose al noroeste de España


Investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas han realizado un descubrimiento alarmante en una zona periurbana de Ponferrada (León), y que es  el virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo puede estar extendiéndose al noroeste de España

Este hallazgo, según el estudio publicado por el Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del IREC, proviene de un análisis llevado a cabo en 95 garrapatas recolectadas en esta área de El Bierzo, zona que ha reportado tres casos clínicos en humanos desde 2021. Con estos, ya son 13 los casos de FHCC confirmados en España desde 2013.

Produjo en 2020 tres casos en España, todos en la provincia de Salamanca. Estos no eran los primeros. Se habían notificado 2 casos más en 2018, otros 2 en 2016 y en 2021 también se notificó otro caso. De los ocho casos citados tres fallecieron: el primero en 2016, otro en 2018 y un tercero en 2020.

La aparición de casos en humanos en el noroeste de España fue inesperada, comenzando en 2021 con un paciente que se cree fue infectado tras la picadura de una garrapata en las afueras de Ponferrada. En 2022, se confirmaron dos casos adicionales en la misma región, incluyendo el lamentable fallecimiento de un agente forestal de 51 años.

Ante estos eventos, los investigadores del IREC y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas se embarcaron en un estudio para determinar si el virus estaba presente en las poblaciones de garrapatas locales. Se recolectaron garrapatas a lo largo de un área de 30 kilómetros en la periferia de Ponferrada, utilizando mantas de algodón para capturarlas. Además, durante la recolección de muestras se observaron rastros de ungulados silvestres, importantes hospedadores de garrapatas y se evaluó la presencia potencial de Hyalomma marginatum en función de la densidad de explotaciones y ganado vacuno. 

Las muestras recolectadas fueron sometidas a análisis morfológicos y de ARN en laboratorio, empleando técnicas de PCR y secuenciación para evaluar la prevalencia del virus. Los resultados revelaron que 10 de las 95 garrapatas analizadas portaban el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, lo que podría indicar una de las tasas de infección más altas documentadas en garrapatas de vida libre.

En la Península Ibérica, las garrapatas de las especies Hyalomma lusitanicum y Hyalomma marginatum son los principales vectores de este virus por lo que a los investigadores les resultó sorprendente que ninguna de las garrapatas positivas perteneciera al género Hyalomma.

Sin embargo, indican que la limitada extensión del área de estudio podría haber pasado por alto focos muy favorables para las garrapatas Hyalomma spp. en la región, por lo que no se puede descartar que pudieran haber desempeñado un papel en los casos humanos de fiebre hemorrágica Crimea-Congo notificados en El Bierzo.

Analizaron 95 garrapatas de las especies Dermacentor marginatus, Ixodes ricinus, Rhipicephalus sanguineus sensu lato, Dermacentor reticulatus y Rhipicephalus bursa, pero ninguna del género Hyalomma, al que se considera que pertenecen las principales especies vectores del virus.

Los resultados de este estudio sugieren la necesidad de considerar que el virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo puede estar extendiéndose al noroeste de España, no sólo a través de aquellas especies de garrapatas que actúan como principales vectores del virus, sino también a través de otras que hasta ahora no habían sido consideras como especies transmisoras.

¿Qué es la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo?

La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es considerada una de las enfermedades víricas más peligrosas para el ser humano según la Organización Mundial de la Salud, debido a su alta tasa de mortalidad, la falta de vacunas efectivas, su potencial de transmisión de persona a persona y la gran capacidad de mutación del virus. La produce un virus del género Nairovirus, de la familia Bunyaviridae, transmitido por la picadura de una garrapata infectada, generalmente del género Hyalomma.

La transmisión al hombre se produce a través de la picadura de una garrapata infectada. Puede haber transmisión entre seres humanos en caso de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos o fluidos corporales de personas infectadas. También se puede producir el contagio en el ámbito ganadero al sacrificar y manipular animales infectados. El virus permanece en el torrente circulatorio durante aproximadamente una semana tras la infección, de modo que, cuando otra garrapata pica al animal, se perpetúa el ciclo garrapata-animal-garrapata. Aunque hay varios géneros de garrapata que pueden verse infectados por el virus de la FHCC, Hyalomma constituye el vector principal.

¿Cuáles son los síntomas y cuándo aparecen?

La enfermedad en el ser humano evoluciona en 4 fases:

  1. Periodo de incubación: desde la picadura hasta la aparición de los primeros síntomas transcurren entre 3 y 7 días.
  2. Periodo prehemorrágico: súbitamente aparece fiebre alta (39‐40ºC), dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, mareos, vómitos, enrojecimiento de cara, cuello o tórax, congestión ocular (ojo rojo) o conjuntivitis. Es frecuente que existan cambios en el estado de ánimo, con irritabilidad y la persona puede llegar a estar confusa.
  3. Periodo hemorrágico: aparecen hematomas pequeños (petequias) que luego pueden hacerse más grandes en piel y mucosas. Se pueden producir sangrados por la nariz y las heces o la orina. También pueden aparecer vómitos de sangre o heces negras. Es frecuente que se agrande el tamaño del hígado y que la piel y mucosas se ponga de color amarillento (ictericia). En los casos más graves se puede producir una reducción del nivel de conciencia.
  4. El periodo de convalecencia o recuperación: comienza pasados 10‐20 días del inicio de la enfermedad  puede ser lento. Algunos síntomas son pulso débil, afectación de algunos nervios, dificultad para respirar, sensación boca seca, disminución de la agudeza visual, pérdida de audición y de memoria.

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