La Asociación de Jóvenes Agricultores acogió con satisfacción la interpretación de que, en última instancia, se trataba de un delito penal, incluso si no se mataba a los animales, y destacó que la jurisprudencia «respalda la regulación de la caza».
ASAJA-Cádiz acoge con satisfacción la sentencia del Tribunal Supremo núm. 612/2022, que define detalladamente cualquier interpretación jurídica de la caza furtiva, definiendo perfectamente las circunstancias que deben darse para que esta actividad ilícita sea considerada un hecho delictivo y no una negligencia administrativa, como lo ha sido hasta ahora. ahora .
En su interpretación del artículo 335.2 del Código Penal, el Tribunal Supremo ha determinado que la caza furtiva es tipificada como delito si hay indicios de que la acción tiene por objeto cazar o matar una especie, es decir, una especie protegida, o que la acción es dirigido a una especie especialmente protegida para la cual la sanción sería mayor.
También se distingue si la persecución o matanza de animales se realiza en terrenos sujetos a régimen cinegético y por tanto especiales, como un coto de caza con plan de ordenación cinegética. También señala si el autor en su evaluación no ha recibido permiso de una persona física o jurídica que posea localmente la especie en cuestión con fines cinegéticos.
ASAJA-Cádiz es un matiz importante de la sentencia del Tribunal Supremo en la interpretación del citado artículo del Código Penal: el acto está destinado únicamente a la realización de ese acto, con independencia de su resultado. En otras palabras: “Para que se produzca el delito no hace falta que se mate al animal, basta que haya cacería, es decir que haya una acción que se sancione, que no se mate”. La sentencia concluyó que en el caso del inciso 335 de la Ley Penal. “En general, este fallo apoya la caza regulada que se lleva a cabo legalmente en una industria donde la conservación de especies es un interés principal y la creación de empleo y un impulso económico importante”.
Fuente:
ASAJA
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