La toma de decisiones en las granjas de vacuno lechero, basada en la gran cantidad de datos que se generan a diario, está permitiendo un rápido avance en la productividad.
Para que estos avances sean sostenibles en el tiempo, deben ir acompañados de una mejora continua de la alimentación, instalaciones, sanidad, selección genética. No podría ser de otra manera.
En la Tabla 1 se puede observar la evolución de algunos indicadores del Programa de Eficiencia Productiva de Calidad Pascual en los últimos 10 años: el logro resulta impresionante.
La producción por vaca ha aumentado gracias a la mejora de la ingesta y de la eficiencia de la alimentación. Pero también por la mejora de la salud de la vaca, en especial de la ubre, lo que conlleva un menor uso de antibióticos y la producción de una leche de mejor calidad.
Y, aunque ha habido un ligero aumento de la eliminación de vacas, esta ha sido voluntaria. Y todo ello sin comprometer la reproducción del rebaño. Destaca el fuerte incremento de los litros de leche producidos por trabajador y día, fruto de la mejora de la producción por vaca, del aumento del tamaño de las ganaderías y de la modernización de las instalaciones.
Resulta evidente que los resultados han mejorado, pero muchas cosas las seguimos haciendo igual. El objetivo de este artículo es analizar algunos de los datos disponibles en muchas granjas, con el fin de reflexionar sobre la conveniencia o no de revisar ciertas prácticas rutinarias en el manejo de la ganadería.
Como referencia, he utilizado los datos diarios de dos granjas de Castilla y León recopilados entre 2018 y 2020; ambas ordeñaban las vacas 3 veces al día, aunque una de ellas desde marzo pasó a 2 ordeños.
Precisamente, de esta última granja existen registros y datos desde hace 10 años, funcionando, en aquel entonces, a 2 ordeños, lo que me ha llevado a comparar las curvas de lactación (Gráfica 1), diseñadas a partir de:
- Datos de producción diarios
- Días a inseminación fecundante
- Duración del periodo seco, tanto para primíparas (Pp), como para multíparas (Mp); el tiempo se expresa en meses en lactación (MEL)
Resulta curioso comprobar que la persistencia de la lactación es prácticamente la misma; lo que ha cambiado ha sido la producción al pico de lactación, observando un incremento de 6,6 kg en multíparas y 4,5 kg en primíparas y, por tanto, las vacas llegan ahora al secado con bastante más leche.
En la Gráfica 2 se puede observar la variación que existe entre las curvas de lactación de las 2 ganaderías del estudio en 2 años sucesivos, ambas realizando 3 ordeños diarios.
En la Tabla 2 se muestra el pico de producción alcanzado y en qué semana de lactación se logra:
- El pico de lactación resulta más bajo en ambas granjas el 2º año, en especial en las primíparas de la Ganadería 1, con una pérdida de hasta 4,0 kg debida a la elección de unos toros que, a posteriori, se vio que no fueron los adecuados.
- Las vacas primíparas tienen un pico de producción menor, aunque presentan una mayor persistencia en la curva de lactación, superando en producción a las multíparas entre la semana 32 y 36 de lactación, y retrasándose para una misma granja en la medida en que baja el pico.
- En todos los casos, el periodo seco de las primíparas ha sido menor que el de las multíparas, reduciéndose éste entre los 3 y 18 días. Si unimos este efecto a la diferencia en los días a inseminación fecundante, nos encontramos con que la lactación de las primíparas de la Ganadería 2 en el Año 1 se alarga casi 4 semanas más que la de las multíparas.
Debido a la alta persistencia de la curva en novillas de primer parto, resulta muy tentador prolongar la lactación a costa del descanso durante el periodo seco, pero si no se respeta un mínimo de 50 días, la siguiente lactación quedará seriamente comprometida.
Después de este vistazo general a las curvas de lactación, vamos a profundizar en el distinto comportamiento que pueden presentar las vacas dependiendo de si quedan gestantes o no.
La persistencia de la curva de lactación viene determinada por la pendiente de la línea de tendencia que, al tener signo negativo, indica los kg de leche que pierde la vaca de media por cada semana más que está gestante. Este descenso continuo de la producción tiene lugar desde la primera semana de gestación en la multíparas, en todos los casos, y desde la segunda semana de gestación en las primíparas, a excepción de la Ganadería 1 durante el segundo año, donde el pico de lactación de las vacas de primer parto se redujo sensiblemente: en este caso, el descenso de la producción comienza tras la semana 13 de gestación.
En la Gráfica 3 se aprecia una mejor persistencia de la curva en primíparas en la Ganadería 1. Parece lógico el mayor ajuste que se observa en la línea de tendencia en las multíparas frente a las primíparas, medido por R 2 o coeficiente de determinación, pues el número de cabezas de multíparas duplica al de primíparas: 67% frente al 33% de media.
La producción (kg/vaca/día) con la que se secan los animales y la semana de gestación en la que se produce el secado se pueden ver en la Tabla 3.
En todos los casos, las primíparas se secan con más producción que las multíparas. En el caso de la Ganadería 1, se aprecia la implantación de una estrategia para reducir la producción unos días antes de proceder al secado.
Aunque la persistencia en primíparas sea mejor en la Ganadería 1, se secan con menos litros debido a que el pico que se alcanza es menor. En la Ganadería 1 las primíparas se secan 5 días de media más tarde que las multíparas, y 14 días en el caso de la Ganadería 2.
Veamos ahora en la Gráfica 4 cómo se comporta la persistencia a partir de conseguir el pico de lactación en aquellos animales que no consiguieron quedar gestantes: