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La crisis en la ganadería de La Rioja se ha agravado debido a la crisis sanitaria del COVID19: los cabritos no se venden, crecen y se devalúa su valor.
El pastor riojano Miguel García ha explicado que este producto se suele consumir una o dos veces al mes, o bien se consume en restaurantes.
Al estar estos espacios cerrados, los cabritos que están preparados para estas fechas no tienen salida en el mercado.
Este pastor, que también es agricultor, cuenta con 70 cabritos en su rebaño y, junto al cordero lechal, se ha dejado de vender en las últimas semanas.
Aún así, matiza: «el cordero lo puedes cebar y lo vendes de otra manera»; mientras que el cabrito «o lo matas así o, en esta región, no se come de otra manera».
«Ahora, imagínate la ruina que va a causar esto», ha remarcado García, quien ha añadido que el cabrito es «un producto del que ya se deducía mucho el consumo porque la gente se había acostumbrado a comer otras cosas».
Este pastor lleva más de treinta años dedicado al oficio, y ha criticado que si el cabrito se compra a los ganaderos a unos 45 euros, en la carnicería “el consumidor lo está pagando a 98 o a más de 100 euros”. Ha especificado que “esa gente que está vendiendo estos animales a esos precios, luego van a venir con precios ridículos, de 10 o 15 euros por un cabrito”, ya que, para entonces, estos animales habrán crecido.
A pesar del confinamiento, esto no impide la labor de pastoreo de García, que sigue sacando sus animales al campo.
«La cabaña ganadera en España se está acabando por no poner las cosas en su sitio, gana mucho dinero el intermediario, el que lo produce no saca prácticamente nada y están asfixiando al que consume», ha subrayado.
Fuente: oviespaña.com
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