Las explotaciones de vacuno de leche que operan alrededor del umbral de rentabilidad no son un modelo de negocio sostenible. La volatilidad de los mercados puede hacer mucho daño a estas empresas, por lo que es fundamental aumentar los márgenes de beneficio, ya sea mediante la reducción de costes o mejoras en el rendimiento.
Estas últimas son probablemente más fáciles de lograr, y la reducción de costes debería ser simplemente una de sus consecuencias. La razón principal es que, en la mayoría de los casos, el productor no tiene ningún control sobre los costes de las materias primas y, en segundo lugar, es muy difícil reducir los costes sin que ello afecte al rendimiento. Por tanto, el mensaje clave para los productores lácteos es: «Reduzca únicamente los costes que no tengan un efecto negativo en la producción».
La crisis actual del precio de la leche y los marcados aumentos de los precios de los insumos son los factores clave que determinan la necesidad de una estrategia renovada.
Este artículo tiene como objetivo mostrar al productor las áreas en las que debe centrar sus esfuerzos para aumentar la eficiencia y mantener la rentabilidad.
Lo cierto es que estos son los puntos en los que los productores con mayor rentabilidad centran sus esfuerzos de forma contínua a fin de alejar positivamente su negocio del umbral de rentabilidad. Un rendimiento deficiente no cuesta dinero de por sí; cuando el rendimiento del rebaño está por debajo de su potencial, significa que se puede ganar más dinero simplemente instaurando mejoras. En otras palabras, al no centrarse en la mejora contínua del negocio, se deja dinero sobre la mesa.
REDUCCIÓN DE LA PRODUCCIÓN EN RESPUESTA A LA DEMANDA
Recientemente, se pidió a los productores lácteos que redujeran la producción en respuesta a la caída de la demanda de leche. Muchos intentaron secar las vacas temprano, mientras que otros se deshicieron de aquellas con bajo rendimiento o con problemas. Sin embargo, la pregunta es ¿de qué vacas hay que deshacerse?
Desde una perspectiva económica, las vacas que no producen suficientes ingresos brutos para cubrir sus costes variables diarios deben ser eliminadas, siempre que, por supuesto, no estén preñadas.
Si la vaca está preñada, se puede secar temprano si genera menos costes que los costes fijos sumados al coste de mantenerla como vaca seca.
Uno de los problemas de ambas estrategias es que, a medida que se reduce la carga ganadera, la producción del resto de vacas del rebaño podría aumentar.
Esta estrategia de sacrificios también se puede aplicar en tiempos de normalidad, siempre que haya vacas disponibles para reemplazar a las de bajo rendimiento, ya que de lo contrario afectaría a la producción total.
10 ÁREAS PARA MEJORAR LA RENTABILIDAD DEL REBAÑO
1. La solución a la contaminación es la dilución:
Hay que aspirar siempre a comercializar la máxima cantidad de leche posible manteniendo una densidad de población en la nave que no perjudique al rendimiento de las vacas. Una buena recomendación es identificar a los animales de bajo rendimiento lo antes posible durante la lactancia, y marcarlos con las letras NC (no criar). Esto significa que, cuando llegan vacas nuevas al rebaño, siempre hay un grupo de vacas del cual seleccionar animales.
2. Vacas recién paridas y sanas:
La única forma de tener vacas recién paridas y sanas es organizar correctamente el periodo de transición. El énfasis debe ponerse en reducir el estrés y mantener el CMS (consumo de materia seca), así como optimizar este consumo después del parto. El diseño y la capacidad de las instalaciones también tienen un efecto significativo en la salud durante la transición.
3. Maximizar la longevidad de la vaca:
Una buena crianza da como resultado novillas con mayores posibilidades de permanecer en el rebaño durante más tiempo.
Un buen manejo de la transición y un índice de confort adecuado reducen el número de vacas sacrificadas en los primeros 60 días de lactación y, por lo tanto, la tasa de reemplazo.
4. Obtención de bonificaciones por la calidad de la leche:
La transición y la nutrición garantizarán que se maximice el contenido de grasas y proteínas en la leche. La higiene, la rutina de ordeño y la eliminación de las vacas con mastitis crónica del rebaño ayudarán a controlar la cifra de células somáticas (RCS-recuento de células somáticas).
5. Maximizar los ingresos sobre los costos de alimentación (IOFC-income over feed costs):
A la hora de tomar decisiones en relación con la alimentación, el objetivo debe ser siempre la maximización del IOFC por vaca o por rebaño. Es importante no tomar una decisión basada en el IOFC por litro, ya que esto a menudo comprometerá la eficiencia general del rebaño y contradecirá el punto 1.
6. Comprar y producir forrajes de alta calidad:
Es lo más importante. La calidad del forraje producido o comprado en la explotación influirá en el coste de las raciones suplementarias y el impacto en el IOFC. También es importante recordar que, independientemente de la tasa de suplementación, siempre es más difícil producir la misma cantidad de leche con un forraje de mala calidad que con un forraje de alta calidad.
Hay que optimizar el rendimiento del FDN potencialmente digerible (FDNpd) y comprar las fuentes de fibra menos digeribles para optimizar la salud del rumen. La calidad del forraje dicta su coste.
7. Aumentar el número de preñeces:
- En primer lugar, hay que generar preñeces de manera constante, ya que esto mantendrá bajo el número de días en lactación (DEL) y mejorará el flujo de vacas en la nave de transición. La existencia de picos y valles en el patrón de partos del rebaño acabará causando problemas.
- En segundo lugar, hay que intentar conseguir que las vacas queden preñadas, en promedio, a los 110 DEL, ya que cuanto más días estén abiertas, menor será la rentabilidad.
8. Reducir los costes de manera inteligente:
En términos sencillos, no reducir ningún coste que afecte la rentabilidad del rebaño o que afecte la capacidad de producir leche de manera eficiente en el futuro. La mejor manera de reducir costes es aumentar el valor, por ejemplo, el forraje con más energía o el maíz con un mayor contenido de almidón, reduce el coste por unidad de energía o por unidad de almidón.
9. Controlar los costes de mano de obra: