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Dermatosis nodular contagiosa: claves para frenar el avance de esta peligrosa enfermedad

Escrito por: Antonio Sánchez - Grupo de Investigación Sanidad de Rumiantes, Departamento de Sanidad Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia., Christian de la Fe - Grupo de Investigación Sanidad de Rumiantes, Departamento de Sanidad Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia., Joaquín Amores - Grupo de Investigación Sanidad de Rumiantes, Departamento de Sanidad Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia., Juan Carlos Corrales - Grupo de Investigación Sanidad de Rumiantes, Departamento de Sanidad Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia., Juan Orengo - Grupo de Investigación Sanidad de Rumiantes, Departamento de Sanidad Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia., Xóchitl Hernández - Grupo de Investigación Sanidad de Rumiantes, Departamento de Sanidad Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad de Murcia.

En esta época que nos ha tocado vivir, las enfermedades emergentes que afectan tanto al ser humano como a las diferentes especies animales —o a ambos a la vez— están tomando un protagonismo que hace que, casi cada año, nos tengamos que enfrentar a una o varias crisis sanitarias al mismo tiempo.

Este año, desafortunadamente, nos ha tocado una de las gordas, una de las “más feas”: la dermatosis nodular contagiosa.

Se trata de una infección viral ocasionada por un virus perteneciente al género Capripoxvirus, exponente de los virus englobados en las clásicas “viruelas”, que ya hace aproximadamente una década había hecho una incursión importante en Grecia y los países balcánicos.

Nunca antes se había posicionado tan cerca de nosotros, hasta el punto de que, finalmente, nos ha afectado de lleno.

Justo antes del verano, su presencia en Italia y, sobre todo, en Francia no hacía presagiar nada bueno para nuestros intereses.

Desafortunadamente, en el mes de octubre se han confirmado todos nuestros temores y la infección se ha presentado en el territorio español, concretamente en la provincia de Gerona.

A pesar de la dificultad y la complejidad de la infección, existen algunos datos que nos deben hacer ser, al menos, optimistas con las posibilidades de poder eliminar tan problemático enemigo. No será fácil, pero disponemos de algunas herramientas para la lucha que no tenemos frente a otras infecciones.

Aquí las desarrollamos, dejando claro que NO ES UNA ZOONOSIS y que el consumidor puede consumir con total tranquilidad la carne, la leche y otros productos del ganado bovino.

DE ÁFRICA AL MEDITERRÁNEO: EL VIAJE DEL VIRUS

Cabe señalar que, en aquellos eventos clínicos, ocurridos principalmente entre 2015 y 2016, el número de colectivos afectados superó los 7.500. En cambio, en la actualidad, el número de colectivos afectados en Europa es bastante inferior —no llega a 200—, aunque, lógicamente, continúa incrementándose.

EL VIRUS – UN PARIENTE CERCANO DE LAS VIRUELAS OVINA Y CAPRINA

El agente causante de la dermatosis nodular contagiosa es un Capripoxvirus, genéticamente muy similar a los virus de la viruela ovina y caprina.

Este último, en su versión ovina, se detectó hace tan solo unos años en determinadas zonas de Andalucía y Castilla-La Mancha.

Ambos virus son tan próximos que, desde el punto de vista serológico, resultan indistinguibles, lo que evidencia su estrecha similitud antigénica.

Aun así, presentan una marcada especificidad de hospedador: mientras que la dermatosis nodular afecta principalmente al ganado bovino, la oveja y la cabra no se consideran especies con un papel epidemiológico relevante en esta infección.

El virus no es especialmente resistente a los desinfectantes comunes, aunque, cuando se elimina del animal en las típicas costras que se forman tras varias semanas de evolución del cuadro clínico, puede sobrevivir durante periodos prolongados, incluso cercanos a un mes.

Este aspecto resulta clave al diseñar los programas de control y erradicación de la enfermedad.

ESPECIES SENSIBLES Y PAPEL EPIDEMIOLÓGICO

El bovino, principal hospedador

Los bovinos —especialmente Bos taurus— constituyen la especie diana de este agente infeccioso. No obstante, los cebúes (Bos taurus indicus) e incluso los búfalos de agua (Bubalus bubalis) también son sensibles a la infección, aunque en menor medida.

En el primer caso, la morbilidad media máxima se sitúa en torno al 30 %, valor que se reduce notablemente en sus parientes africanos y asiáticos.

