La Fiebre Aftosa (FA), conocida internacionalmente como Foot and Mouth Disease (FMD), representa uno de los desafíos sanitarios más acuciantes y económicamente perjudiciales para el sector ganadero a escala global.
A pesar de que la FA no constituye un riesgo significativo para la salud pública humana –siendo las infecciones en personas extremadamente raras y leves–, sus consecuencias para la industria agropecuaria son catastróficas, materializándose en pérdidas económicas ingentes y profundas disrupciones del tejido social y comercial.
Analizaremos con particular atención:
COMPRENDIENDO LA AMENAZA: NATURALEZA Y PRESENTACIÓN DE LA FIEBRE AFTOSA
La Fiebre Aftosa es una enfermedad de origen viral causada por un virus del género Aphthovirus, perteneciente a la familia Picornaviridae.
La complejidad epidemiológica del virus de la FA se ve acentuada por la existencia de siete serotipos distintos del virus: A, O, C, SAT 1, SAT 2, SAT 3 y Asia 1.
La diversidad antigénica de este virus implica que la inmunidad desarrollada tras la infección por un serotipo específico no confiere protección cruzada significativa frente a los otros serotipos.
Los signos clínicos que definen la Fiebre Aftosa son, en muchos casos, patognomónicos y reflejan el tropismo del virus por los tejidos epiteliales.
La enfermedad se inicia típicamente con un cuadro febril agudo, seguido de la aparición de vesículas o aftas.
Otros síntomas cardinales de la enfermedad incluyen:
La enfermedad puede causar abortos en hembras gestantes. Si bien la mortalidad en animales adultos es generalmente baja –salvo por complicaciones secundarias o el impacto del sacrificio sanitario–, en animales jóvenes, particularmente lechones y corderos, la Fiebre Aftosa puede manifestarse como una miocarditis aguda, a menudo mortal, que puede ocurrir sin la presencia de las típicas vesículas externas, complicando el diagnóstico precoz en estas poblaciones. |
La capacidad de propagación extremadamente rápida del virus de la FA se debe a una combinación de factores clave, como:
EL DEVASTADOR IMPACTO SOCIOECONÓMICO DE UN BROTE DE FIEBRE AFTOSA
Las repercusiones de un brote de Fiebre Aftosa trascienden con creces las pérdidas directas de animales, afectando de manera demoledora la economía nacional y regional, así como el tejido social de las comunidades ganaderas.
Los costes y consecuencias se manifiestan en diversas dimensiones:
Restricciones comerciales paralizantes
La confirmación de la presencia del virus en un país conlleva la imposición inmediata de severas restricciones o prohibiciones a la exportación de animales vivos susceptibles, carne fresca, productos lácteos sin el tratamiento térmico adecuado y otros productos de origen animal por parte de los países importadores que gozan del estatus de libres de FA.
Costes desmesurados para la erradicación y su control posterior
Las estrategias de control y erradicación de un brote de FA son extraordinariamente costosas e incluyen los gastos directos de:
Los brotes históricos han demostrado que estos costes pueden ascender a miles de millones de euros. |
Pérdidas de producción cuantiosas
La enfermedad provoca una caída drástica en la producción de leche y carne, una reducción en las tasas de crecimiento, problemas de fertilidad y un aumento de la mortalidad (directa en jóvenes o por sacrificio), lo que se traduce en pérdidas económicas significativas para los ganaderos, incluso si los animales no mueren directamente por la enfermedad.
Impacto social y psicológico profundo
Los brotes de FA generan un estrés inmenso en los ganaderos y sus familias.
La incertidumbre económica, la interrupción de sus medios de vida y el trauma emocional asociado al sacrificio de sus animales pueden tener consecuencias devastadoras para la salud mental de las personas y desestructurar comunidades rurales enteras que dependen de la ganadería.
Posibles costes para el consumidor
Aunque menos directo, la reducción en la oferta de productos ganaderos causada por las restricciones a la producción y al movimiento puede, en algunos casos, generar aumentos en los precios al consumidor.
La magnitud de estas pérdidas potenciales subraya de manera contundente la racionalidad económica y la imperatividad de invertir proactivamente en medidas de bioseguridad preventiva. El coste de implementar y mantener protocolos de bioseguridad estrictos es considerablemente inferior a los costes asociados a la gestión de un brote declarado.
LA BIOSEGURIDAD COMO EJE CENTRAL: VECTORES DE TRANSMISIÓN Y MEDIDAS PREVENTIVAS
Una defensa eficaz contra la Fiebre Aftosa se cimienta en un conocimiento detallado y un control riguroso de todas las posibles vías de entrada del virus a una explotación o territorio libre y, una vez dentro, diseminarse.
