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Actinomicosis o «mandíbula de caucho» en el ganado vacuno

La actinomicosis y la actinobacilosis son enfermedades distintas causadas por microorganismos relacionados. Ambas se caracterizan por la producción de lesiones granulomatosas supurativas.

El agente etiológico de la actinomicosis bovina es una bacteria denominada Actinomyces bovis.

Se trata de una bacteria alargada y GRAM +, de crecimiento preferentemente anaerobio. Además, es un bacilo catalasa negativo y no resiste los medios ácidos. Las colonias que se forman son pequeñas y lisas.

Ocasionalmente, se han aislado de la lesiones actinomicóticas otros microorganismos como:

Actinomyces bovis es un habitante normal del tracto digestivo de los bovinos. El agente llega a los tejidos profundos a través de heridas o lesiones en la mucosa bucal y/o periostio alveolar (en la muda de dientes).

  SIGNOS CLÍNICOS y PATOGENIA  

 

La infección se inicia en la mandíbula o en el maxilar. Como norma general, la actinomicosis coloniza el cuerpo de la mandíbula. Se forma una deformación dura e indolora que aumenta paulatinamente de tamaño y, en un inicio, la piel es todavía desplazable.

Se va produciendo una lisis progresiva que afecta a la piel; se producen orificios alrededor de los cuales se desarrolla el típico granuloma fungiforme (rojo oscuro, supurante).

Estos signos producen dolor en el animal y alteran la masticación y la ingestión de comida. Consecuentemente, se produce una pérdida de peso.

Hasta en los casos precoces, se observa salivación.

 

Cuando el caso es grave, se observa desviación de los dientes anclados al hueso afectado, mala oclusión de las mandíbulas, cierre defectuoso, caída de dientes, intentos torpes de masticación y caída del alimento de la boca.

El proceso de actinomicosis puede provocar estonosis nasal y dificultad respiratoria.

Referente a la patogenia, en los maxilares se produce una osteomielitis granulomatosa (gránulos de azufre).

  DIAGNÓSTICO y TRATAMIENTO  

 

El diagnóstico diferencial podría ser:

El diagnóstico definitivo se obtiene basándose en los signos clínicos, junto con el examen microscópico del pus de los abscesos. La tinción de los mismos revelará bastones pleomórficos GRAM+ y filamentos radiados del centro del gránulo.

Respecto al tratamiento, si se trata de una infección precoz suele utilizarse estreptomicina (11 mg/kg), TID durante 5 días.

En casos más graves, pero en los que todavía no se produce drejane, el tratamiento debe prolongarse hasta los 12-30 días.

Los animales con granulomas cutáneos de gran tamaño y en los que ya hay drenaje, requieren terapias de larga duración durante 1-2 meses, con estreptomicina y penicilina.

 

Fuente: «Actinobacilosis y Actinomicosis», MVZ Filemón Cruz Ceballos, Universidad Nacional Autónoma de México.

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