A medida que la infección ha avanzado hacia nuevas zonas geográficas, se ha observado que otras especies, como los yaks, también son susceptibles a la infección.

En el ganado bovino, todas las razas y animales de cualquier edad pueden verse afectados, aunque los jóvenes parecen ser más sensibles a la infección, siendo importante tener en cuenta la existencia de un importante “factor individual” en la susceptibilidad al agente infeccioso.

Así, dentro de un mismo colectivo, pueden observarse individuos con sintomatología evidente conviviendo con otros que, pese a estar infectados y en fase virémica, no desarrollan signos clínicos.

La dermatosis nodular contagiosa no está considerada una zoonosis, no afecta al ser humano, ni de forma directa ni indirecta.

Fauna silvestre: una incógnita aún abierta

Se desconoce si la fauna silvestre desempeña algún papel epidemiológico en el mantenimiento del virus. No obstante, en África —donde la enfermedad es originaria—, se ha demostrado de forma directa o indirecta en diversas especies, como impalas o kudús, y se han observado cuadros clínicos compatibles en otras, como springboks e incluso camélidos.

Por ahora, no se ha determinado si alguna especie europea podría ser susceptible al virus y contribuir a su mantenimiento o transmisión.

CÓMO SE PROPAGA LA DERMATOSIS NODULAR CONTAGIOSA

Transmisión a corta distancia

A corta distancia, la transmisión del agente entre colectivos está principalmente asociada a la acción de vectores (moscas, mosquitos, tábanos, entre otros), aunque no se han identificado muchas especies vinculadas de forma constante con la propagación de la infección.

Se trata de una transmisión mecánica en la que el virus se adhiere a las patas u otras partes del vector, lo que permite que el insecto contaminado pueda transmitir el agente a otros hospedadores durante un periodo de 5-6 días.

Se calcula que la infección podría avanzar 1-2 km diarios por medio de este mecanismo, aunque, obviamente, este valor depende de numerosos factores.

Dado que los vectores desempeñan un papel esencial, la infección se manifiesta principalmente en las épocas del año en que estos se encuentran más activos. No obstante, con las actuales condiciones de cambio climático y el incremento de las temperaturas, estas estimaciones deben interpretarse con cautela.

No se descarta la transmisión directa del virus a corta distancia, ya que los animales infectados lo eliminan durante varias semanas (3 y 4 semanas) a través de diversas secreciones y excreciones (orales, nasales, conjuntivales, leche, etc.).

No obstante, el contacto directo entre hospedadores no parece ser un medio de contagio especialmente eficaz, hasta el punto de no justificar por sí solo los patrones de transmisión observados en el campo.

Tampoco puede excluirse la posibilidad de transmisión alimentaria, iatrogénica u otras a partir de material contaminado, aunque no parece tener la capacidad suficiente para mantener la infección activa en una zona. Por último, los datos disponibles sobre la transmisión congénita son escasos y no permiten sostener con firmeza esta hipótesis.

En África, algunas especies de garrapatas también parecen desempeñar un papel importante en la transmisión de la infección.

En este caso, podríamos hablar de transmisión biológica entre los diferentes estadios de estos vectores, lo que podría facilitar la supervivencia del virus durante épocas del año menos favorables, como el invierno y otros periodos con menos presencia de vectores.

Transmisión a larga distancia

A larga distancias, la transmisión parece más ligada al movimiento de individuos o material contaminado, lo que explicaría la propagación de la infección a lo largo de muchos kilómetros, un fenómeno difícil de atribuir únicamente al papel de los vectores. Por ello, es fundamental llevar un estricto control de movimientos en las zonas afectadas.

CÓMO SE MANIFIESTA LA ENFERMEDAD EN EL GANADO

En los rebaños afectados, donde la morbilidad es variable, la infección se caracteriza por un periodo febril bifásico, que puede acompañarse de afectación y secreciones nasales, orales u oculares (pudiendo provocar, en este último caso, ulceraciones y opacidad corneal).

Es común la presencia de lesiones cutáneas en distintas zonas del cuerpo, tanto externas como internas.

Lo más característico es la aparición de nódulos cutáneos que, aunque en algunos animales se limitan a regiones como la cabeza, el morro o las patas, en muchos casos se distribuyen de forma generalizada, afectando también a la glándula mamaria o los genitales.

