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¿Qué sabemos sobre la coccidiosis en el ganado?

Las coccidiosis provocan daños significativos en el tracto intestinal de los animales, y suponen pérdidas productivas y económicas en la granja.

Esta se observa principalmente en animales jóvenes no inmunes. En los corderos puede darse cuando los animales tienen sólo 2 semanas de edad, pero es típico verla en animales de 4 a 6 semanas. En el ganado vacuno, se diagnostica frecuentemente en terneros de entre 3 y 12 semanas de edad, y a menudo se observa a las pocas semanas de mezclar los grupos.

La predisposición a la infección depende de múltiples factores, entre ellos las el manejo, las medidas de higiene y las especies de coccidios presentes, y esto variará entre las distintas explotaciones.

Los ooquistes que provocan la coccidiosis pueden acumularse durante el período de estabulación, aumentando el riesgo de la enfermedad, especialmente a medida que se acerca la llegada de la primavera.

Las especies patógenas que afectan a los terneros (como Eimeria zuernii, Eimeria bovis y Eimeria alabamensis) no afectarán a los corderos (que se ven afectados por Eimeria ovinoidalis y Eimeria crandallis) y viceversa.

Por lo tanto, los corderos pueden ser criados en un campo que puede haber albergado terneros infectados, sin riesgo de infección cruzada.

La coccidiosis se propaga a través de las heces por transmisión oral, por lo que los bebederos contaminados, las ubres sucias o el contacto con instalaciones sucias son posibles vías de infección.

Los huevos pueden sobrevivir más de un año y soportar temperaturas de congelación. Es importante limpiar y desinfectar a fondo entre lotes.

Los ooquistes son sensibles a la luz solar, por lo que los rincones oscuros de las cuadras pueden ser un punto favorable para estos, a menos que sean descontaminados con un desinfectante apropiado. Si un campo se contaminó la temporada anterior, es probable que los animales al año siguiente se infecten al llegar. Es aconsejable seguir un plan de rotación de pastos.

Si se quieren eliminar, hay que comprobar que está usando un producto etiquetado como coccidiocida u ovicida, y seguir los índices de dilución y los tiempos de contacto correctos, después de una limpieza a fondo.

Un recuento de ooquistes no identificará las especies, e incluirá ooquistes de especies no patógenas. Existen pruebas que puede identificar si las especies patógenas están presentes y puede ayudar en el diagnóstico y al tratamiento.

No existe protección cruzada entre las diferentes especies de Eimeria. Por ejemplo, si los terneros o corderos se exponen a una especie cuando están estabulados, y luego a una especie diferente cuando salen al pasto, no tendrán inmunidad contra la nueva especie.

Las infecciones subclínicas sin la presencia de diarrea pueden seguir causando daños en el intestino y afectando negativamente a las tasas de crecimiento debido a la escasa eficiencia de la conversión de los alimentos, a menos que sean tratadas. El recuento de ooquistes y las pruebas para identificar las especies pueden ayudar.

Los coccidios dañan las vellosidades que recubren el intestino y aumentan la susceptibilidad del animal a infecciones secundarias. Incluso después de que los signos clínicos, como la diarrea, hayan desaparecido, el intestino puede tardar semanas o incluso meses en recuperarse y funcionar con normalidad.

Una vez que los signos clínicos son visibles, el revestimiento intestinal ya está seriamente dañado. Por lo tanto, la identificación en el momento en el que se produce la infección para permitir el tratamiento preventivo durante el período anterior a la manifestación clínica puede limitar los daños.

Hay que identificar a los terneros que parezcan deprimidos, que coman menos de lo habitual, que no crezcan al ritmo esperado o que tengan sangre fresca en las heces.

La sangre roja en la diarrea indica que hay daño en el tracto digestivo inferior, y la coccidiosis es una causa probable. También se pueden ver terneros con el rabo levantado que muestran un esfuerzo improductivo, quizás con algo de moco, que se debe a la irritación del revestimiento intestinal.

Hay que intentar evitar múltiples factores estresantes a la vez. Estos pueden ser el destete, el cambio de dieta, los cambios de lote, el cambio de alojamiento, el transporte o las variaciones de temperatura.

Los coccidios se multiplican numerosamente durante su ciclo de vida, y la ingestión de un ooquiste puede dar lugar a que se produzcan millones de ooquistes, y que éstos vuelvan al medio ambiente.

Desde la ingestión del ooquiste hasta la expulsión en las heces, transcurren entre 15 y 21 días, por lo que si un animal muestra síntomas, es probable que ya se hayan infectado más.

Por lo tanto, todos los animales del grupo deben ser tratados, y no sólo los que muestran síntomas.

 

 

Fuente: FarmersWeekly «10 things you may not know about coccidiosis»

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