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Una enfermedad viral que compromete la productividad ganadera y el comercio internacional
La lengua azul es una enfermedad viral enzoótica que afecta a rumiantes como bovinos, ovinos y caprinos, y representa una amenaza creciente para el sector ganadero debido a sus consecuencias sanitarias y económicas. Aunque no es una zoonosis (no se transmite a humanos), su presencia en animales domésticos y salvajes puede provocar restricciones comerciales significativas, lo que obliga a extremar las medidas de vigilancia, reforzar la sanidad animal y aplicar protocolos estrictos de bioseguridad ganadera para evitar su propagación.
Este padecimiento, clasificado como de notificación obligatoria por organismos internacionales como la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), ha sido objeto de creciente atención por los riesgos que plantea para la salud animal y la economía del sector.
Transmisión del virus: jejenes como principales vectores
La enfermedad es causada por el virus de la lengua azul (BTV), del género Orbivirus, transmitido principalmente por mosquitos del género Culicoides (jejenes). Estos vectores biológicos adquieren el virus al alimentarse de animales infectados y lo transmiten a otros mediante su saliva. Existen 27 serotipos del virus, y su distribución depende de la región geográfica. La infección puede pasar desapercibida en sus primeras etapas. En casos severos, los animales presentan fiebre, inflamación de la lengua con coloración azulada, úlceras bucales, conjuntivitis, dificultad respiratoria, laminitis, abortos e incluso la muerte. Los bovinos, al mantener una viremia de hasta 120 días, actúan como reservorios, facilitando la diseminación del virus en el hato.
Diagnóstico, abordaje clínico y medidas de prevención y control
La confirmación del virus se realiza mediante pruebas de laboratorio específicas para detectar anticuerpos o aislar el agente viral. Aunque no existe un tratamiento curativo, los veterinarios aplican terapias de soporte que incluyen antiinflamatorios, líquidos y antibióticos para prevenir infecciones secundarias.
Dado que la erradicación completa del vector es inviable, el control del mosquito Culicoides es fundamental. Esto implica reducir criaderos potenciales, como zonas húmedas y charcos, aplicar insecticidas en instalaciones ganaderas y utilizar trampas de luz ultravioleta. Otras acciones clave son la cuarentena de animales sospechosos, la limitación del movimiento de ganado y el refuerzo de la bioseguridad en las explotaciones. En algunos países están disponibles vacunas eficaces, aunque su uso depende de la epidemiología local y los riesgos regionales.
La lengua azul ejemplifica cómo una enfermedad viral puede poner en jaque la sostenibilidad de la producción ganadera. Detectar, notificar y actuar con rapidez son pasos esenciales para evitar que este virus afecte el bienestar animal y el equilibrio del sistema agroalimentario. |
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