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Los procesos diarreicos en los terneros suponen un verdadero problema en cualquier ganadería, ya que provoca una elevada mortalidad y en el caso de los animales que sobreviven, condiciona de por vida su rendimiento productivo posterior.
Evidentemente, uno de los factores que más condiciona el rendimiento productivo de cualquier animal es el estado nutricional, algo que depende tanto de la composición de la dieta como de la integridad estructural y funcional del intestino.
De hecho, de nada sirve aportar un alimento de la mejor calidad si el animal no es capaz de absorber los nutrientes presentes en él, ya que terminaremos por desperdiciar un valioso recurso.
Así, además de cuidar la composición de la dieta, es esencial instaurar todas las medidas necesarias para favorecer la salud intestinal del pre-rumiante, siendo la prevención, diagnóstico y tratamiento de las diarreas neonatales esenciales para lograr este objetivo:
Uno de los puntos clave a tener en cuenta a corto plazo es evitar la deshidratación del animal. ¿Sabemos reconocerla?
RECONOCER EL PROBLEMA
Reconocer que nos encontramos ante un proceso diarreico es el primer paso para resolverlo, siendo importante valorar cómo de enferma está la ternera para poder tomar las medidas oportunas para evitar la deshidratación y corregir la acidosis metabólica (caída brusca del pH de la sangre).
Dado que la acidosis metabólica afecta directamente al cerebro del animal, se manifestará en forma de:
Así, nivel práctico podríamos clasificar los terneros en dos grupos en función de la gravedad del proceso:
COMBATIR LA DESHIDRATACIÓN
¿Cómo podemos saber si el ternero está deshidratado?
Observación del globo ocular
Una forma sencilla de determinar el grado de deshidratación
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