Rumiantes el portal de rumiNews

Más allá del ventilador: estrategias eficaces para mitigar el estrés por calor en el vacuno lechero

En los meses más cálidos, las vacas lecheras se enfrentan a una amenaza silenciosa pero constante: el estrés por calor.

Este fenómeno no solo compromete el bienestar animal, sino que también tiene consecuencias económicas significativas para las explotaciones.

En regiones como España, donde los veranos son cada vez más largos e intensos, el impacto sobre la producción láctea se hace especialmente notorio.

UN DESCENSO QUE SE CUENTA EN LITROS Y EUROS

Durante las olas de calor, las vacas ven alterada su termorregulación, provocando:

Disminución del consumo de materia seca

Menor rendimiento productivo

Cambios en la conducta y el comportamiento fisiológico

El impacto en la producción de leche es inmediato.

De hecho, en condiciones de estrés térmico severo, las caídas diarias pueden superar los 4 litros por vaca, especialmente cuando el índice de temperatura y humedad (THI) sobrepasa los umbrales críticos.

A ello se suman efectos secundarios como el deterioro de la calidad embrionaria, el aumento de cojeras y mastitis, y una menor capacidad de respuesta inmunitaria.

Todo esto repercute en los costes sanitarios, la fertilidad y la longevidad productiva del rebaño, multiplicando las pérdidas indirectas en las granjas lecheras.

ENFRIAMIENTO INTENSIVO: ¿CUÁNTA LECHE APORTA REALMENTE?

Uno de los enfoques más eficaces para reducir el impacto del calor es el uso de sistemas de enfriamiento intensivo basados en agua y ventilación.

Cuando se combinan correctamente, estas tecnologías no solo ayudan a mantener la temperatura corporal en niveles seguros, sino que también contribuyen a una mejora significativa del rendimiento lechero.

Por ejemplo, en una explotación del sureste español, la implementación de este sistema permitió aumentar la producción diaria en más de 3 litros por vaca durante los meses de verano.

¿MERECE LA PENA INVERTIR?

Teniendo en cuenta los beneficios productivos y fisiológicos, la inversión en ventiladores, duchas o nebulizadores puede traducirse en un retorno económico positivo.

Aunque el coste inicial puede parecer elevado, la mejora en la producción y en el bienestar compensa rápidamente el gasto.

Especialmente en zonas calurosas, los análisis indican que la rentabilidad de estos sistemas es notable cuando se implementan correctamente.

EFICIENCIA ALIMENTARIA: OTRO FRENTE DE BATALLA

Además del volumen de leche producido, el calor afecta directamente a la eficiencia en la conversión del alimento en leche, ya que las vacas destinan más energía a disipar el calor, consumen menos materia seca y su metabolismo ruminal se ve alterado.

Por ello, la eficiencia alimentaria se resiente, generando un aumento del coste por litro producido.

En cambio, las explotaciones que disponen de sistemas de enfriamiento adecuados mantienen mejor la eficiencia y la rentabilidad incluso en los meses más exigentes.

EL PAPEL DEL MONITOREO CONTINUO

La monitorización de parámetros fisiológicos se está convirtiendo en una herramienta indispensable para tomar decisiones. Mediante tecnologías como bolos ruminales o sensores internos, es posible conocer en tiempo real la temperatura de las vacas, lo que permite anticiparse al estrés y actuar de forma más eficiente.

Este tipo de sistemas ayuda a optimizar el uso del agua y la energía, y permite detectar precozmente el malestar térmico, incluso antes de que se manifiesten signos visibles.

NO TODO ES TECNOLOGÍA: MANEJO Y SOMBRA

Además del enfriamiento activo, las medidas de manejo siguen siendo cruciales.

Garantizar acceso constante a agua fresca, evitar traslados o prácticas que generen estrés durante las horas centrales del día y ofrecer sombra suficiente son prácticas básicas pero efectivas.

En instalaciones extensivas o semi-intensivas, proporcionar sombra adecuada puede reducir significativamente la carga térmica.

Esta combinación de prácticas sencillas y recursos tecnológicos permite plantar cara al estrés por calor de forma efectiva.

NUTRICIÓN ADAPTADA AL CALOR

La formulación de la ración también debe ajustarse durante los meses de calor, siendo algunas de las estrategias más utilizadas:

Aumentar la densidad energética

Reducir el calor metabólico generado por la digestión

Reforzar el aporte de antioxidantes y electrolitos

La inclusión de grasas de alta digestibilidad, el uso de levaduras vivas o niacina, y el fraccionamiento de la alimentación para adaptarla a los momentos del día más frescos, forman parte de las estrategias nutricionales recomendadas para mantener la producción y la salud del rebaño.

CONCLUSIÓN: UNA ESTRATEGIA INTEGRAL

Mitigar el estrés por calor en el vacuno lechero no depende de una única medida. Se requiere una estrategia integral que combine tecnología, manejo, nutrición y monitorización.

En un contexto de veranos cada vez más largos y extremos, prepararse es una cuestión no solo de bienestar animal, sino también de sostenibilidad y rentabilidad para las explotaciones.

De hecho, abordar de forma seria esta problemática puede marcar la diferencia entre una campaña productiva y una llena de pérdidas.

El impacto del calor en el vacuno lechero es innegable, pero también lo es la capacidad del sector para afrontar este desafío con soluciones eficaces.
Salir de la versión móvil