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El tráfico de animales es un problema persistente, pero en EE.UU. está surgiendo un fenómeno peculiar: el contrabando de ovejas clonadas
Según recientes investigaciones, este comercio ilícito ha puesto en evidencia no solo las brechas en la regulación biotecnológica, sino también el apetito por los avances en clonación animal en el sector agrícola y ganadero.
En el transcurso de casi una década, el propietario de un rancho de Montana y al menos otras cinco personas conspiraron para clonar ovejas y crear una especie híbrida más grande que la especie de oveja más grande del mundo con el objetivo de conseguir ganancias financieras, según los fiscales federales.
El individuo planeaba explotar los avances tecnológicos para clonar animales de razas altamente valoradas y luego distribuirlos a través de canales ilegales, infringiendo tanto las leyes de vida silvestre como las normativas de biotecnología animal. El caso subraya una creciente problemática: los clones, considerados «propiedades biológicas» únicas, están siendo utilizados como mercancías de alto valor en el mercado negro.
La especie de oveja, a menudo cazada como trofeo por su tamaño y sus largos cuernos en espiral, está catalogada como amenazada según la Ley de Especies en Peligro de Estados Unidos, según documentos judiciales.
Entre 2013 y 2021, el acusado y otros se propusieron crear una especie híbrida más grande de oveja argali Marco Polo con partes de oveja traficadas desde Kirguistán para obtener precios más altos en los cotos de caza, según el Departamento de Justicia.
El acusado utilizó instalaciones clandestinas para desarrollar sus operaciones, clonando ovejas genéticamente modificadas para maximizar características deseadas como mayor producción de lana, carne de alta calidad o resistencia a enfermedades.
Este tipo de prácticas no solo plantean problemas éticos, sino que también pueden tener consecuencias desastrosas para la biodiversidad y la seguridad alimentaria, especialmente si los animales clonados introducen genes no deseados en poblaciones salvajes o comerciales.
El auge de las tecnologías de clonación en el sector ganadero ha suscitado tanto entusiasmo como preocupación. Por un lado, estas tecnologías ofrecen oportunidades para preservar razas en peligro de extinción, mejorar la eficiencia de producción y garantizar la seguridad alimentaria en el futuro. Sin embargo, la falta de regulaciones claras y estrictas en torno a la clonación animal deja un vacío que los contrabandistas están explotando.
Según WIRED , este comercio ilícito podría deberse a que algunas razas de ovejas clonadas tienen un valor comercial extremadamente alto, ya que poseen características genéticas excepcionales que las hacen muy demandadas en mercados específicos. Sin embargo, estas prácticas ilegales no solo violan normas de bioética, sino que también pueden desestabilizar las cadenas de suministro agrícola. En mercados legítimos, la introducción de clones no regulados puede poner en riesgo la trazabilidad de los productos derivados de los animales y complicar la implementación de medidas de bioseguridad.
En términos económicos, el tráfico de ovejas clonadas pone en riesgo a los pequeños y medianos productores. Los contrabandistas suelen ofrecer clones a precios más bajos que los animales criados de forma tradicional, lo que genera una competencia desleal y socava los estándares de calidad en el sector. Además, la introducción de ovejas clonadas podría exacerbar problemas de salud animal, como la propagación de enfermedades genéticas no detectadas o nuevas cepas infecciosas.
En un contexto en el que enfermedades como la fiebre aftosa y la lengua azul siguen afectando a la ganadería, la incorporación de clones ilegales podría complicar aún más la lucha contra estas epidemias. Es fundamental que las autoridades y las organizaciones internacionales tomen medidas urgentes para fortalecer los marcos regulatorios y evitar que estos animales clonados ingresen al mercado de manera ilegal.
El tráfico de ovejas clonadas en Estados Unidos es un llamado de atención sobre los riesgos asociados con el mal uso de la biotecnología en el sector ganadero. Aunque los avances en clonación tienen un enorme potencial para transformar la agricultura, su explotación ilícita plantea amenazas éticas, económicas y medioambientales. Los organismos reguladores deben actuar de manera proactiva para garantizar que las tecnologías de clonación se utilicen de forma segura, ética y sostenible, protegiendo tanto a los productores como a los consumidores y la biodiversidad.
Combatir este fenómeno requerirá no solo mayor vigilancia, sino también un enfoque integral que combina regulación, innovación y educación sobre los riesgos del tráfico de animales clonados.
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