El estrés por calor conlleva importantes pérdidas económicas para las explotaciones lecheras, además de afectar negativamente a la salud y bienestar de las vacas.
Para poder mitigar los efectos del estrés por calor en las vacas lecheras es imprescindible centrar los esfuerzos en disminuir el Índice Termo-higrométrico (ITH) y, para ello, hay que reducir la carga ambiental de calor y favorecer la pérdida de calor por parte de la vaca. Para lograr estos objetivos, se debe actuar sobre los factores ambientales involucrados en el estrés por calor:
»SOMBRA
La mejor manera de reducir la radiación solar directa en vacas que están en pastoreo es dotarlas de sombra.
En los climas cálidos, lo más recomendable son los árboles, ya que se combina el efecto de protección frente a la radiación solar con el efecto refrescante de la humedad evaporada de las hojas frescas. Otro sistema son las mallas de polipropileno.
La cantidad de sombra para las vacas lecheras deberá de ser 4-5 m2/vaca, ya que, si hay menos de 4 m2/vaca se corre el riesgo de que las vacas se concentren mucho en una zona.
»VENTILACIÓN
En las estabulaciones libres con cubículos o en cama fría o caliente hay que proteger a las vacas de la radiación solar indirecta, reduciendo la temperatura ambiental y favoreciendo el intercambio de aire de forma que pueda producirse eficientemente la evaporación de la superficie de la vaca para eliminar calor.
La renovación del aire o ventilación es fundamental para la salud de la vaca y se basa en hacer circular aire fresco por el establo a la vez que