La investigación fue llevada a cabo por el profesor italiano Giovanni Bittante, experto en huella de carbono que analizó durante 8 años el comportamiento del ganado bovino en relación al aprovechamiento de energía de la ración y a la emisión de gases de efecto invernadero.
Según el experto, en el futuro se va a producir una reducción de la tierra agraria disponible como consecuencia de la subida del nivel del mar y de la competencia por la demanda de biomasa. Así pues, pronosticó un incremento del precio mundial de los insumos consecuencia de la mayor competencia por el agua y la tierra, que a su vez generará menos forrajes y a su vez, aumentará el precio de los cereales.
En el estudio, se compararon vacas frisonas (100% Holstein) con cruces de vaca frisona con Montbeliard o la Roja Sueca (animales trihíbridos o Procross).
“Una vaca emite entre 200 y 300 gramos de metano al día. Pero no todas contaminan lo mismo e influyen distintos factores como la alimentación, el manejo o la genética y quisimos comparar la huella de carbono entre las vacas cruzadas y las Holstein. Hay un tipo de variabilidad en la emisión de metano que es genética, hay diferencias entre animales de la misma raza, varía entre las distintas razas y también si la raza es pura o existen cruces, por el efecto del vigor híbrido o heterosis”, comentó Giovanni.
El estudio fue titulado «Genesi Project: Evaluación de la huella ecológica de las granjas lecheras bajo un programa de cruzamientos», y llegó a la conclusión de que las vacas Procross son más eficientes en el aprovechamiento de la energía, y a su vez, emiten menor cantidad de metano por litro de leche producida.
“Si queremos bajar el nivel de emisiones de nuestra granja podemos seleccionar vacas que producen menos metano, vacas con mayor rendimiento medioambiental, es decir, menos emisión de metano por kilo de materia seca consumida”, defendió Giovanni.
También destacó otras ventajas del ganado bovino Procross, como su mejor resistencia al estrés por calor, su mayor longevidad y su mayor fertilidad.
“Más fertilidad y más longevidad provoca una menor tasa de reposición y por lo tanto menores necesidades de recría en las explotaciones, lo que se traduce, además de en mayores ingresos por producción de terneros de carne y menos pérdidas por vacas de desvieje, en menor emisión de metano por litro de leche producida en la graja”, concluyó.
Fuente: campogalego.com