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La producción de grasa láctea por parte de los animales es un proceso muy complejo en el que intervienen muchos factores diferentes y, normalmente, ninguno por sí solo será el causante de problemas de bajo nivel de grasa láctea.

FACTORES IMPLICADOS EN LA PRODUCCIÓN DE LA GRASA LÁCTEA

Los factores que afectan a la cantidad de grasa láctea se pueden agrupar en dos grandes grupos: no nutricionales y nutricionales

FACTORES NO NUTRICIONALES

Entre los factores no nutricionales que inciden sobre la tasa butírica de la explotación se encuentran aquellos que normalmente permanecen estables en la explotación y cuyo efecto de modificación se ve a largo plazo, por ejemplo:

La estacionalidad

La variabilidad genética individual

La dinámica del rebaño (el número relativo de animales en lactación temprana, media y tardía)

La frecuencia y rutina de ordeño

Existen otros factores no nutricionales que están relacionados directamente con la gestión de la alimentación como:

El pesado de la distribución de los alimentos

El pesado correcto de los ingredientes de la ración

El ajuste de los niveles de materia seca (MS) de los forrajes

El correcto mezclado

El tamaño de partícula

Todos estos son aspectos que la mayoría de las veces damos por supuestos pueden tener una incidencia significativa sobre el nivel de grasa láctea.

Los factores nutricionales que afectan a la tasa butírica son:

FACTORES NUTRICIONALES

Fibra Neutro Detergente (FND)

Es importante asegurar el correcto funcionamiento del rumen, siendo necesario aportar una cantidad adecuada de FND. Además, se debe buscar una buena digestibilidad de esta fibra para maximizar la energía obtenida de los forrajes (vigilar la Fibra Ácido Detergente -FAD-).

Carbohidratos No Fibrosos (CNF)

Son la mejor forma de obtener energía, pero hay que controlar la cantidad y la fermentación porque pueden provocar un descenso del pH y esto, en situaciones de bajos niveles de fibra, puede reducir la grasa en leche.

Ácidos grasos

El principal riesgo asociado a estos compuestos es el de los ácidos grasos insaturados (RUFAL), ya que en su proceso de biohidrogenación pueden originarse metabolitos intermedios (C18:2 trans10, cis12 o C18:1 trans10) que lleguen a ubre incidiendo negativamente sobre las síntesis de grasa.

COMPONENTES CLAVE DE LA GRASA LÁCTEA

La grasa láctea está compuesta principalmente por ésteres de ácidos grasos (triglicéridos) secretados que tienen distintos orígenes:

Ácidos grasos de cadena larga con >C16: proceden de la alimentación y de la movilización de las sustancias de reserva.

Ácidos grasos con C10-C16: una proporción llega a la ubre a través del torrente sanguíneo, mientras que el resto se sintetiza “de novo” en la misma glándula.

Ácidos grasos con <C10: son sintetizados “de novo” en la glándula mamaria a partir de otros ácidos grasos (acético y butírico) procedentes de la fermentación ruminal, representando el 40% de los ácidos grasos de la leche.

Para que se produzca el correcto ensamblaje de los ácidos grasos y se formen las grasas, existe en la ubre un complejo enzimático del que cada vez se conocen más cosas:

Determinados metabolitos intermediarios de la biohidrogenación de los ácidos grasos insaturados en el rumen (C18:2 trans10, cis12 o C18:1 trans10) bloquean el complejo, disminuyendo la síntesis de grasa láctea.

Recientes estudios han revelado el papel de la metionina como señal positiva para las proteínas mTOR y SREBP-1 que regulan el complejo enzimático de la síntesis de grasa, activado también por la presencia de insulina.

LA CADENA DE MONTAJE DE LA GRASA LÁCTEA

Haciendo una analogía entre la ubre y una fábrica se podría decir que los ácidos grasos son la materia prima cuyo proceso de “ensamblaje” es llevado a cabo por enzimas (obreros) controladas por distintos factores (capataces) que permiten su activación (Figura 1).

 

El efecto estimulante de la metionina sobre mTOR explica por qué los resultados obtenidos de numerosos estudios sobre el efecto de la suplementación con metionina revelan una mejora interesante, no solo en el nivel de proteína (como era de esperar), sino también en la cantidad de grasa producida.

Del mismo modo, es posible disminuir la cantidad de determinados ácidos grasos insaturados intermedios de la biohidrogenación en la ubre para mejorar el funcionamiento del complejo 33 enzimático y aumentar la cantidad de grasa producida.

En este sentido, la inclusión de RumenSmartTM en las dietas ha resultado muy eficaz.

Cuando en la ubre tenemos todos estos “condicionantes” se consigue aumentar la síntesis de grasa láctea.

GRASA LÁCTEA, ENERGÍA Y FERMENTACIÓN – LA CLAVE ESTÁ EN EL EQUILIBRIO

Todos aquellos factores que afecten a la fermentación ruminal tendrán incidencia sobre la grasa láctea.

Hay ocasiones en las que, con la intención de aumentar la producción de leche, se necesita ir incrementando la energía.

En este sentido, es importante recordar que la cantidad de grasa láctea influye notablemente en las necesidades energéticas, especialmente en relación a los CNF, por lo que se puede poner en riesgo la salud ruminal si no se realiza una correcta formulación de la dieta (Tabla 1).

Es fundamental buscar el equilibrio para conseguir ese aporte extra de energía de la forma más “sana” posible.

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