La besnoitiosis bovina está causada por el protista apicomplejo formador de quistes tisulares Besnoitia besnoiti.
El censo del ganado vacuno de carne en extensivo se ha incrementado en los últimos años con el fin de favorecer el desarrollo de zonas rurales, ya que contribuye a fijar la población y potencia el aprovechamiento sostenible de los ecosistemas de montaña y dehesa.
Sin embargo, uno de los principales retos es la mejora de la fertilidad con una tasa anual en torno al 70% y por debajo de la media de la UE (86%) (González-Rodríguez F., 2016).
De hecho, el semental representa tan solo un 3-5% del efectivo de la granja (Gutiérrez- Expósito, 2016), pero es el responsable del 50% de la fertilidad de una ganadería (Serrano, M., 2014).
Las vacas nodrizas suelen ser de razas autóctonas muy rústicas y adaptadas al territorio y para incrementar sus producciones en las tres últimas décadas se han ido introduciendo sementales mejorantes de las razas charolesa y limusina en las explotaciones.
La selección se ha basado en parámetros genéticos y productivos dejando en un segundo plano la sanidad, lo cual ha favorecido la introducción de enfermedades como es el caso de la besnoitiosis bovina, ya que con frecuencia los sementales proceden de regiones o países donde la enfermedad es endémica y no se realiza una adecuada valoración sanitaria del semental.
SIGNOS CLÍNICOS DE LA BESNOITIOSIS
FASE AGUDA
Tras la infección y un periodo de incubación variable (hasta 2 semanas) la enfermedad comienza con una fase aguda en la que se diferencian:
Estos edemas son visibles inicialmente en cabeza y cuello y, posteriormente, en las zonas declives del cuerpo (extremidades y escroto). Los machos pueden llegar a desarrollar orquitis, aunque en esta fase puede pasar desapercibida en muchas ocasiones (Álvarez-García et al., 2014).
FASE CRÓNICA
Durante la fase crónica o fase de escleroderma,