Plantando cara al estrés por calor en vacuno de leche
Escrito por: Luis Miguel Jiménez - Servet Talavera SL
luismi-che@servettalavera.es
El estrés por calor conlleva importantes pérdidas económicas para las explotaciones lecheras, además de afectar negativamente a la salud y bienestar de las vacas.
Para poder mitigar los efectos del estrés por calor en las vacas lecheras es imprescindible centrar los esfuerzos en disminuir el Índice Termo-higrométrico (ITH) y, para ello, hay que reducir la carga ambiental de calor y favorecer la pérdida de calor por parte de la vaca. Para lograr estos objetivos, se debe actuar sobre los factores ambientales involucrados en el estrés por calor:
»SOMBRA
La mejor manera de reducir la radiación solar directa en vacas que están en pastoreo es dotarlas de sombra.
En los climas cálidos, lo más recomendable son los árboles, ya que se combina el efecto de protección frente a la radiación solar con el efecto refrescante de la humedad evaporada de las hojas frescas. Otro sistema son las mallas de polipropileno.
La cantidad de sombra para las vacas lecheras deberá de ser 4-5 m2/vaca, ya que, si hay menos de 4 m2/vaca se corre el riesgo de que las vacas se concentren mucho en una zona.
Datos de Arizona y Florida indican que, cuando las vacas de alta producción se exponen a la radiación solar directa con un ITH por encima de 80 en las horas del día, aquellas situadas en la sombra producirán 1,8-2,3 kg más de leche por día que las vacas que no están en sombra.
»VENTILACIÓN
En las estabulaciones libres con cubículos o en cama fría o caliente hay que proteger a las vacas de la radiación solar indirecta, reduciendo la temperatura ambiental y favoreciendo el intercambio de airede forma que pueda producirse eficientemente la evaporación de la superficie de la vaca para eliminar calor.
La renovación del aire o ventilación es fundamental para la salud de la vaca y se basa en hacer circular aire fresco por el establo a la vez que
se elimina el aire caliente y húmedo, incluidos los gases nocivos como el amoníaco. El intercambio de aire viciado por aire fresco es importante para reducir el calor y para proteger la salud de las vacas y de las personas que trabajan en las explotaciones. En invierno, la renovación de aire debe ser de 40-60 m3/hora durante 7 horas. En verano, la renovación del aire debe ser de 175-200 m3/hora durante 14 horas. Para este objetivo se instalan los ventiladores. Siempre que sea posible, debe haber una ventilación natural de las instalaciones que permita que el aire frío que entre sea capaz de llevarse el aire caliente (“efecto chimenea”). No obstante, en muchos casos no es suficiente y hay que disponer de ventilación forzada. Los sistemas de ventilación ayudan a disminuir la temperatura ambiental, proporcionando un movimiento rápido del aire y ayudando a las vacas a mitigar el calor. La función de la ventilación es extraer el calor que la vaca tiene acumulado en la piel a través del pelo. En este caso, la pérdida de calor es por convección. A la hora de diseñar las instalaciones teniendo en cuenta la instalación de ventiladores, es importante diferenciar dos zonas...
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