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Los parásitos gastrointestinales contribuyen en gran medida a reducir la productividad de los rumiantes y, si no se gestionan o no se tratan, pueden tener efectos devastadores en el bienestar de los animales y en la productividad de las explotaciones.
Las grandes poblaciones de nematodos gastrointestinales pueden provocar una condición conocida como gastroenteritis parasitaria, tanto en el ganado vacuno como en el ovino que, además de causar síntomas clínicos evidentes, también puede provocar una enfermedad subclínica en forma de reducción de las tasas de crecimiento y mala conformación de la canal.
Aunque esto suele ser menos dramático en términos de su efecto sobre el animal, el coste suele ser mucho mayor para el productor.
Nematodirus battus
A diferencia de la mayoría de los gusanos parásitos, el desarrollo de una larva infecciosa tiene lugar dentro del huevo, y la eclosión se retrasa, por lo que la infección pasa de una generación de corderos a la siguiente.
Teladorsagia circumcincta / Ostertagia ostertagi
Esto hace que las glándulas del animal se engrosen y no funcionen como deberían, produciendo a su vez una sustancia química que reduce el apetito y afecta drásticamente a las tasas de crecimiento.
Se debe utilizar un tratamiento antihelmíntico, pero esto debe decidirse junto con un veterinario para incorporar los factores de resistencia individual de la granja y la gestión de los pastos.
En el ganado vacuno, el estiércol no suele indicar la gravedad de la carga de gusanos, por lo que es más seguro aplicar una estrategia preventiva que incluya la rotación de pastos y el uso específico de antihelmínticos.
Haemonchus contortus
Los signos clínicos dependen de la ingesta de gusanos. Una ingesta elevada y rápida se manifiesta a través de anemia, palidez de las mucosas y muerte. Una ingesta más lenta suele traducirse en una mala condición corporal, mandíbula de botella y escasa producción de leche.
Desgraciadamente, la prevención no es tan sencilla, ya que las poblaciones de Haemonchus aparecen ahora en primavera y verano, mientras que antes sólo se solían ver en otoño. Pero una estrategia general de prevención puede ser útil, y esto incluye evitar los pastos de mayor riesgo, monitorizar los recuentos de huevos e implementar rotaciones de pastos cuando sea posible.
Cooperia curticei
En cuanto a la prevención, es importante practicar una buena gestión de los pastos y controlar los índices de crecimiento para detectar cualquier signo temprano de infección.
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