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AUTOR

Ignacio Ferre

Grupo SALUVET, Departamento de Sanidad Animal. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid.

Jorge Gutiérrez

MSD Animal Health.

José Luis Blasco Castello

MSD Animal Health.

Laura Elvira Partida

MSD Animal Health.

Luis Miguel Ortega Mora

Grupo SALUVET, Departamento de Sanidad Animal. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid.

María Marcos Santamaría

Roberto Sánchez Sánchez

Grupo SALUVET, Departamento de Sanidad Animal. Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid.

*Resumen del artículo científico publicado en la revista Frontiers in Veterinary Science (Sánchez-Sánchez R, Gutiérrez J, Blasco-Castello JL, Marcos-Santamaría M, Cano-Alsua S, Elvira L, Ferre I and Ortega-Mora LM (2023) A questionnaire- based survey in Spain provides relevant information to improve the control of ovine coccidiosis. Front. Vet. Sci. 10:1326431. doi:10.3389/fvets.2023.1326431 )

La coccidiosis ovina es una infección intestinal causada por protistas intracelulares pertenecientes al género Eimeria (Apicomplexa, Alveolata) que puede alcanzar una incidencia acumulada en los corderos de más del 60% tras el destete.

El ciclo biológico de las Eimeria spp. es directo (monoxeno) y la transmisión es fecal-oral mediante la ingestión de ooquistes esporulados.

En el intestino se desarrolla una primera fase asexual e intracelular del parásito (merogonia) y una segunda fase sexual (gametogonia) que da lugar a los ooquistes no esporulados que son eliminados con las heces.

En el ambiente los ooquistes esporulan (esporogonia), siendo infectantes entonces, durante al menos un año, para otros ovinos (Imagen 1).

Los ooquistes esporulados son muy resistentes y soportan efectos ambientales adversos debido a su gruesa pared.

Se han descrito hasta 13 especies de Eimeria que afectan al ganado ovino, no existiendo transmisión cruzada entre las diferentes especies de rumiantes domésticos (la oveja y la cabra tienen sus propias especies de Eimeria).

En la presentación clínica de la enfermedad intervienen factores dependientes de:

El parásito

Las especies más patógenas son Eimeria ovinoidalis y Eimeria crandallis que pueden causar diarrea hemorrágica.

Eimeria ahsata y Eimeria bakuensis pueden ocasionar cuadros clínicos diarreicos cuando las dosis infectantes son altas, mientras que el resto de las especies son poco patógenas.

El hospedador

Los animales más jóvenes (3-8 semanas de edad) son más susceptibles a la infección, siendo determinante su estado inmunitario y la coinfección con otros agentes.

El ambiente

Las instalaciones y el sistema de manejo son muy relevantes en la dinámica de la infección por Eimeria spp.

La coccidiosis ovina ocasiona importantes pérdidas económicas debido a sus consecuencias clínicas, como la diarrea (Imagen 2), deshidratación y reducción de la ingesta voluntaria de alimento, pero también por las consecuencias de la coccidiosis subclínica (menor ganancia diaria de peso e índice de conversión).

Para su diagnóstico, además de la observación de los signos asociados a la enfermedad, se debe realizar un análisis coprológico que valore la eliminación fecal de ooquistes.

El control debe incluir la aplicación de medidas higiénico-sanitarias y de manejo junto con la aplicación de tratamientos estratégicos metafilácticos o terapéuticos, siempre con la intención de reducir el uso de antimicrobianos.

 

 

ENCUESTA SOBRE EL ABORDAJE DE LA COCCIDIOSIS OVINA

Objetivo y diseño de las encuestas

A pesar de que la coccidiosis es importante en el sector ovino de nuestro país se desconocía la percepción que tienen de esta enfermedad los veterinarios y los ganaderos.

Por ello, en el año 2022 se realizaron encuestas a 154 veterinarios que trabajaban en el sector ovino y 173 ganaderos de ovino de diferentes sistemas de producción (carne/leche/ cebaderos) y zonas geográficas de España.