Estas lesiones visibles externamente pueden encontrarse igualmente a nivel interno, especialmente en la cavidad bucal y la tráquea, así como en otras localizaciones del aparato respiratorio y digestivo. En estas áreas son frecuentes los cuadros de congestión y hemorragia.

Tanto externa como internamente, las lesiones se acompañan de procesos inflamatorios que afectan, por ejemplo, a los tejidos linfoides, que aumentan notablemente de tamaño. La inflamación también origina edemas en regiones anatómicas como el pecho y las extremidades, lo que puede ocasionar cojeras.

El cuadro evoluciona durante varias semanas, con necrosis de la zona externa de los nódulos, que, a modo de cono invertido, profundiza en la piel hasta alcanzar en ocasiones el tejido muscular.

La mortalidad es variable y, aunque se han descrito brotes con porcentajes elevados, rara vez supera el 2–3 % de los animales afectados.

La respuesta inmunitaria se detecta varias semanas después del inicio del cuadro clínico y, en los animales que superan la infección, las lesiones cutáneas pueden permanecer visibles hasta un año después del episodio clínico.

Imágenes cortesía del Prof. M. Scacchia, Istituto Zooprofilattico Sperimentale dell´Abruzzo e del Molise «G. Caporale», Italia

ESTRATEGIAS DE CONTROL Y ERRADICACIÓN

Medidas inmediatas de contención

Al tratarse de una infección incluida en la lista A de la Unión Europea, su sospecha debe implicar de inmediato la puesta en marcha de estrategias de erradicación urgente.

Se debe realizar el vacío sanitario de todos los animales del colectivo afectado, así como la destrucción de los cadáveres y el tratamiento del material contaminado.

La delimitación de zonas de protección y vigilancia (20 y 50 km alrededor de los focos, respectivamente) conlleva un estricto control de movimientos, autorizado únicamente en determinados supuestos, como el traslado de animales a mataderos.

La leche procedente de las zonas sometidas a restricción puede transportarse para su tratamiento térmico, previa clausura y cierre hermético de los camiones de transporte.

Vacunación de emergencia: la herramienta clave

Estas medidas se complementan con el uso de vacunas homólogas vivas contra este virus (elaboradas con el virus bovino), que se administran de forma “de emergencia” a los animales situados dentro del radio de 50 km alrededor de los brotes clínicos.

Basándonos en la experiencia previa del periodo 2015–2017, estas vacunas han demostrado ser eficaces para contener y erradicar la enfermedad.

En este sentido, resulta fundamental actuar con rapidez para:

1 Alcanzar en el menor tiempo posible una elevada cobertura vacunal.

2 Comunicar de inmediato cualquier sospecha de nuevos focos.

El protocolo de actuación de la Unión Europea se basa en la experiencia adquirida durante los brotes registrados en Europa hace una década, cuando la infección fue finalmente erradicada tras varios años de trabajo.

Es esencial vacunar cuanto antes a todos los animales susceptibles cercanos a las zonas afectadas, con el fin de contener su expansión. Todo ello debe ir acompañado de:

Estrictas medidas de control de movimientos.

Tratamiento de material contaminado.

Diagnóstico rápido en todas aquellas explotaciones donde se sospeche la presencia del virus.

Diagnóstico y enfermedades diferenciales

En estas explotaciones, el diagnóstico es fundamentalmente directo, mediante PCR realizada a partir de las lesiones cutáneas de los animales afectados o de muestras de hisopos recogidas en individuos con sintomatología compatible con la infección. En el caso de la dermatosis nodular contagiosa, contamos con herramientas que permiten avanzar hacia su erradicación.

Aunque con diversos pronósticos y presentaciones, deben descartarse otras enfermedades cutáneas como la dermatofilosis, la besnoitiosis, la dermatofitosis o la papilomatosis, así como otros procesos no contagiosos, entre ellos episodios de fotosensibilización.

Erradicación: una lucha que requiere la implicación de todos

En el caso de la dermatosis nodular contagiosa, contamos con herramientas que permiten avanzar hacia su erradicación.

Esta enfermedad, además de los daños directos que ocasiona en los rebaños afectados, tiene un impacto económico y comercial considerable, debido a las restricciones de movimiento impuestas a nivel nacional. Por ello, resulta imprescindible la implicación de todo el sector ganadero y técnico para lograr el control de la infección en el menor tiempo posible.

Veremos en los próximos meses la evolución de esta lucha, que no será fácil ni corta, pero que, esperamos, culmine con éxito.

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