Antes de abordar el tema principal de este artículo, se considera interesante hacer algunas reflexiones:
El ser humano pasa aproximadamente un tercio de su tiempo en el puesto de trabajo.
El puesto de trabajo es mucho más que el medio del que nos valemos para mantener económicamente nuestras necesidades vitales.
La empresa no solamente es el lugar donde realizamos nuestra actividad diaria, también nos relacionamos e interaccionamos con otras personas.
Se pretende partir de la base, de que en la granja no solo se trabaja, también se puede disfrutar.
El primer y más importante escollo con el que nos encontramos es la identificación de trabajo con rutina y obligación.
Esto no es específico del sector lechero; según muestran los datos, más del 80% de los trabajadores no son felices en el trabajo y casi la mitad de las empresas, el 46%, no hacen nada para mejorar la situación de sus empleados a pesar de la cantidad de estudios que sostienen la evidente relación entre el bienestar laboral y el rendimiento profesional.
La palabra trabajo proviene del latín “tripaliāre”, y esta a su vez de “tripalĭum”. Y se puede definir como el conjunto de actividades que son realizadas con el objetivo de alcanzar una meta, solucionar un problema o producir bienes y servicios para atender las necesidades humanas.
El trabajo, como tal, puede ser abordado de varias maneras y con enfoque en diversas áreas, como la economía, la física, la filosofía, la religión, etc. Y todas ellas son muy interesantes a la hora de comprender cómo el ser humano lo afronta.
También se considera interesante no confundir trabajo con empleo, no siempre son conceptos sinónimos.
Trabajo es una tarea que no necesariamente da al trabajador una retribución económica.
Empleo, por su parte, es una posición o cargo que un individuo ocupa en una empresa o institución, donde su trabajo (físico o intelectual) es debidamente remunerado.
El concepto de empleo, en este sentido, es mucho más reciente que el de trabajo, pues surgió durante la revolución industrial y se expandió junto con el capitalismo.
En definitiva, abordar el bienestar de las personas en nuestras empresas lecheras del siglo XXI, significa entender estos conceptos, interiorizar que el trabajo da posibilidades a los hombres y mujeres para lograr sus sueños, alcanzar sus metas y objetivos de vida, además de ser una forma de expresión y de afirmación de la dignidad personal, que hace que el individuo actúe, proponga iniciativas y desarrolle y mejore sus habilidades.
El trabajo enseña al hombre a vivir y compartir con otras personas, a desarrollar conciencia cooperativa y a pensar en el equipo y no solo en sí mismo. Sirve para que las personas aprendan a hacer las cosas con un objetivo determinado, ya desde temprano en la escuela.
Gracias al trabajo, el ser humano comienza a conquistar su propio espacio, así como el respeto y la consideración de los demás, lo cual contribuye a su autoestima, satisfacción personal y realización profesional.
Partiendo de estas premisas llega la hora de plantearse el porqué de