Monitorizar el sector ganadero es clave en varios sentidos. Podemos mejorar el bienestar animal porque, mediante la geolocalización del rebaño, se tiene controlado el ganado en tiempo real y es posible actuar rápidamente ante un accidente o la pérdida de un res. Además podemos usar dispositivos que verifiquen los parámetros de salud del ganado y diagnostiquen enfermedades como el estrés térmico, malnutrición, sed o cualquier otra patología.
Por otro lado, el uso de dispositivos de geolocalización facilita la labor del ganadero. Tener localizados a los animales y estar comunicado en zonas donde la cobertura móvil puede ser escasa reduce las bajas laborales, incrementa la productividad y minimiza costes y esfuerzos.
¿Cómo funciona la geolocalización en la ganadería?
Se coloca en el cuello del res un dispositivo GPS que se sirve de la red GSM o de las conexiones vía satélite para facilitar la máxima cobertura en zonas de pastos y monte. Estos collares con GPS integrado recogen información sobre la localización y el estado del animal, y se la comunican al ganadero mediante una aplicación móvil o web.
Hoy en día podemos encontrar diferentes productos que nos permiten geolocalizar al ganado. La mayoría nos ofrece un sistema de monitorización que muestra la posición actual y el recorrido realizado en las últimas 24 horas, un historial de ubicaciones, que puede ser muy útil para conocer los pastos que prefiere el ganado o las zonas potencialmente peligrosas.
También se pueden aplicar “vallas” virtuales que delimitan las zonas por las que los rebaños pueden desplazarse con seguridad y que activan avisos si estos abandonan la demarcación. También incluyen otro tipo de alertas como el control de temperatura y la pérdida o robo de un animal.
Por ejemplo, en enero de 2021, durante el temporal filomena las soluciones de geolocalización permitieron encontrar animales que se habían perdido o habían quedado aislados por el temporal. Esto no solo sirvió para salvar la vida a los animales, también evitó tener que hacer frente a pérdidas económicas considerables.
También podemos encontrar en el mercado softwares capaces de detectar cuándo comienza el parto de un animal y comunicarlo a través de un mensaje en el móvil. Así reducimos la necesidad de controlar el estado de la res antes del nacimiento de la cría. También podemos monitorizar el celo de los animales y examinar su proceso productivo para saber cuál es el mejor momento de inseminación o supervisar la calidad de la alimentación de los rebaños con indicadores sobre los niveles de ingesta y rumia que aseguren su buena salud y garanticen la producción.
Positivo para el medio ambiente
Con esta tecnología podemos obtener información sobre las diferentes áreas de campo, como su extensión o el alimento que producen. Mediante un estudio de la relación entre los recursos existentes y las necesidades ganaderas podemos hacer un aprovechamiento de los campos más sostenible atendiendo las necesidades tanto del rebaño como del medio.
También podemos aprovechar la información sobre los movimientos trashumantes para conocer mejor las cañadas y las vías pecuarias. De este modo se facilita su conservación con medidas basadas en datos verídicos y actualizados, cuya información nos puede servir para activar planes de turismo rural sin perjudicar la vida ganadera.
Otra de las funciones que se desprende de los proyectos para geolocalizar ganados es estudiar la epidemiología espacial. Es decir, evaluar el peligro de transmisión de enfermedades infecciosas entre animales salvajes y ganado doméstico. Así nos podemos proteger de situaciones que ahora mismo acechan nuestro territorio como la Peste Porcina Africana o la Influenza Aviar.
El uso de la geolocalización será cada vez más determinante en el sector ganadero. Se espera que la monitorización de baja potencia alcance los casi 21.000 millones de euros en 2025.