Tras los descartes realizados cada año en las explotaciones de ganado ovino y caprino de leche, bien sea por animales con baja producción, fallos reproductivos, enfermedades (mastitis) o bajas por muertes y accidentes, debemos seleccionar las corderas y cabritas para reponer dichos descartes.
Uno de los objetivos de la cría y recría de corderas y cabritas es mantener el rebaño estable en cuanto al número de reproductoras, aunque también cabe hacer una mayor selección en número de corderas y cabritas en el caso de que busquemos un crecimiento del rebaño (Figura 1).
El otro objetivo de la reposición de corderas y cabritas debe ser trabajar en el avance o progreso genético del rebaño, tanto desde el punto de vista productivo como de la resistencia a determinadas enfermedades.
En base a estas premisas, las corderas y cabritas deberán seleccionarse antes de nacer: debemos elegir las madres más productoras, con mejor extracto quesero, menor recuento de células somáticas y un buen rendimiento reproductivo a lo largo de su vida productiva.
La tarea de criar y recriar corderas y cabritas no se improvisa, se programa antes de que éstas nazcan.
La tasa de reposición o el número de corderas y cabritas que hay que tener preparadas cada año para parir, y así reponer los descartes de las reproductoras manteniendo el rebaño estable en número de cabezas, se determina en función de la vida media productiva del rebaño.
Para una vida media productiva del rebaño de 4 años, el porcentaje de corderas o cabritas que habrá que tener preparadas cada año para parir será el 25% de las ovejas o cabras presentes en el rebaño (Figura 2). Sin embargo, las corderas o cabritas que deberemos seleccionar al nacimiento serán un porcentaje superior, que deberá tener en cuenta las posibles bajas que pueden ocurrir desde el nacimiento hasta el parto y los descartes por fallos reproductivos.
Lo deseable sería que al menos el 90% de las cabritas y corderas seleccionadas al nacimiento estén disponibles para parir un año más tarde.
Cada granja debe organizar su programa de cría y recría de corderas o cabritas, y además de tener en cuenta lo comentado, se debe establecer el objetivo de edad al primer parto para sus futuras reproductoras. En función de todas estas consideraciones se diseña la estrategia de manejo, alimentación y el programa sanitario de la cría y recría.
En este artículo revisaremos el manejo y el programa de alimentación de cría y recría de corderas y cabritas para una edad al primer parto de 12 meses.
- FASE DE CRÍA: desde el nacimiento al destete
Fijada la edad al primer parto, se establece un percentil de pesos o índice de madurez y un percentil de altura o índice de desarrollo para cada una de las fases de la cría y recría.
- El índice de madurez para una determinada edad representa el porcentaje que, aplicado al peso vivo medio de las reproductoras del rebaño, nos indica cuál debería ser el peso de la cordera o cabrita en ese momento.
- El índice de desarrollo es un valor porcentual que, aplicado a la altura media de la cruz de las reproductoras del rebaño, establece la altura óptima de la cordera o cabrita en cada fase de su desarrollo.
Los objetivos productivos de las corderas y cabritas de reposición durante la fase del nacimiento a los 2 meses de edad figuran en la Tabla 1.
No se deben seleccionar corderas o cabritas para reposición si su peso al nacimiento es inferior a 3 kg de peso vivo.
Tras el nacimiento de la cordera o cabrita, debemos prestar los primeros cuidados al neonato, registraremos su peso y nos aseguraremos de que en el local de cría haya una temperatura adecuada, entre 10-18º C, sin humedad ni corrientes de aire.