La mastitis se considera una de las enfermedades más costosas en las vacas lecheras, ya que provoca importantes pérdidas en la industria láctea (Romero et al., 2018).
También existen factores no infecciosos que pueden influir en la aparición de la mastitis y en su gravedad, como la genética, las condiciones ambientales, la dieta y la adición de suplementos dietéticos (Abebe et al., 2016).
Está demostrado que cualquier deficiencia nutricional provoca una respuesta inmunitaria debilitada y, por tanto, actúa como un factor predisponente a la invasión microbiana de la ubre.
Los minerales pueden clasificarse en dos grupos según su concentración en el organismo:
1. MICROMINERALES
Están presentes en el plasma en concentraciones relativamente altas (mg/dl) y se aportan a través de la dieta en gramos. Incluyen:
2. OLIGOELEMENTOS O MICROELEMENTOS
Se encuentran en cantidades relativamente pequeñas en el plasma (mg/dl) y se incorporan en la dieta en ppm (partes por millón). En este grupo se incluyen:
DEFICIENCIAS Y REQUERIMIENTOS MINERALES
En medicina veterinaria bovina, las deficiencias minerales se asocian principalmente con trastornos metabólicos característicos, como:
Sin embargo, en muchas ocasiones los cuadros de deficiencia mineral no se manifiestan clínicamente, sino a través de alteraciones subclínicas, como la inmunosupresión, un factor predisponente de la aparición de enfermedades infecciosas, incluida la mastitis.
| A continuación, se describen algunos minerales y el efecto de su deficiencia sobre la función del sistema inmunitario y, en consecuencia, sobre la aparición de mastitis. |
El calcio interviene en diversas funciones del organismo.
Forma parte de los componentes estructurales del cuerpo y es esencial para la contracción muscular, tanto en los músculos esqueléticos como en los lisos, incluido el esfínter del pezón, cuya contracción eficiente tras el ordeño es fundamental para prevenir la invasión microbiana de la ubre (DeGaris et al., 2018).
| Estos autores señalaron la hipocalcemia subclínica como un factor predisponente a las infecciones. |
El fósforo se encuentra en un 85 % en el sistema esquelético, es un componente esencial de los ácidos nucleicos (ADN y ARN) y forma parte de compuestos de alta energía como el ATP. Además, este mineral interviene en la amortiguación del pH (sistema tampón) de los fluidos corporales.
La deficiencia de fósforo, especialmente en el periodo periparto y al inicio de la lactación, se asocia con:
Al estudiar el sistema inmunitario y la resistencia a la infección, Eisenberg et al. (2019) afirmaron que la hipofosfatemia afecta de forma negativa tanto la actividad fagocítica como el recuento de granulocitos en vacas lecheras Holstein en transición.
| Es importante señalar que existe preocupación por la contaminación ambiental con fósforo de origen fecal, por lo que se ha propuesto limitar el contenido de este elemento en el estiércol, lo que obliga a un uso más restrictivo del mineral en la nutrición bovina. |
El magnesio desempeña un papel esencial en el metabolismo celular y actúa como cofactor de más de 300 enzimas, entre ellas la fosfatasa alcalina y las implicadas en el ciclo de Krebs.
| El principal sitio de absorción del Mg²+ es el rumen, y este proceso puede verse influido por el tipo de dieta y por la presencia de otros minerales (Mattioli et al., 2006). |
El magnesio constituye un componente esencial de la respuesta inmunitaria innata.
A la luz de estos resultados, se considera que el magnesio desempeña un papel importante en el sistema inmunitario. Sin embargo, no está claro si la deficiencia de este mineral actúa por sí misma como un factor proinflamatorio o si, por el contrario, provoca inmunosupresión que, a su vez, favorece la inflamación.
Está bien documentado que la suplementación con selenio puede mejorar el crecimiento, el rendimiento reproductivo y el estado de salud del ganado (Ullah et al., 2020).
La deficiencia de selenio en el ganado bovino puede provocar:
| En lo que respecta al sistema inmunitario, el selenio forma parte del centro activo de la enzima glutatión peroxidasa (GSH-Px) y, por tanto, ejerce una acción antioxidante. |
Por ello, la suplementación con selenio se asocia con respuestas clínicas favorables en distintas situaciones que cursan con un aumento del daño oxidativo, como la mastitis.
Además, estudios in vitro (Machado et al., 2014) realizados con neutrófilos bovinos mostraron que la suplementación con selenio mejora:
| Estudios más recientes (Jing et al., 2020) sugieren que el selenio puede desempeñar un papel crucial en la regulación de los procesos inmunitarios e inflamatorios, al influir en la expresión diferencial del ARNm exosomal de genes clave implicados en la prevención de la mastitis bovina. |
Sripad et al. (2016) y Hoque et al. (2016) informaron de una mayor eficacia del tratamiento cuando se combinó un antibiótico con una preparación de selenio. Asimismo, observaron una menor incidencia de mastitis clínica en vacas Holstein suplementadas con este mineral, así como una reducción en la duración de los síntomas clínicos.
A su vez, el recuento de células somáticas (RCS) se correlaciona negativamente con la concentración sérica de selenio (Wang et al., 2021).
El cobre es esencial para las propiedades estructurales y catalíticas de diversas cuproenzimas, como la citocromo c oxidasa y la superóxido dismutasa, entre otras.
Además, se considera que el cobre posee propiedades antibacterianas frente a bacterias aisladas de vacas con mastitis.
Estudios in vivo han demostrado que la suplementación con cobre en la dieta durante 100 días (20 ppm en el grupo experimental frente a 6,5 ppm en el grupo control) reduce la gravedad de la respuesta clínica cuando las vacas Holstein fueron infectadas experimentalmente por vía intramamaria con Escherichia coli (Scaletti et al., 2003).
El zinc es un oligoelemento que desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la microbiota ruminal y en la síntesis de proteínas. Además, actúa como cofactor de diversas oxidorreductasas y participa en la formación de queratina.
| El epitelio mamario intacto, impenetrable para los microorganismos, se considera una parte fundamental del sistema inmunitario innato de la ubre. |
Weng et al. (2018) observaron una mejora en la integridad del epitelio mamario cuando las vacas Holstein fueron suplementadas con zinc.
CONCLUSIONES
Al gestionar la nutrición en una explotación lechera, se debe prestar especial atención a los minerales, ya que participan en numerosos procesos biológicos de la vaca y, por tanto, influyen en parámetros clave de la producción lechera.
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