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La presencia confirmada de Cochliomyia hominivorax en el sur de México moviliza a las autoridades sanitarias de Estados Unidos, que temen una reintroducción del parásito erradicado hace más de 60 años.
Las autoridades estadounidenses, en coordinación con agencias internacionales, han puesto en marcha medidas urgentes para prevenir la reintroducción del parásito en el territorio nacional, del cual fue erradicado oficialmente en la década de 1960.
Según información publicada por el Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas (APHIS) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), el gusano barrenador fue detectado en zonas rurales cercanas al estado mexicano de Chiapas, a escasos cientos de kilómetros de la frontera con Texas. El riesgo de migración natural de ejemplares adultos, o su introducción pasiva a través de animales infectados, ha llevado a una movilización sin precedentes en las últimas dos décadas.
El gusano barrenador es un parásito altamente invasivo que afecta a animales de sangre caliente, incluidos bovinos, ovinos, equinos y, en casos aislados, humanos. Las larvas se desarrollan en heridas abiertas, alimentándose de tejido vivo y provocando infecciones severas, necrosis y, en ausencia de tratamiento, la muerte del animal en cuestión de días.
Texas, como principal estado productor de carne y ganado vacuno de EE.UU., enfrenta una amenaza directa que podría tener consecuencias devastadoras tanto sanitarias como económicas. Expertos estiman que un brote descontrolado del gusano barrenador podría generar pérdidas de hasta 3.700 millones de dólares a nivel nacional, principalmente por mortalidad directa, gastos en tratamientos veterinarios, restricciones comerciales y caída en la productividad.
Ante esta amenaza, el USDA ha suspendido temporalmente la importación de ganado y productos animales procedentes de zonas de riesgo en México. Asimismo, se ha reforzado la inspección en los principales puntos de cruce fronterizo con equipos especializados en el diagnóstico clínico y entomológico.
Uno de los pilares de la estrategia de contención y erradicación continúa siendo el Programa Binacional de Erradicación del Gusano Barrenador, desarrollado en colaboración con el gobierno de México y la Organización Internacional de Sanidad Animal (WOAH). Este programa se basa en la liberación masiva de moscas macho estériles, técnica que demostró una eficacia histórica durante la campaña original de erradicación en los años 50 y 60.
Actualmente, el USDA planea aumentar la producción de estas moscas estériles mediante la reapertura de una planta en Tuxtla Gutiérrez (Chiapas, México), que operará con una inversión inicial de 21 millones de dólares y capacidad para producir hasta 100 millones de moscas por semana. Paralelamente, se está ampliando la planta de producción en Mission, Texas, con una inversión adicional de 8,5 millones de dólares, lo que permitirá reforzar la cobertura aérea de liberación de insectos en zonas de riesgo.
El principio detrás de esta técnica de control biológico es sencillo: al liberar grandes cantidades de machos estériles que compiten con los machos fértiles, se reduce significativamente la tasa de reproducción de la población silvestre. A largo plazo, esto puede conducir al colapso poblacional del parásito en áreas delimitadas.
A nivel regional, entidades ganaderas del Panhandle de Texas están intensificando sus esfuerzos de vigilancia en explotaciones comerciales y predios rurales. Se ha activado un sistema de monitoreo con trampas cebadas con Swormlure-5 —un atrayente específico para adultos de C. hominivorax—, y se han establecido protocolos de reporte inmediato ante cualquier sospecha clínica en animales.
El personal veterinario en campo ha sido instruido para realizar diagnósticos diferenciales entre miasis secundaria y miasis primaria causada por el gusano barrenador, así como para recoger y enviar muestras larvarias a laboratorios oficiales del USDA.
Además, se han iniciado campañas informativas dirigidas a productores ganaderos, médicos veterinarios y autoridades locales para fomentar la detección precoz y la notificación de casos. Los manuales de bioseguridad han sido actualizados para incluir protocolos específicos ante lesiones sospechosas en animales de producción y mascotas.
La amenaza del gusano barrenador no es una mera especulación epidemiológica, sino una posibilidad tangible con precedentes históricos. La reaparición de C. hominivorax representa un desafío de bioseguridad animal que exige una respuesta técnica coordinada a nivel binacional, con base científica y capacidad operativa inmediata.
El sector veterinario tiene un papel esencial en esta coyuntura: desde el diagnóstico clínico y la vigilancia entomológica, hasta la comunicación con los productores y la implementación de planes de control y contención. La prevención de una nueva invasión depende, en gran parte, del compromiso técnico y ético de la profesión veterinaria.
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