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AUTOR

Juan Manuel Torres Díez

I.T.A. y Tecnólogo de Alimentos, Grupo Aregón S.L.

VISIÓN GENERAL

Como técnico agrícola especializado en materia agronómica, en mi día a día la conversación más habitual con los ganaderos es ¿cómo conseguir producir más leche por vaca/año con la mejor salud posible en los animales?

Se está mejorando la genética del vacuno lechero, se está haciendo un esfuerzo importante en mejorar el bienestar animal, renovando equipos e instalaciones, buscando continuamente insumos más económicos: materias primas (cereales, forrajes o suplementos), piezas de mantenimiento, maquinaria, seguros, medicamentos, etc.

Hacemos todo esto, evidentemente, para conseguir una máxima eficiencia en la producción lechera, y por consiguiente, para reducir lo máximo posible los costes de producción e incrementar la productividad del trabajador.

Cuando se me propuso colaborar en esta revista defendiendo esta temática, para mí de suma importancia, realmente estaba convencido: “es uno de los caballos de batalla más importantes a tener en cuenta en la gestión económica de una granja.”

Cada vez más, debido a la situación actual del mercado, debemos hablar de rendimientos de producción de leche por hectárea. Debemos ser capaces de obtener los mejores rendimientos agrícolas en nuestras parcelas, y no hablo de producción en kilogramos por hectárea, si no de litros de leche por hectárea.

Nos obsesionamos con buscar kilogramos, y debemos buscar calidad, digestibilidad y litros por hectárea.

Antes de nada debemos tener claros varios conceptos agronómicos y saber de qué partimos. Estos son importantes a la hora de afrontar un proyecto de gestión económica en la granja:

  • DISPONIBILIDAD DE SUPERFICIE AGRÍCOLA

De cuánta superficie agrícola disponemos, tanto en cultivo permanente (pradera) como en tierra arable (maíz-ray-grass/leguminosas). Tenemos que adaptar la alimentación de nuestra cabaña ganadera a los recursos de los que disponemos.

  • SITUACIÓN GEOGRÁFICA Y OROGRÁFICA DE LA GRANJA

El tipo de cultivo y su producción variará de manera importante de zonas de litoral a zonas de interior o de alta montaña, por su condición climática.

Cabe decir que si no dispusiéramos de terreno agrícola esto no tendría sentido, por lo que no quedaría más remedio que hacer frente a un gasto extra de forraje.

  • LAS NORMATIVAS COMUNITARIAS

Dichas normativas en materia medioambiental, con respecto al tratamiento de purines y su contaminación por el nitrógeno, nos condicionan aún más a la hora de diseñar una granja en cuanto a número de animales y superficie agrícola disponible:

La Directiva 91/676/CEE del Consejo relativa a la protección de las aguas subterráneas contra la contaminación producida por estiércoles o nitratos utilizados en la agricultura, fija en 170 kg las aportaciones de nitrógeno anuales por hectárea, por lo que a la hora de diseñar una explotación ganadera debemos de hacer frente también a esta normativa medioambiental.

A partir de aquí, y sabiendo de donde partimos, ya podemos organizar mejor la alimentación de los animales. Con ello, el ganadero o su nutrólogo podrá conformar una ración base lo más uniforme posible a lo largo de todo el año.

RACIÓN BASE

Básicamente, y sin entrar en mucha tecnificación puesto que no es el cometido de este artículo, una dieta base en una explotación de vacuno de leche en la Cornisa Cantábrica se compone de ensilados de maíz, hierba (pradera o ray-grass anual), pienso compuesto, paja de cebada o trigo y alfalfa. Dependiendo de la disponibilidad de superficie agrícola, variarán dichos ingredientes. Aunque existen ganaderías que explotan el cultivo de la alfalfa, no lo considero representativo por el tipo de suelo y climatología de la zona norte de España.

Observemos varias raciones típicas:

  • SILO DE MAÍZ: 16-18 kg (hasta 30 kg).
  • SILO DE HIERBA: 14-18 kg (hasta 22 kg si hay disponibilidad y es de buena calidad).
  • CONCENTRADO O PIENSO: 10-14 kg.
  • ALFALFA: 0-2 kg (hasta 5 kg si no hay silo de hierba).
  • PAJA DE CEBADA O TRIGO: 0-2 kg.

Si hablamos de una ingesta media diaria de entre 22 y 24 kg de materia seca para obtener medias lecheras diarias de entre 31 y 37 litros (dependiendo siempre del estado de lactación medio en ese momento), y teniendo en cuenta que la materia seca de nuestros forrajes podrá variar dependiendo de muchos factores, es indiscutible que entre un 50-60% de nuestra ración es FORRAJE PROPIO, por lo que debemos ser lo más profesionales posibles para producirlos con la mejor calidad.

CALIDAD Y VALOR NUTRICIONAL DE UN FORRAJE

El concepto de calidad de un forraje es fundamental a la hora de rentabilizar al máximo una ración.

El coste de la ración por vaca y día puede llegar a variar entre 5 y 6,5 €, por lo que somos responsables de casi el 60% de ese coste, y debemos ser lo más eficientes posibles.

Está claro que somos muy exigentes a la hora de adquirir un forraje o un pienso compuesto. Exigimos calidad de materia prima, buena proteína y almidón.

¿SOMOS ASÍ DE EXIGENTES EN LA OBTENCIÓN DE NUESTROS PROPIOS FORRAJES?

Está claro que existen factores, como el clima o las plagas, que pueden malograr una buena cosecha, pero que no dependen de nosotros. Por tanto, centrémonos primero en hacer un buen trabajo al margen de estos condicionantes.

Para irnos familiarizando voy a exponer una serie de parámetros que determinan la calidad de un forraje, en este caso de los ensilados de hierba y maíz:

        1.MATERIA SECA

Este parámetro indica lo que realmente aprovecha la vaca, el resto es agua. Es muy habitual en el día a día hablar de kg por hectárea de forraje en verde, pero de nada sirve que rindamos muchos kilos si tiene demasiada humedad y la materia seca es baja, por lo que debemos hablar de kg por hectárea en materia seca.

Buscaremos materias secas “altas”, de calidad y más rentables.

Los pre-secados en campo, justo tras la siega, son vitales para obtener mejores forrajes, al igual que evitar excesos de fertilizaciones nitrogenadas que malogran su calidad final. Con materias secas cercanas al 30%, conseguiremos facilitar la tarea de prensado y evitaremos pérdidas de MS durante el proceso fermentativo. Es fácil encontrar ensilados de hierba y ray-grass con valores de 15-20% de materia seca, en cambio en maíz encontrarnos con un 30% es bastante usual.

Cosechar ensilados con baja materia seca genera sobrecostes para la granja, mayores gastos de insumos como plásticos y combustibles, y mayores pérdidas por mala conservación.

      2. PROTEÍNA BRUTA

Es uno de los caballos de batalla más importantes a la hora de rentabilizar al máximo una ración. No debemos olvidar que





 
 

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Revista rumiNews Noviembre 2023

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