En las encuestas se recogió información sobre diferentes aspectos de la coccidiosis ovina (Imagen 3).

¿Qué enfermedades consideras más relevantes en los rebaños ovinos españoles?

Las enfermedades de mayor importancia para los veterinarios fueron:

El complejo respiratorio ovino (especialmente en rebaños de carne y cebaderos).

Las diarreas neonatales (sobre todo en rebaños de leche).

El 34% de los veterinarios y ganaderos encuestados reconocieron que la coccidiosis es una enfermedad importante en los rebaños.

La coccidiosis tiene relevancia por sus consecuencias clínicas, productivas y económicas, pero además se sabe que la infección por Eimeria spp. genera inmunosupresión en los animales lo que incrementa su susceptibilidad a otras enfermedades como el complejo respiratorio ovino.

¿Con qué edad los corderos presentan coccidiosis?

Como normal general, es en el momento del destete (los corderos sufren estrés y hay reagrupamiento de animales) cuando suelen aparecer los primeros casos clínicos de la enfermedad.

Sin embargo, la dinámica de eliminación de ooquistes y la presentación clínica/subclínica de la enfermedad dependen del sistema de manejo de las explotaciones.

En las explotaciones de carne, los corderos se suelen infectar con las Eimeria spp. a los pocos días de vida, ya que están junto con sus madres (que pueden ser portadoras inaparentes de la infección) hasta el destete.

Esto, unido al hecho de que la limpieza y desinfección de las instalaciones se suele hacer con poca frecuencia, favorece que el periodo de mayor riesgo de coccidiosis sea justo después del destete (7-15 días después del destete) (Figura 1).

En los cebaderos, de forma similar a las explotaciones de carne, hasta un 40% de los veterinarios señalaron el momento justo después del destete (7-15 días después del destete) como el de mayor riesgo de coccidiosis.

En las explotaciones de leche, los corderos se separan de sus madres al nacimiento y tras la ingestión de calostro son alimentados con leche artificial.

Esto, unido a que las medidas higiénico-sanitarias suelen aplicarse con más frecuencia, reduce la carga de ooquistes con la que se infectan los animales, retrasando el periodo de mayor riesgo de coccidiosis hasta 1 o 2 meses después del destete (Figura 1).

¿Cuáles son los signos más frecuentes de la coccidiosis ovina?

La diarrea es el signo clínico característico de la coccidiosis.

No obstante, la coccidiosis subclínica puede ocasionar mayores pérdidas de producción que la coccidiosis clínica.

Analizando los resultados de las encuestas (Figura 2) se constata que los veterinarios conocen mejor que los ganaderos el retraso en el crecimiento de los animales asociado a la coccidiosis.

Puede resultar lógico que los veterinarios, con formación sanitaria más especializada, tengan mayor conocimiento de la coccidiosis subclínica, siendo una de sus funciones la de concienciar a los ganaderos de la importancia de los efectos subclínicos de la enfermedad (baja condición corporal y retraso del crecimiento).

¿A qué granjas afecta más la coccidiosis?

Todas las explotaciones pueden verse afectadas por la coccidiosis, aunque hay una serie de factores de riesgo que favorecen su presentación.

La presencia de estiércol y zonas húmedas es un factor de riesgo muy importante para las coccidiosis.

La limpieza y desinfección es fundamental para evitar la transmisión fecal-oral de las Eimeria spp.

Por tanto, tal y como se registró en las respuestas de la encuesta (Figura 3), hasta un 51,7% de los veterinarios argumentan que los problemas de coccidiosis se observan, entre otros, en los rebaños con deficiencias en la limpieza y desinfección de las instalaciones.

Otro de los factores que predisponen a la aparición de coccidiosis es la alta densidad de animales jóvenes, ya que aumenta la presión de infección y, por tanto, el riesgo de enfermedad.

