La respuesta es sí, según un reciente estudio publicado en Livestock Science, que demuestra cómo las vacas vecinas en la sala de ordeño pueden afectar positiva o negativamente la producción diaria de leche.
Investigadores de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas y otros centros de investigación en Suecia han analizado durante 35 días los datos de 234 vacas ordeñadas dos veces al día en una granja comercial.
Los resultados mostraron una variabilidad considerable. Mientras algunas vacas generaban un efecto positivo de hasta 0,85 kg de leche sobre sus compañeras, otras provocaban una disminución de hasta 1,07 kg diarios.
El estudio también observó que las vacas recién reagrupadas tendían a tener efectos más negativos sobre sus nuevas compañeras, lo que sugiere que los cambios en la composición social del grupo pueden alterar dinámicas productivas.
Asimismo, se halló una débil correlación negativa entre los efectos directos e indirectos: las vacas de mayor producción tendían a tener un impacto más negativo sobre sus vecinas.
Los autores destacan que, aunque estos efectos indirectos son más sutiles que los factores fisiológicos o patológicos tradicionales, su identificación podría ayudar a optimizar la gestión del rebaño.
Por ejemplo, seleccionando individuos que no solo produzcan más, sino que también favorezcan un entorno social positivo durante el ordeño.
Este estudio abre la puerta a una nueva dimensión en el manejo del ganado lechero, en la que el comportamiento social y la composición del grupo podrían integrarse como factores clave para maximizar el bienestar y la productividad de las vacas. |
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