Sobrecrecimiento de pezuñas en rumiantes, a propósito de un caso clínico en jirafa
El pasado 14 de marzo del presente año, el equipo de podólogos de la empresa MAGASET SERVICIOS GANADEROS, formado por Ángel Tomás Caravaca y Enrique Tomás Caravaca, encargados del recorte funcional y curativo de las pezuñas de bovino de la región de Murcia, junto a los veterinarios Aída Piñol Alemán, María J. García Legaz Martínez y Pedro J. Vallejo Mateo, tuvieron la oportunidad de resolver un caso de sobrecrecimiento de pezuñas en un ejemplar de jirafa perteneciente a la especie Giraffa camelopardalis, perteneciente al zoológico Safari Aitana ubicado en Penáguila, Alicante.
Se trata de un ejemplar de jirafa joven de 2 años, único individuo afectado del grupo y con una vida en semi-libertad dentro del zoológico.
Una de las patologías que padecen los rumiantes, además de los monogástricos, es el sobrecrecimiento de la pezuña.
Históricamente, la literatura ha tendido a sugerir que el crecimiento excesivo de las pezuñas de los rumiantes se debe, en gran medida, a la falta de desgaste, ya sea debido a la cautividad y a la falta de ejercicio, o simplemente al tipo de suelo, ya que un suelo demasiado suave no desgasta el tejido de la pezuña.
Sin embargo, con el paso del tiempo y la naturaleza esporádica de este problema, se sugiere que se trata de algo más complejo que un simple desgaste físico. Suele ser multifactorial.
El sobrecrecimiento del tejido córneo de la pezuña, que conduce a “pezuñas en babucha”, grietas o separación y laminitis séptica secundaria, tiene un origen multifactorial en el que pueden estar involucrados:
- Nutrición
- Genética
- Ambiente y condiciones del suelo
- Ejercicio
- Enfermedades
- Edad
También presenta lesiones secundarias como hemorragias de la suela, fractura de la línea blanca y úlceras soleares.
Los cambios anatómicos son de difícil corrección y se requiere de mucha experiencia en el recorte funcional para llegar a formar una superficie plana y correcta.
Imagen 1. Jirafa con afectación de las 4 extremidades.
Cabe destacar el hecho de que esta patología tiene un componente hereditario, afectando tanto a los miembros anteriores como los posteriores, principalmente las zonas laterales de las pezuñas de las patas traseras.
Imagen 3. Momento durante el recorte funcional.
Imagen 4. Inmovilización de la extremidad.
El grupo de jirafas se encuentra en la Sierra de Aitana a unos 1.558 m de altitud, donde el suelo es natural, de tipo rocoso, y los animales desgastan la pezuña al estar en continuo movimiento durante todo el día.
El hecho de que se trate de un individuo de jirafa aislado, joven y en semilibertad invita a pensar en una causa de tipo hereditario, más aún cuando se ven afectadas las cuatro extremidades.
Para el recorte funcional, el equipo de podólogos precisó de los servicios veterinarios y del personal del Parque para poder inmovilizar al animal, mediante la utilización de una manga de manejo especial para esta especie, junto a una combinación anestésica para producir un efecto sedante/analgésico facilitando la labor de los podólogos, así como evitando el estrés por la manipulación.
Durante toda la intervención la jirafa fue controlada por el equipo de veterinarios, asegurando en todo momento el bienestar animal.
Una vez inmovilizada se procedió al recorte de las pezuñas, proceso muy parecido al recorte funcional del ganado vacuno.
Cabe mencionar la complejidad excesiva de la técnica, ya que hubo que corregir el aplomo de las extremidades lo máximo posible, sin perjudicar el reparto equitativo del peso sobre las mismas, con el fin de evitar producir una patología secundaria a la técnica.
Los hallazgos que se encontraron en la pezuña fueron hematomas, como consecuencia de la deformidad que presentaba la pezuña, ya que los vasos sanguíneos tienden a romperse por el peso que soporta la pezuña.
Imagen 5. Detalle de hemorragia en suela.
Imagen 6. Película protectora a base de tetraciclina.
Según Óscar R. Perusia, 2001:
La presencia de hematomas en algún sector de la suela se debe a la rotura de los vasos laminares que se hallan por debajo de la misma, y por lo general son consecuencia de una laminitis subclínica que ha ocurrido tiempo atrás. También pueden, excepcionalmente, ser consecuencia de traumatismos solares externos. Por lo general no producen claudicación y suelen ser hallazgo del proceso semiológico del “blanqueado” de suela, pero cuando son importantes pueden ser el origen de un pododermatitis séptica difusa o una úlcera plantar.
Si revisamos la literatura: «Las lesiones solares muy crónicas, además de sobreestimular el crecimiento de la suela, por el dolor que producen impiden que el animal apoye correctamente y evita su desgaste.» (Perusia, 2001).
Este hecho puede explicar otra de las causas del sobrecrecimiento en la pezuña, ya que las lesiones crónicas en la suela o palma favorecen el crecimiento de la misma.
Para el tratamiento de este tipo de lesiones es necesario limpiar bien la zona, desbridar parte del tejido adyacente, aplicar soluciones desinfectantes y antibiótico tópico, mejor en polvo, sobre la herida y colocar un vendaje.
Si la herida es muy profunda es conveniente administrar antibióticos parenterales.
En este caso se realizo este tratamiento, siendo el antibiótico de elección del grupo de las tetraciclinas, con la salvedad que la forma de aplicarlo fue en spray, pulverizando directamente sobre la herida una vez limpiada la zona, y sin vendaje, ya que, al tratarse de un animal salvaje, de difícil manejo, minimizamos la manipulación del mismo, evitando que tenga que entrar en la manga de manejo otra vez para retirarlo.
Además, se inicio un tratamiento a base de antiinflamatorio oral durante 3 días, asegurando la analgesia y reduciendo la inflamación de los tejidos afectados.
Imagen 7. Reversión de la anestesia al finalizar el proceso.
Imagen 8. Resultado final de la técnica de recorte.
Como conclusión, el sobrecrecimiento de las pezuñas no tiene por que estar relacionado únicamente con el tipo de suelo o el desgaste, es más bien multifactorial, siendo uno de los factores el componente hereditario.
Además, esta patología aparece tanto en animales domésticos como en salvajes, cuya técnica de corrección tiene que ser llevada a cabo bajo unas condiciones específicas de manejo y realizada por especialistas en materia de podología bovina, bajo sedación/ analgesia aplicada por un especialista veterinario, y supervisando en todo momento el bienestar del animal.