Aplicación práctica de la mejora del bienestar de las terneras en granjas comerciales
Con el objetivo de mejorar la producción de leche y la eficiencia de la producción, nutricionistas y ganaderos nos hemos preguntado durante muchos años: ¿Cuál es el mejor momento del ciclo de vida de la vaca de leche sobre el que enfocarnos para mejorar su producción? Durante mucho tiempo, el periodo de lactación fue el centro de atención, y acabó incluyendo también el periodo de transición con los años.
Desde inicios del siglo XXI, la importancia del desarrollo de la ternera durante los dos primeros meses de vida ha llamado la atención de investigadores y ganaderos por igual.
Han pasado casi 20 años desde el primer estudio (Díaz et al., 2001) en la Universidad de Cornell que analizó el concepto de “Aumento de la Ganancia Media Diaria (GMD)” más allá de su tradicional utilidad en programas de alimentación convencionales para terneras en ese momento.
La conclusión fue que la energía requerida para el crecimiento de las terneras en fase de lactancia era más elevada de lo que predecía el NRC 1989, por lo tanto, las recomendaciones de entonces para los requerimientos de las terneras lactantes eran inadecuadas; así, se sentaron las bases para investigar los efectos de la rápida tasa de crecimiento temprano de las terneras en la composición corporal y la productividad posterior.
Desde entonces, las investigaciones han demostrado que el sistema tradicional de alimentación de las terneras (4-5 litros de leche/día con una ingesta total de lactoreemplazante (LR) de 25-28 kg durante las 8 semanas de lactancia) aplicado durante décadas ha subalimentado a las terneras limitando su desarrollo y su productividad futura, y desarrollando comportamientos indicativos de hambre crónica debido a una dieta restrictiva (Paula Vieira et al., 2008).
Sabemos que la biología y la epigenética determinan la “ventana de oportunidad” que existe desde las primeras horas de vida de la ternera hasta los 50-60 días. Si durante este periodo aumentamos la ingesta de nutrientes de la leche o del LR obtendremos un mayor desarrollo temprano de las terneras e influiremos positivamente en una mayor producción de leche durante toda la vida de la vaca, además de obtener una mayor longevidad y producción vitalicia (Soberón et al., 2012).
No existen mecanismos compensatorios para estos efectos: si no aprovechamos la “ventana de oportunidad”, las posibilidades de optimizar su desempeño desaparecen.
Investigaciones recientes de nuestro grupo han descrito cómo una carencia de nutrientes en las primeras 8 semanas de vida afecta profundamente al metabolismo de la vaca lechera adulta. La nutrición de las terneras en las primeras semanas de vida condiciona su:
- Capacidad de regular la ingesta del alimento en la lactación
- Capacidad para regular la condición corporal
- Capacidad para metabolizar la reserva corporal movilizada
Beneficios de incrementar la ingesta de nutrientes durante la “ventana de oportunidad”
- Animales con mayor desarrollo temprano (Brown et al., 2005; Shamay et al., 2005; Haisan et al., 2018)
- Mayor longevidad y producción vitalicia (Leal, Nutreco 2018)
- Menor mortalidad y morbilidad durante el periodo de lactancia (Godden et al., 2005)
- Menores costes veterinarios adicionales y de salud (Overton et al., 2016)
- Menos estereotipias o comportamientos anormales, desapareciendo los síntomas de hambre crónica (De Paula Vieira et al., 2008)
- Adelanto de la edad al 1 er parto, reduciendo el inventario de animales de reposición (Leal, Nutreco 2018)
- Mejora del bienestar (Khan et al., 2011)
- Mayor producción de leche futura (Davis Rincker et al., 2011; Soberon and Van Amburgh, 2013)
- Mayor producción de grasa en leche (Leal, Nutreco 2019)
- Mejora de la fertilidad a la 1ª Inseminación (Bruinjé et al., 2019)
Por otra parte, la economía y el bienestar también son dos factores a tener en cuenta. En Nanta llevamos trabajando desde 2015 en la implantación de un método de trabajo para la cría de terneras basado en el aumento del bienestar: el programa PRIMA.
Después de 5 años de aplicación, hemos monitorizado el crecimiento de 4.200 terneras en 36 ganaderías. Para ello, descartamos el uso de cintas para medir la circunferencia torácica (debido al error calculado del ± 7 % con respecto a los pesos reales); al inicio nos decantamos por el uso de básculas portátiles que transportábamos en los coches y, en los últimos años, utilizamos básculas fijas instaladas en las granjas.
La disparidad de datos de crecimiento en las granjas controladas es elevada, alcanzando una GMD de 836 g hasta el destete para 4.200 animales, pero con granjas con un crecimiento medio superior a 1.000 g al destete de todas las terneras criadas; mientras otras tienen valores medios de 700 g (Gráfica 1). Esto demuestra que llevar la teoría a la práctica en una granja comercial no es sencillo.
En base a nuestra experiencia en recría de terneras, si no se llevan a cabo cambios en el manejo, la aplicación de la teoría no funciona, y mucho menos si el ganadero y/o trabajadores de la granja no están concienciados de dicho cambio y de los beneficios que supone.
Pasos para implementar con éxito un programa con un elevado plano nutricional en granjas de vacuno lechero
Sabemos que cada granja es diferente pero, con una metodología de trabajo ordenada, técnicos de campo formados y, sobre todo, ganaderos convencidos de los beneficios, se pueden establecer objetivos y mejorar los resultados.
1.Entender la metodología de trabajo actual de la granja y tomar datos
Antes de realizar cualquier planteamiento, hay que conocer el manejo actual de las terneras en la granja:
- Cantidad de calostro suministrado
- Tiempo desde el nacimiento hasta la administración del calostro
- Ser consciente de si se producen fallos de transferencia pasiva
- Programas vacunales utilizados
- Forma de administración de la leche: cubo, nodriza, tetinas…
- Procedimientos de limpieza de los utensilios usados para administrar la leche
Es necesario disponer de herramientas de medición: refractómetro óptico/digital, termómetro, higrómetro, sondas, básculas…, y establecer un checklist que nos permita auditar la granja siguiendo un orden lógico. Analizaremos todos los aspectos relacionados con el calostro, el destete, el plan de lactancia y los cuidados; en este último punto se encuentran aspectos relacionados con las instalaciones, la socialización y el agrupamiento de las terneras, la higiene, la sanidad y la profilaxis.
2.Priorizar las acciones de mejora y alinearlas con el ganadero es clave
En la mayoría de las granjas hay oportunidades de mejora, es decir, aspectos relacionados con el manejo, instalaciones o alimentación de las terneras que limitan su desarrollo y bienestar.
Disponer de un checklist para identificar estas áreas de mejora y trabajar con el ganadero para darles una solución es fundamental; no podemos abordarlas todas a la vez, por lo que es necesario priorizar y enfocarse en un máximo de 2 o 3 áreas en función de su relevancia, viabilidad y limitaciones en cada granja.
Una vez corregidas, hay que fijar nuevos objetivos y áreas de mejora. Tenemos que trasmitir que “siempre hay una mejor manera de hacer las cosas”.
3.Establecer plazos y objetivos claros y realistas pactados con el ganadero según sus instalaciones
Debemos establecer con el ganadero cuáles son los objetivos a alcanzar, en qué plazo vamos a alcanzarlos y cómo los vamos a medir.
Las instalaciones y el manejo son, en la mayoría de los casos, el “cuello de botella” para conseguir los objetivos marcados, debiendo plantear cambios al ganadero si queremos mejorar.
Aplicar una alimentación con un plan elevado nutricional a las terneras supone cambiar pautas de manejo, y es muy difícil cambiar los hábitos de la gente. Nuestro grupo gestiona granjas de recría de terneras que duplican el peso al nacimiento a los 56 días; en otras, el peso medio de las terneras a las 8 semanas de vida es 2,4 veces el peso al nacimiento, con medias entre 90 y 94 kg.
Pero hay que ser realista, algunos ganaderos ofrecen mucha resistencia a cambiar pautas de manejo que siempre han realizado de una determinada manera.
4.Adaptar el programa de lactancia a cada granja
El arte de combinar un excelente manejo con el suministro de grandes volúmenes de LR de alta calidad y un pienso de arranque texturizado altamente apetecible a libre disposición permite conseguir animales con un gran desarrollo (altura y PV-peso vivo) en el momento del destete.
Pero, para conseguirlo es necesario adaptar el programa de lactancia al manejo e instalaciones de cada granja: cantidad de leche entera, tipo y concentración de LR, manera en que se suministra la leche, número de tomas, litros por toma y momento del destete…
El cambio de leche entera a uso de lactorremplazantes suele ser rentable en la mayoría de granjas (con un contexto de precios estable), y además aporta higiene, consistencia y garantía nutricional y sanitaria.
Esto es especialmente importante en el nuevo contexto de nutrición de terneras, donde consideramos un volumen de leche por animal superior a los 400 litros; son cantidades incompatibles con el uso de leche no comercializable por la explotación. En este sentido, hay que incidir en que el uso de leche de vacas tratadas con antibióticos no es una práctica aceptable desde un punto de vista nutricional ni de sostenibilidad.
La calidad del LR cobra especial importancia al hablar de estas cantidades de leche. Cuando aportamos alrededor de 8 litros en 2 tomas/día, el riesgo de trastornos digestivos puede aumentar (mayor osmolaridad, uso de ingredientes no lácteos con peor digestibilidad…), por lo que está ganando terreno el uso de lactoreemplazantes de calidad frente a alternativas más económicas.
Con estos aportes de LR, el destete también requiere más atención que en el pasado. La ingesta de pienso de arranque se retrasa de forma natural, lo que nos obliga a destetar algunas semanas más tarde (9-10 semanas), y a aplicar protocolos de destete progresivo y no abrupto.
Si no se hiciese así, el beneficio obtenido en las primeras semanas de vida puede perderse con un frenazo en la fase del crecimiento al destete, o con una crisis de salud en esta fase.
La composición del pienso de arranque juega un papel clave en el peridestete. Se tiene asumido que una alta ingesta de LR mejora la GMD y el desarrollo de las terneras hasta el destete, pero influye negativamente en la ingesta del pienso de arranque, sin embargo, administrando piensos de calidad conseguimos que, a pesar de la alta ingesta de LR (1 kg/día), la ingesta de pienso de arranque la semana antes del destete sea de 2,5 kg/día, con un consumo total de pienso de 75 kg entre el nacimiento y los 10 días postdestete, y un promedio de PV de las terneras destetadas de 107 kg a los 69 días de vida (Gráfica 2).
Una mayor ingesta de pienso supone una mayor ingesta de materia seca total y una mayor GMD en lotes posteriores. Además, pasan más tiempo comiendo e ingieren más cantidad en situaciones competitivas o de masificación (Gelsinger, 2018).
5.Monitorizar a las terneras de manera regular
Pesar las terneras de manera rutinaria ayuda a conocer la GMD de la granja, y realizar un seguimiento en el tiempo del progreso permite ajustar el manejo si nos desviamos del objetivo marcado de crecimiento para cada edad.