Un mantenimiento deficiente del equipo de ordeño no solo reduce la eficiencia de la explotación, también afecta a la salud de las vacas y a la calidad final de la leche. Descubre los errores más frecuentes y cómo evitarlos.
El ordeño mecánico se ha convertido en una herramienta imprescindible para las explotaciones lecheras modernas. Sin embargo, su uso inadecuado puede acarrear serios problemas: desde caídas en la producción hasta un incremento en las infecciones de ubre como la mastitis.
Expertos en calidad de leche advierten que muchas de estas incidencias se deben a un mal mantenimiento o a una instalación incorrecta del sistema. Por ello, identificar las causas y aplicar medidas correctoras es clave para garantizar el bienestar animal y la rentabilidad del negocio.
1. Las unidades se caen: ¿falta de vacío o problema de pezoneras?
Uno de los problemas más frecuentes en el ordeño mecánico es la caída inesperada de las unidades. Esta situación no solo interrumpe el proceso, sino que puede causar molestias en los animales, aumentar el riesgo de lesiones en los pezones y contaminar la leche.
Las causas suelen estar relacionadas con un nivel de vacío demasiado bajo, un mal ajuste del regulador, o pezoneras desgastadas o mal colocadas. Además, si los pezones están mojados o sucios, las unidades no se fijan correctamente y tienden a soltarse. También influye el mal estado de los tubos cortos de aire, que deben estar en buen estado y ser del tamaño adecuado.
¿La solución? Revisar periódicamente el sistema de vacío, asegurarse de que las pezoneras están en buenas condiciones, cambiarlas cuando toca y colocar correctamente las unidades con los pezones secos y limpios.
2. Fluctúa el vacío: alerta de inestabilidad
Las oscilaciones en el sistema de vacío son otro de los grandes enemigos del ordeño eficiente. Este tipo de inestabilidad provoca un ordeño irregular, aumenta la probabilidad de irritaciones en los pezones y puede originar mastitis subclínicas difíciles de detectar.
Entre las causas más comunes están las fugas en las mangueras, un regulador sucio o mal calibrado, y una instalación con tuberías mal dimensionadas o demasiado largas. La caída de pezoneras también puede agravar el problema.
¿Qué hacer? Es fundamental revisar el regulador y asegurarse de que está limpio, comprobar que las mangueras no tengan grietas y que las conexiones estén bien ajustadas. Además, el tanque balanza y las tuberías deben instalarse con la inclinación y el diámetro adecuados.
3. ¿Tuberías inundadas? Revisa el diámetro
La acumulación excesiva de leche en las tuberías puede provocar atascos, contaminación bacteriana y ralentización del ordeño. Este problema suele indicar un mal diseño del sistema de recogida de leche.
Normalmente se debe a un diámetro insuficiente de la línea de leche, una pendiente mal calculada o bombas de leche subdimensionadas. Todo esto impide un flujo adecuado y continuo de la leche hacia el tanque.
¿Cómo evitarlo? Asegúrate de que las tuberías tienen el diámetro correcto según el volumen de leche que manejas y que la pendiente facilita el drenaje. Una bomba potente, bien dimensionada, también marcará la diferencia
4. ¿Por qué tarda en recuperarse el vacío?
Cuando el sistema tarda en recuperar el nivel de vacío tras una caída, el ordeño se vuelve ineficiente y desigual. Este problema suele pasar desapercibido, pero reduce el rendimiento global del sistema.
Entre las causas más habituales están una bomba de vacío poco potente o deteriorada, un regulador sucio o defectuoso y, sobre todo, fugas ocultas en las conexiones o válvulas.
Solución recomendada: revisar la bomba regularmente, comprobar el nivel de aceite y el estado de las correas, y sustituir cualquier junta o válvula desgastada. También es útil tener una reserva de vacío adicional en el sistema.
5. Pezones irritados: una señal de alarma
El enrojecimiento, inflamación o la presencia de anillos en las puntas de los pezones son signos claros de una rutina de ordeño agresiva o mal calibrada.
Las causas más frecuentes son un vacío excesivo en la punta del pezón, un mal funcionamiento del regulador, sobreordeño (cuando no se retiran las unidades a tiempo) y pezoneras en mal estado. Una inadecuada relación ordeño/masaje también puede estar detrás del problema.
¿Qué se recomienda? Ajustar los parámetros de vacío, revisar el funcionamiento del pulsador y respetar los tiempos de estimulación y retiro. También conviene evaluar la rutina de ordeño para garantizar que es lo más suave y eficiente posible.
6. Ordeño eterno: cuando el tiempo se alarga más de lo necesario
Un ordeño mecánico debería durar entre 4 y 6 minutos por vaca. Si se alarga más, es señal de que algo no está funcionando correctamente. Esto reduce la eficiencia del trabajo, genera estrés en los animales y aumenta el riesgo de infecciones.
Las razones pueden ser múltiples: pulsadores que no funcionan bien, una bomba de vacío con poca capacidad, colectores pequeños para el volumen de leche, o mangueras y tuberías demasiado estrechas.
¿Cómo actuar? Revisar todo el sistema para asegurarse de que está bien dimensionado para el número de vacas y el volumen de leche. Sustituir cualquier componente que no rinda como debería.
Mantenimiento: la clave del éxito
Para evitar estos errores, es fundamental realizar revisiones periódicas del equipo con personal especializado. Cambiar pezoneras, limpiar pulsadores, revisar bombas y sustituir mangueras cuando corresponde son pasos esenciales que garantizan la calidad del ordeño. Consulta el Manual de mantenimientos de sistemas de ordeño – Federación Española de Asociaciones de Ganado Vacuno de Leche (FEAGAL)
Una buena rutina de ordeño y un equipo bien cuidado no solo prolongan la vida útil del sistema, también aseguran leche de mejor calidad, mayor rendimiento y vacas más sanas.