El «laberinto burocrático» de la ganadería

hace 2 años

El diputado de Junts, Salvador Vergés, leía hace unos días en su intervención en el Parlament toda una larga lista de papeleo burocrático que debe afrontar el sector de la agricultura y la ganadería

El diputado interpelaba a la consejera Teresa Jordà reclamándole reducir todo este revuelo de papeles; una burocracia que los ahoga y que seguramente podríamos extender a otros muchos sectores. A la realidad cruda que viven los trabajadores de la tierra se suma todo un farragoso haz de papeles que los propios ganaderos califican de “laberinto burocrático” y que se enroca aún más cuando algunos trámites les obligan a hacerlos de forma telemática y aflora la fractura digital. Salvador Vergés ponía el ejemplo de un joven campesino que tiene una finca agrícola y un rebaño de ganado y quisiera vender la carne y producir leche o queso: aparte de los trámites contables y fiscales, hay todo otro reguero de burocracia tan largo que sería imposible albergarlo en este espacio.

«No hay ningún otro sector productivo que esté sometido a un nivel tan bestia de control», decía el diputado, que también está vinculado al mundo agrario y ganadero.

Y es que el sector ganadero está expuesto a una multitud de normativas de diferentes departamentos. Es la triste realidad de todo el papeleo que obliga a realizar la administración para gestionar una explotación agrícola y ganadera.

Salvador, quiso aprovechar su intervención para transmitir una idea que reata la burocràcia con el estigma que a menudo se tiene de la «pagesia» con el sentido que somos la gente de la queja permanente: -El otro dia leia una entrevista del economista Francesc Reguant, y en una de sus respuestas decía que las ayudas al primer sector, las ayudas a la «pagesia» son esencialmente ayudas a los consumidores. Y pensé: ostras que simple y que cierto!- S. Vergés.

Con todo este “ametrallamiento burocrático”, poco se animará a nadie a formar parte del imprescindible y ya bastante castigado mundo del campesinado.

«La sociedad ha decidido que los alimentos tengan un nivel máximo de precios para que todo el mundo o el máximo numero de personas pueda acceder a ellos. Pero haciendo esto ¿qué pasa? Pues que no se cubren los costes para cubrir estos alimentos, entonces la misma sociedad lo que decide es que tiene que dar unas ayudas estructurales al primer sector. Y una buena parte de los trámites de la burocrácia del primer sector son precisamente para poder tramitar estas ayudas. Entonces almenos cuando pensemos en el agricultor, en la ganadera, tengamos en cuenta que les estamos exigiendo que para que les salgan mínimamente los números, y de hecho ni asi les salen, pues tienen que tramitar unas ayudas, que no es que sean unas ayudas para ellos, que si que lo son, pero es que son unas ayudas para el bien de todos, para el conjunto de los consumidores.» Vergés