El bienestar animal se ha convertido en una moda en los últimos tiempos, que no debería ser pasajera. Por parte del consumidor, se ha generado una demanda de información y de exigencia en este sentido, que ha hecho replantear las estrategias comerciales de las diferentes industrias, enfocando el trabajo en hacer más visible y transparente el proceso de producción y replanteando el aprovisionamiento de materia prima.
Desde el ámbito ganadero y del sector, el concepto de bienestar animal no es algo nuevo, se lleva tiempo trabajando en mayor o menor medida para mejorar las condiciones de cría de los animales. Asimismo, desde la profesión veterinaria llevamos años preocupándonos por este bienestar animal en todas las especies, ya sean animales de abasto o mascotas de mayor o menor tamaño.
Los veterinarios tenemos claro qué es lo mejor para los animales, y el concepto de las “Cinco Libertades” está ampliamente difundido:
- Libres de hambre, sed y desnutrición
- Libres de miedos y angustias
- Libres de incomodidades físicas o térmicas
- Libres de dolor, lesiones o enfermedades
- Libres para expresar las pautas propias de comportamiento de los animales
Se desarrolló un método para evaluar el bienestar animal en la granja, y poder transmitir esta información desde los ganaderos, a través de toda la cadena de producción, hasta llegar a los consumidores mediante cuerpos certificadores.
Este programa, se resume en cuatro principios:
- Buena alimentación
- Buen alojamiento
- Buena salud
- Comportamiento adecuado a la especie
En concreto, en la producción de vacuno de leche la evolución ha sido espectacular.
Se han mejorado las condiciones de alojamiento y manejo de los animales, aumentando la eficiencia en la producción de leche.
Esta evolución, debido a la mejora de las eficiencias, ha sido relativamente fácil de asimilar por parte de los ganaderos. Pero no nos engañemos,