La vacunación frente a Agalaxia Contagiosa (AC) en ovino lechero, forma parte de la estrategia global de lucha frente a esta enfermedad, con enorme repercusión para el sector lechero.
Esta estrategia debe incluir necesariamente, una serie de buenas prácticas de manejo y bioseguridad a nivel de rebaño; como el análisis periódico de la presencia de micoplasma en leche de tanque mediante PCR, evitar la entrada y el contacto con animales de rebaños positivos, o implementar unas rutinas de ordeño correctas.
El objetivo de las vacunas en todo caso, no es otro que minimizar las pérdidas que podría ocasionar un eventual brote, tales como la pérdida de producción láctea, desecho de animales, pérdida de potencial genético, etc… (Loria et. al. 2018)
Así, la vacuna frente a AC es incluida de forma regular en los programas sanitarios de muchos rebaños comerciales de ovino lechero en Europa meridional, cada 4 ó 6 meses de intervalo.
Sin embargo, es frecuente en la práctica, que en muchos rebaños se modifiquen los planes vacunales para evitar posibles pérdidas de leche colaterales a la aplicación, sobre todo en los primeros meses de lactación, precisamente la fase de mayor excreción de micoplasmas.
De esta manera abrimos “grietas” en nuestra estrategia de defensa frente a la agalaxia contagiosa; si además se cometen errores de manejo (desajustes de la máquina de ordeño, estrés de los animales…), puede dar lugar a la aparición de un nuevo brote de AC.
Pero, ¿son reales estas pérdidas de leche colaterales? ¿podemos cuantificarlas? ¿se producen igualmente si aplicamos cualquier tipo de vacuna?
Existen pocos trabajos valorando el impacto sobre la producción láctea en los días posteriores a su aplicación en los animales en lactación; en este caso, se han realizado 2 ensayos en 2 tipos de explotación de ovino lechero: mediana-familiar, y grandeindustrial.
En ambos casos se utilizaron los 2 tipos de vacunas disponibles en el mercado según su adyuvante, oleosas y acuosas, para comprobar tanto la magnitud del impacto como una posible diferencia entre ambas.
DESCRIPCIÓN DE LOS ENSAYOS
Las pruebas realizadas tienen lugar en 2 explotaciones comerciales de ovino de leche, situadas en Castilla y León (CYL) y en Castilla La Mancha (CLM). Ambas poseen animales excretores de Mycoplasma agalactiae, confirmado mediante PCR en leche de tanque. Al menos en los últimos 4 años no han tenido brotes clínicos de agalaxia contagiosa.
- La granja CYL es de tipo mediano familiar, con 800 ovejas Assaf y 2 trabajadores asalariados. El lote en estudio se compone de 114 animales con días en leche comprendidos entre 44 y 59 días.
- En cuanto a la granja CLM, se trata de una explotación de gran tamaño con 4.000 ovejas raza Lacaune, y 11 trabajadores. En este caso se estudiarán 2 lotes productivos de 177 y 181 animales, con días en leche comprendidos entre 70 y 105 días.
Tanto en la granja CYL como en CLM se vacuna habitualmente y de forma sistemática frente a AC con una vacuna adyuvantada con aceite mineral, de forma que todos los animales del lote, han sido previamente expuestos al antígeno vacunal.
Los datos de producción diaria se recogen a través del sistema de medición electrónica instalado en ambas granjas (DE LAVAL MM25SG), aprobado por ICAR. En el caso de la granja CYL, auditado por el centro autonómico de control lechero en Castilla y León, (UAGCYL) para el aporte de datos al control lechero oficial.
En el caso de CYL, se divide el lote en 2 grupos de vacunación homogéneos, tanto en edad como en producción diaria. En el caso de CLM, se mantienen los lotes ya establecidos en la granja.
Se recopilan datos individuales de producción en ambas granjas, tanto de los días previos a la vacunación como de días posteriores.
Para el grupo A, se aplicará la vacuna A (AGALAX UNO). Adyuvante de Hidrogel de Al. Y para el grupo B se usará la vacuna habitual de la granja (B) con adyuvante compuesto por Aceite mineral ligero (Marcol 52), Montanide 103, Montane 80, y polisorbato 80.
La seguridad de ambos tipos de vacunas en los animales de destino, viene reflejada en la ficha técnica, en el apartado 4.6 como reacciones adversas, detallándose solamente la posibilidad de reacciones a nivel local con distinta frecuencia y gravedad. Se realizó un análisis exploratorio de los datos obtenidos mediante el programa Software Statistical Package for the Social Sciences (SPSS V.20 IBM Inc., Chicago, USA).
RESULTADOS
Con el fin de evaluar la posible influencia de la vacunación sobre la producción láctea se llevaron a cabo análisis de comparación de producciones lácteas en animales vacunados, tanto por día de estudio como por tipo de vacuna.
Al tratarse de datos cuantitativos (litros de leche), previo al análisis estadístico, se comprobó la normalidad de su distribución mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Tras comprobar que la distribución de los datos era normal (p>0,05) para el ensayo de CYL, se optó por el empleo de test paramétricos. En el caso de CLM, no hay distribución normal de datos, por lo que se opta por usar test no paramétricos (Tablas 1 y 2).
En el ensayo de CYL podemos observar, que no existen diferencias significativas (p>0,05) entre los valores cuantitativos de leche si valoramos ambos grupos de forma global.
Sin embargo, al comparar la producción láctea entre los días de estudio y los grupos de vacunación, (T de Student para muestras relacionadas), observamos que en el grupo de AGALAX UNO solamente se observaron diferencias significativas (p<0,05) al comparar los litros obtenidos en día +4 (media 2,62 l.) con los valores alcanzados los días +2 (media 2,73 l.) y +3 (media 2,71 l.) todos posteriores a la vacunación.
