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Las terneras recién nacidas no tienen ningún tipo de inmunidad adquirida debido a que las inmunoglobulinas (Ig) no pueden atravesar la placenta durante la gestación, por lo que dependen del consumo del calostro para adquirir estas inmunoglobulinas necesarias para fortalecer su sistema inmume.
Una absorción insuficiente de Inmunoglobulinas G en terneras recién nacidas puede tener consecuencias negativas como:
Para evaluar si el encalostramiento de las terneras es el adecuado, un indicador es la concentración de Ig G en muestras de suero sanguíneo de terneras entre los 2 y los 7 días de vida.
Si este valor de Ig G es inferior a los 10 mg/ml, se considera que hay un fallo en la transferencia pasiva (FTP) de las Ig.
Investigadores de la Universidad de Prince Edward Island (Canadá), realizaron una evaluación de la FTP en 207 terneros Holstein procedentes de 30 granjas lecheras localizadas en Nova Scotia and Newfoundland.
Los autores (Elsohaby y col., 2019) encontraron que aproximadamente la mitad de los animales, el 43,3%, mostraba FTP de la Ig G.
Estos resultados pueden deberse a la baja calidad del calostro aportado por estas granjas a las terneras, ya que la mitad de las muestras de calostro analizadas eran de baja calidad (niveles de Ig G < 50 g/L).
En otro estudio llevado a cabo en Alemania, se evaluaron los niveles de Ig G en 227 terneras Holstein de 4 granjas y mostraron que un 30% de los animales mostraba FTP (Costa y col., 2019).
Para garantizar la transferencia es necesario aportar 3 litros como mínimo de calostro de calidad durante las 2 primeras horas post nacimiento, y al menos otros 2 litros en las siguientes 4 horas.
En producción extensiva, un estudio reciente (Abuelo y col., 2019) evaluó el nivel de Ig G en 253 terneras de 23 granjas lecheras australianas, y reportó que la prevalencia media de terneras con FTP en los rebaños era del 41,9%.
Sólo un 47,9% de las muestras de calostro tenían niveles adecuados de Ig G.
Por otra parte, sólo el 6,2% de las explotaciones lecheras de EEUU monitorizan el FTP de una forma regular (NAHMS, 2014).
Además de la cantidad y de la calidad del calostro, otros factores como la hora de alimentación, el modo de suministro (botella, cubo o sonda), el almacenamiento (fresco, refrigerado o congelado) y el tratamiento del mismo (intensidad, duración), están asociados con el éxito en la transferencia pasiva de la inmunidad.
Fuente: blog.especialistasennovillas.es, «Manejo del calostro y fallo en la transferencia de inmunoglobinas», Fernando Díaz.
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