Cuando la temperatura supera los 21°C y hay mucha humedad, las vacas empiezan a respirar más de 60 veces/minuto. Esto se debe a que experimentan estrés térmico.
ESTRÉS TÉRMICO – BACK TO BASICS
Por ejemplo, una temperatura de 30°C con un 10% de humedad o de 23°C con un 85% de humedad, dan lugar a un Índice de Temperatura y Humedad (THI) de 72.
En nuestras latitudes, las vacas lecheras suelen vivir en climas con temperaturas suaves y una humedad superior al 50% durante los meses cálidos.
Como resultado, un ligero aumento de la temperatura creará condiciones de estrés térmico.
A continuación, repasaremos algunos de los retos fisiológicos y de manejo que deben superar los animales bajo estrés por calor para mantener su bienestar y sus niveles de producción óptimos.
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Aumento de la respiración (dificultad respiratoria)
Cuando las vacas lecheras están con tasas metabólicas altas, se produce un aumento de la frecuencia respiratoria para disipar el calor acumulado en el interior debido a la subida de la temperatura corporal.
El aumento de la frecuencia respiratoria altera el intercambio de gases en los pulmones. Cada vez que respiramos, tomamos oxígeno, intercambiándolo por dióxido de carbono, manteniendo así en equilibrio el pH de la sangre.
Como ocurre con cualquier equilibrio, salirse del rango de tolerancia no es beneficioso y, en el caso del estrés por calor, este equilibrio se va al lado equivocado, creando lo que se conoce como acidosis metabólica (Odongo et al., 2006). |
Para compensar el exceso de oxígeno en la sangre, los animales excretan bicarbonato sódico.
El problema es grande, las vacas no producen suficiente tampón (saliva) y, para lo poco que producen, la excreción aumenta. “El pH del rumen baja…”
Reducción de la ingesta
En verano, nos apetece más una comida fresca y ligera que un plato lleno de calorías. El mismo mecanismo ocurre los animales lecheros, con la salvedad de que la producción de leche y la salud dependen críticamente de la ingesta de alimento (Becker et al., JDS, 2020).
Las condiciones de estrés térmico reducen la ingesta de materia seca (IMS), lo que reduce la cantidad total de nutrientes disponibles la producción de leche.
No solo se ve afectada la cantidad de IMS, sino también la calidad, ya que, una vaca que normalmente no selecciona la ración, bajo estrés térmico agudo, intentará favorecer las partículas más largas (Miller- Cushon et al. Animal, 2019), desequilibrando automáticamente su propia dieta.
Reparto de nutrientes e inflamación
Un corredor de élite quemará la mayor parte de la energía consumida, mientras que las personas menos activas enviarán la misma cantidad de energía al almacenamiento (grasa). Esto se denomina reparto de nutrientes.
Lo que ocurre es que el metabolismo de las vacas, especialmente cuando los nutrientes son limitados, tiene que elegir para qué funciones es más crítico utilizar su energía y la supervivencia es lo primero.
En condiciones de estrés térmico, la inflamación se dispara porque muchos de los sistemas no funcionan correctamente, especialmente aquellos sometidos a una alta presión infecciosa, como el tracto gastrointestinal.
El intestino retiene gran parte de la sangre necesaria para absorber nutrientes y se moviliza fácilmente a otras partes del cuerpo.
El problema surge cuando las células intestinales, muy precisas en la absorción de nutrientes, pero también muy frágiles, sufren las consecuencias de esta de nutrientes.
La absorción intestinal se ve entonces aún más comprometida, lo que genera un déficit energético y un daño que no puede resolverse movilizando recursos grasos (demasiado lentos en situaciones de emergencia) (Ellet et al., JDS, 2024).
Periodo de transición
Hasta ahora, hemos descrito lo que todos nuestros animales experimentarán bajo un estrés por calor. Pero, ¿conoces un grupo particular de animales en tu granja que ya están bajo un tipo diferente del estrés térmico?
Sí, las vacas que están en transición del período seco al período de lactación.
Se trata de dos meses de cambios constantes en los que son clave para un buen éxito en la lactación (Nordlund, Cattle Practice, 2014):
El mismo rumen
El rumen es una cámara de fermentación donde organismos vivos utilizan energía para descomponer algunos productos complejos en compuestos más pequeños, más simples, pero más útiles.
En el caso de los rumiantes, el objetivo de la fermentación es, principalmente, convertir la fibra compleja (celulosa, hemicelulosa y algo de pectina, porque la lignina sale intacta) en nutrientes absorbibles.
Pero toda fermentación genera calor y las vacas de alto rendimiento llegarán a producir hasta 20 veces más que cualquiera de de nosotros.
¡El propio rumen es un factor de riesgo…!
Por supuesto, estando de acuerdo en que el estrés por calor no es nuestro mejor aliado (en cuanto a rendimiento y salud), dos de las principales soluciones diferentes destinadas a mitigar las situaciones de estrés térmico se han aplicado con éxito en granjas de todo el mundo. |
1. Construir sistemas de refrigeración que tengan en cuenta el volumen de aire, la velocidad del aire y el agua para refrigeración (o bebida), principalmente cuando se incluyen tanto vacas secas como vacas lactantes. | 2. Prever que la ingesta de alimento disminuirá en condiciones de alta temperatura y reservar los ingredientes más digestibles para este periodo crítico. Como mínimo, si van a comer menos, las dietas deben aportar más nutrientes por unidad de materia seca ingerida. |
Con Zinpro® IsoFerm® podemos corregir el déficit de isoácidos para optimizar la función ruminal, lo que resulta especialmente beneficioso en situaciones de estrés térmico:
Las afirmaciones anteriores han sido respaldadas por la investigación y en las granjas comerciales, las consideraciones prácticas para las vacas con estrés por calor son: |
La próxima vez que nos levantemos por la mañana preocupados por el estrés térmico, tendremos la oportunidad de decir:
“¡Ah, cuento con la ayuda de Zinpro IsoFerm…”