Como norma general, las explotaciones de ovino de leche y los cebaderos son los establecimientos que presentan mayor densidad de animales por su manejo intensivo.

Hasta el 22,7% de los veterinarios afirmaron que el hacinamiento de los animales jóvenes es un factor de riesgo importante en la presentación de coccidiosis (Figura 3).

¿Suele hacerse diagnóstico mediante análisis coprológico?

En el diagnóstico es esencial complementar la observación clínica con la detección de ooquistes en muestras fecales (Imagen 1). Para la detección de ooquistes se utiliza habitualmente el análisis coprológico (técnica de McMaster).

Cada rebaño debería monitorizarse idealmente en cada paridera o al menos 1-2 veces al año, pudiéndose mezclar heces de varios animales (máximo 10) del mismo lote si no presentan clínica y analizándose muestras individuales en los animales con clínica.

Este abordaje permite prevenir brotes y garantizar la eficacia de las medidas preventivas o terapéuticas aplicadas.

El 80% de los veterinarios y ganaderos encuestados no realizan análisis coprológicos periódicamente.

Muchas de las infecciones con Eimeria spp. son pluriespecíficas y, dado que hay varias especies que no causan una patología intestinal aparente, sería conveniente realizar la identificación de las especies que circulan en la explotación.

Según las encuestas realizadas, en el 69% de los diagnósticos de coccidiosis no se solicita la identificación de especies.

¿Cómo se controla la coccidiosis ovina?

El control de la coccidiosis se debe fundamentar en:

La implementación de medidas higiénico-sanitarias (limpieza y desinfección).

La implementación de medidas de manejo (para reducir el estrés asociado al destete).

En relación con las medidas higiénico-sanitarias y de manejo, lo ideal es aplicar ambas conjuntamente, algo que, según las encuestas, se realiza únicamente en el 48% de los rebaños.

La utilización racional de fármacos, ya que no se dispone de vacunas

En relación con el tratamiento farmacológico, hasta el 79% de los rebaños reciben tratamientos.

Los anticoccidiósicos orales (diclazuril o toltrazuril) son los más utilizados (45% de los rebaños), seguidos del pienso medicado con un coccidiostático (decoquinato) (15% de los rebaños) y de la utilización conjunta de ambos (19% de los rebaños).

El 74% de los veterinarios aplican los tratamientos en animales con signos clínicos (terapéutico) y, de ellos, 51,5% lo hacen sin un diagnóstico coprológico previo (Figura 4).

El tratamiento terapéutico no es la medida más eficaz, siendo más recomendable la utilización metafiláctica. Esto es debido al hecho de que en el momento en que aparecen los signos clínicos el daño intestinal ya se ha producido.

Un punto importante a tener en cuenta respecto al uso de fármacos para el control de la coccidiosis se refiere al Reglamento Europeo 2019/6.

Este prohíbe expresamente el uso de antimicrobianos como profilácticos, siendo recomendable, por tanto, su administración de forma metafiláctica (tras un diagnóstico reciente de la enfermedad).

En el caso de la coccidiosis ovina sería durante el periodo de prepatencia (2 semanas) para anticiparse a la presentación de los signos clínicos, una vez se ha demostrado la presencia de la enfermedad en el lote.

CONCLUSIONES

El sistema de manejo viene determinado por el tipo de producción (carne o leche) e influye en la edad a la que los corderos presentan más problemas de coccidiosis.

Los ganaderos conocen en menor medida que los veterinarios los efectos de la coccidiosis subclínica (retraso del crecimiento).

Se realizan muy pocos análisis coprológicos y esto impide poder llevar a cabo tratamientos de precisión.

Los tratamientos se aplican en muchas ocasiones tras la aparición de los signos clínicos, es decir, de manera tardía ya que los efectos lesivos sobre el intestino ya se han producido.

BIBLIOGRAFÍA
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