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AUTOR

Luis Miguel Jiménez

Servet Talavera SL [email protected]

El estrés por calor se puede definir como:

“La suma de fuerzas externas que actúan sobre el animal provocando un aumento de la temperatura corporal desencadenando una respuesta fisiológica” (Dikmen y Hansen, 2009).

Ante el calor, la vaca debe ser capaz de desarrollar mecanismos adaptativos como:

Aumento de la frecuencia respiratoria
Aumento en la sudoración
Reducción de la producción de leche y de la función reproductiva

Por supuesto, la vaca tendrá que beber agua inmediatamente y cambiar el hábito de la alimentación, intentando comer en horas más frescas.

Además, buscará sombra, estará más tiempo de pie y sin actividad.

Sin estos mecanismos de adaptación, se producirá un deterioro de la calidad de vida que, en casos extremos, puede llegar a producir la muerte del animal.

Las mayores pérdidas económicas que se producen en una explotación de vacuno de leche son las asociadas al descenso de la producción de leche y a los fallos reproductivos.

Por otro lado, las herramientas al alcance de los ganaderos para mitigar el estrés por calor tienden a aumentar los costes de producción.

EL RETO DE LA PRODUCCIÓN LECHERA EN EL ESCENARIO DEL CAMBIO CLIMÁTICO

El cambio climático es un hecho innegable. Las temperaturas medias diarias están aumentando, así como la duración de las olas de calor.

Simultáneamente, las producciones medias de las vacas también están aumentando.

La producción láctea es la principal causa de que las vacas tengan calor, un fenómeno que se exacerba cuando la temperatura y la humedad incrementan.

Esto está pasando en toda España, incluso en la cornisa cantábrica.

En la mitad sur hay más radiación solar y el verano dura más tiempo.

En la mitad norte las vacas también pueden experimentar estrés por calor, a pesar de que el verano dure un poco menos, haya menos radiación solar y la diferencia de temperatura entre el día y la noche sea algo inferior.

El estrés por calor supone un gasto muy importante para toda la industria lechera.

De hecho, en un estudio realizado en Estados Unidos se vio que las pérdidas ascendían a 1.690-2.360 millones de dólares, de los cuales 900 millones de dólares se correspondían con pérdidas en producción de leche.

Los efectos del estrés por calor en las vacas de leche siempre se han abordado desde el punto de vista de los efectos fisiológicos, pero últimamente se está abordando la vertiente del bienestar animal, por ejemplo, por la imposibilidad de beber o de buscar sombra.

Temperatura corporal y estrés

Las vacas son mamíferos y, por tanto, homeotermos, lo que significa que, a pesar de las fluctuaciones en la temperatura ambiental,





 
 

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Revista rumiNews Marzo 2024

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