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En el Neolítico ya modificaban el ciclo de reproducción de las ovejas

Datos inéditos sobre el control reproductivo y alimentario de los primeros rebaños de ovejas domésticas en el occidente mediterráneo


Las ovejas predominaban en los conjuntos faunísticos del Neolítico Temprano en la Península Ibérica. Su explotación para la producción de carne y leche las convirtió en pieza clave de la economía de estas primeras sociedades ganaderas. La gestión de la época de cría de las ovejas y su alimentación en el contexto del medio local fueron determinantes para la obtención de estos productos ganaderos.

Esta investigación se centra en estos aspectos mediante análisis de isótopos estables y microdesgaste dental en dientes de oveja procedentes de la cueva de Chaves (Huesca, España).

Los resultados muestran la existencia de partos de ovejas «fuera de estación» (otoño/principios de invierno) en el Neolítico Temprano, lo que contrasta significativamente con la paridera primaveral predominante en las explotaciones neolíticas de otros lugares de Europa y confirma la antigüedad de una característica del Mediterráneo occidental en este sentido.

Además, se han documentado escasos cambios en la dieta de las ovejas a lo largo del año, hasta donde se ha podido evidenciar a partir de las proporciones de isótopos estables de carbono y del microdesgaste dental.

Sólo dos individuos mostraron una mayor variabilidad en la dieta a escala estacional, con una posible contribución de plantas C4, posiblemente procedentes del pastoreo en las estepas del valle a menor altitud. En general, los resultados sugieren una buena adaptación de las ovejas al entorno pirenaico de media altitud y un fuerte conocimiento zootécnico de los primeros pastores de esta zona.

La investigación revela, por vez primera cómo se alimentaban y reproducían los primeros rebaños de ovejas domésticas en la península ibérica.

Los resultados de este trabajo, coordinado por la Universidad Autónoma de Barcelona, constituyen el primer referente sobre la modificación de los ritmos estacionales de reproducción de las ovejas con la finalidad de adaptarlas a las necesidades humanas.

El proyecto integra aproximaciones técnicas basadas en los análisis de isótopos estables y del microdesgaste dentario de restos de fauna arqueológicos de más de 7500 años de antigüedad, recuperados en el yacimiento neolítico de la cueva de Chaves (Huesca), ubicada en la zona del Pirineo central.

 La investigación contó también con la participación de investigadores de la Universidad de Zaragoza, del Museo de Historia Natural de París y del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social.

La alteración de los ritmos estacionales de reproducción del ganado supuso un gran hito para las sociedades prehistóricas, al posibilitar la obtención de carne y leche durante todo el año. Este aspecto tuvo importantes implicaciones en la alimentación,  la economía y la organización social de las primeras comunidades agrícolas. Sentó las bases de las estrategias ganaderas que han perdurado hasta la actualidad. 

«Hasta hace relativamente poco tiempo se caracterizaba a la ganadería neolítica como de incipiente, si bien las nuevas posibilidades analíticas basadas en la biogeoquímica que se han aplicado en este trabajo han permitido contrastar la práctica de estrategias ganaderas plenamente consolidadas ya desde los momentos iniciales del Neolítico”, comenta Maria Saña, profesora del departamento de Prehistoria de la UAB y coordinadora del proyecto que publica la revista Journal Archaeological Science: Reports.

La oveja es una especie que no se domesticó de forma autóctona en la península ibérica. Su agriotipo, Ovis orientalis, se localiza en la zona del Levante oriental.

“Lo sorprendente es la velocidad con la que se integra a la estrategia ganadera y su gran importancia económica en los primeros momentos del Neolítico. Se trata de una adopción rápida y exitosa, hecho que demuestra que los mecanismos de adaptación tanto al nuevo ambiente como a su nueva función económica eran bien conocidos y controlados por parte de las comunidades humanas», dice Alejandro Sierra, investigador de la UAB y de la Universidad de Zaragoza, primer autor del artículo.

Las presiones selectivas aplicadas sobre la especie, ahora artificiales, perseguían objetivos concretos y estaban bien definidas de antemano. Estas nuevas evidencias implican un punto de inflexión importante en la investigación sobre la domesticación animal y los orígenes de la ganadería. Esto fue posible gracias al nuevo enfoque seguido en este estudio, centrado en explorar los cambios en los regímenes reproductivos y alimentarios de estos primeros rebaños.

«La cueva de Chaves es un yacimiento espectacular por la calidad y número de restos recuperados. En la fauna de los niveles neolíticos sus 12.754 restos reconocibles, triplican como mínimo a los encontrados en otros yacimientos neolíticos de la Península, con ovejas y cabras domésticas como especies más numerosas”, afirma Pilar Utrilla, catedrática de la Universidad de Zaragoza y directora de las intervenciones arqueológicas.

Los resultados obtenidos para el yacimiento de Chaves muestran que, en la península ibérica los nacimientos de ovejas se producían también en las estaciones de otoño e invierno, lo que se considera hoy en día como paridera «fuera de estación óptima». Este aspecto contrasta significativamente con los regímenes ganaderos documentados en otras regiones de Europa durante el Neolítico, con nacimientos principalmente en primavera.

La modificación del ciclo natural de nacimientos de la oveja salvaje afectó la fisiología de los animales de esta especie, prolongando su periodo fértil. Fue el resultado de un control humano más intenso y continuado, alterando las interacciones entre hembras y machos, una estrategia de cría que persiguió una mayor predictibilidad en la producción ganadera.

“El parto otoñal durante el Neolítico antiguo en la cueva de Chaves confirmaría la antigüedad de esta práctica en la cuenca mediterránea occidental, implicando la combinación de la capacidad biológica de las ovejas, los conocimientos zootécnicos de los agricultores y las condiciones ambientales favorables”, afirma Marie Balasse, investigadora en el Museo de Historia Natural de París.

El estudio demuestra, además, que este mayor control y presión selectiva humana influyó también en la alimentación y las pautas de movilidad de la especie. Los resultados del microdesgaste muestran que las ovejas neolíticas tenían una alimentación más controlada que la de los animales salvajes que vivían en el mismo entorno y que se alimentaban en medios con buena cobertura vegetal, que apenas habrían sufrido aún el impacto humano.

Las ovejas pastarían en las inmediaciones de la cueva durante la mayor parte del año, siendo alimentadas probablemente también con forraje. La constatación de la aportación de forraje extraordinario constituye también una novedad.

“Los resultados sobre la dieta de las ovejas de la Cueva de Chaves son sorprendentes respecto a lo que estábamos esperando, documentándose regímenes con tendencia a intensivos y pautas diferenciales en la dieta entre los animales juveniles y adultos del rebaño, característica que puede relacionarse con un estrecho control sobre la producción ganadera durante estos momentos iniciales del Neolítico” declara Florent Rivals, profesor de investigación ICREA en el IPHES.

“Los resultados obtenidos sobre la reproducción y la dieta en las ovejas de Chaves son claves para el conocimiento de los sistemas económicos de las primeras sociedades ganaderas de la península ibérica. La nueva metodología aplicada en este trabajo pasará a ser sin duda fundamental para el estudio de la gestión animal en la Prehistoria”, concluye Sierra.

 

Referencia bibliográfica:

Maria Saña et al. «Sheep husbandry in the early Neolithic of the Pyrenees: New data on feeding and reproduction in the cave of Chaves». Journal of Archaeological Science: Reports. 

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