Mientras que en el grupo B (oleosa), hubo una mayor variabilidad en las producciones registradas; por un lado, el valor de día +4 (media 2,57 l.) fue significativamente inferior (p<0,05) a los alcanzados en día 1 (media 2,67 l.), día +1 (media 2,73 l.), día +2 (2,67 l.). Por otro lado, los valores de día 0 (media 2,65 l.) y día +1 (media 2.62 l.) fueron significativamente inferiores (p<0,05) a los obtenidos días posteriores, como día +2 (media 2,73 l.)
Estos datos parecen indicar que la vacunación con B (oleosa) puede producir una mayor variabilidad en la producción láctea alcanzada ya que hubo un mayor número de diferencias significativas entre los días de estudio que respecto a lo observado al emplear AGALAX UNO. Además, es relevante destacar que en el grupo en que se administró B hubo diferencias significativas en los litros de leche obtenidos antes de la vacunación (día 1) comparado con los resultados alcanzados cinco días tras la misma (día +4).
En cuanto al ensayo realizado en CLM, se trata de una prueba con mayor número de animales implicados, pero también con menos homogeneidad de producciones entre los grupos contrastados.
Este hecho se evidencia mediante las diferencias significativas encontradas (test no paramétrico U de man Whitney para muestras independientes p< 0,05) entre ambos grupos tanto antes como después de la vacunación, independientemente de la vacuna aplicada.
En un segundo análisis, observamos las diferencias en la producción alcanzada en los días de estudio, para los grupos en los que se administró AGALAX UNO o la vacuna B (oleosa) respectivamente. En este caso, se seleccionó un test de Wilcoxon para muestras relacionadas. Posteriormente, y debido a la gran variabilidad de resultados, se empleó una prueba T para muestras relacionadas. (debido al tamaño muestral se seleccionó esta prueba a pesar de ser una paramétrica).
Los resultados obtenidos para cada grupo vacunal (A o B) en función de cada prueba estadística se detallan en la Tabla 3.
Para analizar los resultados nos centramos únicamente en la comparación de la producción láctea alcanzada antes (días 3, 2, 1 y 0) y después (días +1 y +2) de la vacunación con la prueba T para muestras pareadas.
Los resultados obtenidos empleando la vacuna A (AGALAX UNO) indican que hubo diferencias significativas (p<0,05) al comparar los litros obtenidos el día 3 (media 2,44) respecto a la producción obtenida el día +2 postvacunación (media 2,36). El valor de producción láctea del día 2 (media 2,31) fue significativamente inferior (p<0,05) al valor medio de lactación alcanzado el día +1 post-vacunación (media 2,40). Respecto a los datos del día 1, la producción obtenida (media 2,45) fue significativamente superior (p<0,05) respecto a la producción obtenida el día +2 post-vacunación (media 2,36). Por último, no se observaron diferencias significativas (p>0,05) entre los valores alcanzados el día de la vacunación (media 2,35), comparado con los datos de lactación de los días +1 y +2 postvacunación (medias 2,40 y 2,36 respectivamente).
En relación a la vacuna B (oleosa), los valores de lactación media obtenidos en todos los muestreos realizados antes de la vacunación fueron significativamente superiores (p<0,05) a los alcanzados el día +2 post-vacunación.
Los datos obtenidos parecen indicar que la vacunación con la vacuna B (oleosa) puede producir una mayor variabilidad en la producción láctea alcanzada, ya que hubo un mayor número de diferencias significativas entre los días de estudio analizados que respecto a lo observado al emplear la vacuna A (AGALAX UNO).
CONCLUSIONES
La vacunación frente a Agalaxia Contagiosa influye en la producción lechera de las 48-72 horas posteriores a la vacunación. Sin embargo, la variabilidad producida es muy distinta si se trata de vacunas que incluyen adyuvante oleoso, o adyuvante de hidrogel de Al.
El empleo de una vacuna adyuvantada con aceite mineral, puede dar lugar a mayores variaciones en la producción láctea de las ovejas vacunadas, que en el caso del ensayo de CYL realizado sobre el grupo de ovejas más homogéneo, se traduce en una diferencia significativa de varios días posteriores a la vacunación. (Gráfica 1). No se observan dichas variaciones para el subgrupo vacunado con AGALAX UNO, pero sí son más evidentes en el caso de la vacuna B (oleosa).
En el ensayo CLM, pese a partir de una mayor heterogeneidad de producciones, se constató una mayor variabilidad en la producción observada en el grupo B (oleosa) frente al grupo de AGALAX UNO (Gráfica 2).
El volumen total de pérdidas de producción láctea asociada a la vacunación, dependerá fundamentalmente de la frecuencia de aplicación de vacuna, así como del manejo de los animales, de modo que puede encontrarse mucha variación entre unas explotaciones y otras. Teniendo en cuenta que la frecuencia de vacunación en los rebaños suele ser de 2-3 aplicaciones por año, estaríamos ante una estimación de pérdidas por impacto de la vacuna oleosa entre 0,3 y 1,3 litros/oveja/año (x3 vacunaciones) ó 0,2 y 0,9 l/oveja/año (x2 vacunaciones).
El periodo de máxima excreción de micoplasmas son los 3-4 primeros meses de lactación, de modo que el objetivo de vacunación debería priorizar la protección en esa fase.
Por otra parte, muchos ganaderos optan por retrasar las vacunaciones para evitar estas “pérdidas”, dejando en riesgo a los animales lactantes. En este sentido, las vacunas con adyuvantes menos agresivos como hidrogel de Al, nos permiten minimizar dichas pérdidas, y optimizar los planes vacunales frente a la AC.