Los principales vectores de transmisión del virus de la Fiebre Aftosa y las estrategias de bioseguridad específicas para contrarrestarlos son:
Movimiento de animales infectados (contacto directo)
La introducción de animales portadores del virus es la ruta de transmisión más eficiente.
BIOSEGURIDAD: UN ENFOQUE ESTRATÉGICO Y MULTINIVEL
La bioseguridad eficaz contra la Fiebre Aftosa requiere un enfoque integrado que opere en distintos niveles de responsabilidad y acción:
DESINFECCIÓN: HERRAMIENTA CRÍTICA EN LA BIOSEGURIDAD
La desinfección es un componente insustituible de cualquier programa de bioseguridad frente a la Fiebre Aftosa.
El virus de la FA es relativamente resistente en el ambiente, especialmente protegido por materia orgánica, pero es sensible a pH extremos (<6,0 o >11).
La elección del desinfectante debe basarse en:
A continuación, se presenta una tabla comparativa de distintos tipos de desinfectantes:
Es fundamental recalcar que la eficacia de cualquier desinfectante se ve drásticamente reducida si las superficies no han sido previamente limpiadas a fondo.
La materia orgánica protege al virus y puede inactivar los principios activos de muchos desinfectantes. Por tanto, la limpieza previa (eliminación física de suciedad, lavado con detergente y enjuague) es un paso indispensable antes de la desinfección siempre que la superficie, el entorno o la instalación lo permita.
LA VENTAJA ESTRATÉGICA DE LOS DESINFECTANTES EN POLVO
Dentro del abanico de herramientas de desinfección, las formulaciones en polvo para aplicación en seco (espolvoreo) ofrecen ventajas complementarias, especialmente en el contexto de la bioseguridad frente a la FA:
BIOSEGURIDAD PARA GANADO EN PASTOREO: PAUTAS ESPECÍFICAS
La producción de ganado en pastoreo presenta desafíos únicos para la bioseguridad, dada la mayor interacción con el medio ambiente y la fauna silvestre.
El protocolo específico para el ganado en pastoreo subraya la necesidad de un plan de bioseguridad estricto, claro, conciso y, bien gestionado, centrado en la prevención y en la continuidad y la viabilidad del negocio.
Este protocolo incluye aspectos clave como:
Gestión y plan escrito
Formación del personal
Protección del ganado y las líneas de separación
Vehículos y equipos
Personal
Movimiento de animales
Movimiento de productos animales
Eliminación de cadáveres
Manejo de estiércol
Control de fauna silvestre, roedores y otros animales
Alimentación
LA FIEBRE AFTOSA EN LA UNIÓN EUROPEA: VIGILANCIA CONSTANTE Y RESPUESTA COORDINADA
La Unión Europea ha logrado y mantiene un estatus de «Libre de Fiebre Aftosa sin vacunación» en la mayoría de sus Estados Miembros, un logro sanitario y comercial de gran valor. Esto se ha conseguido mediante:
La política general es común, pero las diferencias entre países (densidad ganadera, recursos, geografía, fronteras) influyen en el riesgo y la respuesta.
La estrategia de erradicación rápida y bioseguridad es compartida y coordinada, con la vacunación de emergencia como herramienta complementaria.
No obstante, los recientes brotes de 2025 en Alemania, Hungría y Eslovaquia subrayan que, a pesar de las medidas, el riesgo de introducción persiste y exige una vigilancia y bioseguridad inquebrantables.
CONCLUSIÓN: LA BIOSEGURIDAD ES UNA PIEDRA ANGULAR PARA LA PREVENCIÓN
La Fiebre Aftosa sigue siendo una de las amenazas más significativas para la ganadería mundial.
Mantener el estatus de libre de la enfermedad y minimizar el impacto de posibles brotes dependen críticamente de la vigilancia constante y la implementación rigurosa de medidas de bioseguridad a todos los niveles.
Comprender a fondo los vectores de transmisión y aplicar soluciones específicas, desde la correcta limpieza y desinfección (considerando herramientas como los desinfectantes en polvo para aplicaciones estratégicas) hasta la gestión biosegura de movimientos y personas, es fundamental.
¡La prevención de la FA es una responsabilidad compartida!
Ganaderos, veterinarios, técnicos responsables en bioseguridad, transportistas, industria y administraciones deben trabajar coordinadamente.
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