El gobierno ruso ha decidido introducir cambios en el etiquetado de los bienes de consumo, siendo obligatoria la aplicación de códigos QR. Esta actuación ya se llevó a cabo con otros productos, como el tabaco, los abrigos de piel o las medicinas.
El objetivo es eliminar del mercado los productos falsificados.
El etiquetado se introducirá de manera progresiva, según la categoría a la que pertenezcan los productos. La fecha límite es el año 2024. En el caso de los productos lácteos, el etiquetado será obligatorio a partir del 1 de Junio de 2020.
La Unión rusa de productores de leche (Soyuzmoloko), considera el sistema redundante, y hacen una estimación de los costes de implementación.
Según la Unión rusa de productores de leche, los gastos de implementación son más elevados que los ingresos de toda la industria.
La estimación de su introducción en el sistema ruso costaría unos 25.000 millones de rublos (365 millones de euros), en infraestructura y equipamiento, y unos 20.000 millones de rublos (290 millones de euros) al año que costaría su aplicación.
Por otro lado, el beneficio bruto de todo el sector lácteo ruso, según los resultados del año 2018, sólo ascendió a 35.000 millones de rublos (510 millones de euros).
Esta información fue aportada por el Servicio de Estadísticas del Gobierno ruso. En base a estas cifras, el sector lácteo trabajaría para pagar estos códigos QR.
Desde Soyuzmoloko estiman que esta medida sólo puede provocar consecuencias negativas:
- La calidad del producto podría deteriorarse debido al aumento de costes de producción.
- Los precios aumentarán.
- Pequeñas y medianas empresas se verán obligadas a entrar en quiebra.
- Pérdidas en los presupuestos regionales en forma de menores ingresos fiscales.
- Exportaciones nacionales perderán competitividad.
Los representantes del sector lácteo en Rusia se preguntan: ¿Cómo es posible que haya leche a 22 rublos (0,32 céntimos) cuando el precio al que vende la leche el ganadero es de 30 rublos (0,44 céntimos)?
Fuente: agrodigital.com, «Rusia obliga a los productos lácteos a llevar códigos QR, a pesar de su coste millonario».