Cuando se inicia un programa de mejora genética, lo primero es saber a dónde queremos llegar, y después hay que estudiar qué camino y qué medios utilizar.
A la hora de trasladarlo a la genética de las novillas de producción lechera, es importante tener claro qué tipo de vaca necesitaremos dentro de 5 años, así como el tipo de explotación que tenemos o tengamos previsto tener, y el producto que nos pagarán mejor (leche, quesos, derivados lácteos…).
Algunas pautas son:
- Selección de las hembras que queramos recriar y de las que no.
- Cuánto vamos a multiplicar las seleccionadas.
- Selección de toros y cómo acoplar los individuos de forma personalizada.
- Realizarlo de acuerdo a los índices de selección.
La tecnología genómica y las tecnologías embrionarias están al alcance, y son medio rápidos y seguros que compensan en retornos la inversión (de mayor coste que otras técnicas).
1.Fijar el objetivo: elegir la vaca más rentable, y que más tiempo vaya a resistir las condiciones en las que pensamos producir.
2.Realizar auditorías genéticas y presupuestos.
3.Diseño de la estrategia reproductiva y genética: decidir el índice de selección de cabecera, organizar de forma eficiente las pruebas genómicas, definir el uso del semen sexado, cruces cárnicos…
4.Contratar asesoramiento profesional independiente, especializado y riguroso.
5.Monitorizar la evolución de los resultados según el plan establecido: evaluar el progreso genético alcanzado y el nivel de inversión previsto.
6.Al controlar la evolución de forma continua se pueden hacer pequeñas modificaciones que enfoquen mejor el objetivo. Hay que ser constantes y seguir el programa.
Fuente: blog.especialistasennovillas.es, Jose Daniel Martínez Bello.