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19 Dic 2019

Queratoconjuntivitis infecciosa en el ganado vacuno

La queratoconjuntivitis infecciosa también es conocida como «enfermedad del ojo blanco», «nube en el ojo» o «ojo rosa».

No es una enfermedad mortal, pero supone un problema económico importante ya que reduce la ganancia de peso y la producción láctea, incrementa los costes asociados al tratamiento y al tiempo invertido en los animales afectados, lo que devalúa el precio del animal o de la canal.

El periodo de incubación suele ser de 2 a 3 días.

Los signos pueden variar desde una irritación ocular leve a una inflamación necrotizante grave que provoca una cicatriz permanente y la pérdida de visión.

Cursa también con fiebre y dolor intenso, lo que reduce el apetito.

Hay varios factores detrás de la aparición de la queratoconjuntivitis infecciosa, como son la propia acción de la bacteria, la irritación de la córnea del animal y la presencia de vectores que contribuyen a su propagación (moscas). Las moscas suelen posarse en los lagrimales y secreciones nasales, lugares donde se localiza la bacteria.

Ambas bacterias, Moraxella bovis y Moraxella bovoculi se concentran en las secreciones oculares y nasales de la vaca.

El ganado vacuno puede ejercer de portador asintomático.

 

Algunos factores físicos y agentes o elementos irritantes de los ojos como el polvo, el viento, el sol y la paja predisponen a la aparición de la enfermedad.

La presencia de pacas de paja en las zonas donde está el ganado aumentan los casos de irritación de córnea, lo que predispone a la aparición de la queratoconjuntivitis. El proceso de encamado con sistemas mecánicos de esparcido de paja es otro factor predisponente.

Existen otros factores que favorecen la aparición de la enfermedad como el déficit de vitamina A en la dieta o las infecciones circulantes de IBR.

Otro factor importante es el hacinamiento del ganado en espacios reducidos, así como el tamaño propio de la granja, que a medida que aumenta en censo se eleva la prevalencia de la enfermedad.

  PREVENCIÓN  

La clave está en reducir las secreciones para reducir el contagio entre animales.

Inicialmente se aplican pomadas tópicas; normalmente son más efectivas las pomadas oleosas que las líquidas. Además, las bacterias responsables son sensibles a diversos antibióticos.

Como medidas de prevención es importante establecer un plan preventivo contra las moscas, separar a los animales afectados de los sanos, proporcionar una alimentación equilibrada, proteger al ganado del viento y del polvo y tener un adecuado plan vacunal.




 
 

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