El 16 de junio, reunimos en l’Hort d’en Ricard, en Sant Pere de Ribes (Garraf), cuatro campesinos para poner de relieve las discriminaciones en el campo.
1- Ester Gomis es campesina en Vilallonga del Camp (Tarragonès) y sindicalista de Unió de Pagesos.
2- Laia Angrill es ganadera en Peramola (Alt Urgell) y es de Jóvenes de Unió de Pagesos.
3- Ricard Huget, de Vilanova y la Geltrú (Garraf), es coordinador nacional de Jóvenes de Unió de Pagesos.
4- Gorka López, de Aitona (Segrià), campesino, autónomo agrario hasta 2021, ahora trabaja en la Red de Servicio de Atención Integral LGBTI.
¿Qué te ha supuesto ser mujer o del colectivo LGTB en el campo?
Para Ester:«Ser mujer en el campo me ha supuesto tener que hacer sentir un poco más y trabajar más que mis compañeros campesinos. Los primeros años en el sindicato era la niña y tenía que apuntar y atender, pero poco a poco esto se ha ido girando y en ese momento me tienen en cuenta. Si hubiera sido un chico, probablemente no debería haber realizado un esfuerzo suplementario. Ahora, cuando me dicen más mujeres como tú debería haber en el sindicato, yo respondo: quédate en casa y deja que venga tu mujer a las reuniones, así habrá más mujeres en Unió de Pagesos.»
Segun Laia:«Ser mujer en el campo, me ha supuesto ser la primera mujer en muchas cosas, cuando no debería haber sido así. Esta semana he salido elegida miembro del consejo rector de la cooperativa lechera donde estoy adherida, y soy la primera mujer. ¡En 2023! Ya empezaba a ser hora. Por otro lado, debes gestionar muchas más cosas que ellos. Ellos han sido acostumbrados que podían dedicar su vida al trabajo porque ya había una mujer que les gestionaba su vida personal.»
«Me he encontrado un entorno hostil, no necesariamente para que sea de payés, tiene más que ver con el entorno laboral. De gente que no entendía ni quería entender mi expresión de género. He tenido que hacer pedagogía y reivindicar mi derecho a existir en el entorno laboral. Empecé a trabajar en la agricultura cuando era leído como mujer, aunque nunca lo fui. Lo mejor que podías oírte decir era: trabajas como un hombre. Algo que ya denota un patriarcado, unas relaciones de poder y unas masculinidades tóxicas. Un mundo donde los señores son los titulares de la explotación, los que producen, los que vienen y los que se quedan el excedente, y las señoras a menudo trabajan a doble y triple jornada, a menudo propietarias de las tierras aunque nunca hacen uso de la tierra ni siquiera cotizan en la Seguridad Social y siempre se entiende que los hombres trabajan y las mujeres ayudan.»Explica Gorka
«En el sector no he tenido ningún problema por ser gay. He encontrado gente muy abierta que me ha apoyado para salir adelante como campesino. También tiene que ver con que salí del armario a los veinticinco largos y no he tenido una expresión feminizada o queer. Ahora, siempre estás en alerta. Existe una ansiedad social de las personas racializadas o del colectivo LGBTI, donde hay un 30% más de probabilidades de sufrir depresión.»Nos cuenta Ricard
¿Ha percibido cambios respecto a cómo se le trata hoy y hace unos años?
Para Ricard: «Hay mucha voluntad de introducir cambios y servicios por arriba, porque hay una corriente feminista e inclusiva, pero no llegan a la sociedad en muchos casos.»
Gorka dice que: «Todavía hoy en día hay gente que por su orientación sexual y, sobre todo por su expresión de género, son discriminados y lo son de formas mucho más crueles que como podía ocurrir a mí a mediados de los ochenta. Falta que se vea que nuestra vida es vivible y que si vamos a trabajar y somos agricultores hacemos la misma vida que hacen nuestros vecinos y compañeros de trabajo. No somos ni peores payeses ni menos malos payeses por ser del colectivo LGBTI.»
Segun Laia: «Hay mucha diferencia entre cómo vemos a los jóvenes el hecho de ser campesina a cómo lo ven mujeres mayores. Yo he oído decir a mujeres mayores: “Yo no tengo por qué llevar el tractor para ser campesina”. Y realizan otros tipos de trabajo, y trabajos muy importantes para la actividad en el campo. ¿Por qué no quieres traer el tractor? Llevar al tractor no es trabajo de hombre y constituye una tarea que va con ser campesino.»
¿Las políticas inclusivas dan resultados al campo?
La respuesta de Gorka fue: «Se hacen muchas políticas de salón, nosotros lo que podemos hacer es llevarlas a su sitio. Desde nuestro día a día, desde nuestro bancal y desde nuestra granja, sólo por estar como campesinos diferentes ya estamos removiendo conciencias. Cuestionamos prejuicios. Que una mujer traiga tractor, que haya personas trans, gays, lesbianas y personas no binarias con una estética de género no normativa que se dediquen a la agricultura y vivan en un pueblo, eso hace remover conciencias.»
Ricard manifestó que: «Si hiciéramos políticas inclusivas, vistas desde diferentes perspectivas, no haríamos aspavientos de ver a una persona gay, una persona trans, una mujer en lo alto de un tractor, etcétera. Si sólo vemos las cosas desde la perspectiva de uno mismo, nunca entenderemos nada. Hay otras realidades en el mundo y no ocurre nada, si hay una persona diferente a la hegemónica: es más enriquecedor.»
«El sindicato debe hacer mucho trabajo. Pero está ahí. Y por eso estamos hoy aquí. Es un paso. Nos queda mucho camino por recorrer: Como mujeres, gays, lesbianas, trans, debemos luchar y reclamar el espacio que nos corresponde. No hace falta que yo llegue en una reunión y diga: “Yo, como mujer campesina…”. No es necesario. Pero sí se me escuche como a otro sindicalista.»Argumentó Ester.
¿Qué retos tenemos?
Para Laia los retos que tenemos son: «El primer reto es que las estadísticas sean verídicas. Voces datos que dicen: se han incorporado sales mujeres este año. De estas incorporaciones, ¿cuántas hay realmente que llevan la responsabilidad de la explotación? Yo he hecho llamadas para dar la bienvenida a las incorporaciones y me encuentro con que me dicen: “No, eso lo lleva mi marido”. Falta educación feminista.»
Sinembargo segun Gorka: «El reto grande para la sociedad y el territorio es hacer posible que la agricultura sea un sector laboralmente viable y alentar a nuestros hijos a seguir y comunicar de manera inclusiva este ánimo, para que la gente LGBTI nos podamos quedar también en el territorio y podamos trabajar y que no tengamos que sufrir un sexilio y tener que irnos a las ciudades.»
¿Cómo contribuir al relevo generacional?
Finalmente Laia nos cuenta que: «El arma más potente que tiene un campesino es decirle a sus hijos: “Se payés”, sobre todo a las mujeres. El primer motivo por el que no ha habido relieve femenino se debe a que siempre se nos ha dicho que no era un trabajo para nosotros. Si la próxima generación le animamos e intentamos poner recursos para que se puedan ganar la vida dignamente, el campesinado catalán tiene futuro.»
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