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A qué edad paren las novillas o cuánto cuesta criarlas en una explotación son preguntas frecuentes en el mundo de la ganadería de leche, aunque la respuesta no es siempre tan sencilla como un simple dato.
En general manejamos mucha información sobre índices o valores de referencia que tratamos de alcanzar con las terneras y novillas tales como la edad al destete, a la inseminación o al parto.
Momento ideal para el PRIMER parto
Obviamente, en granjas lecheras de manejo intensivo se busca un retorno rápido de la inversión que supone criar un animal hasta que comience a producir leche en la primera lactación buscando, por tanto, partos a una edad cada vez más temprana.
EDAD AL PRIMER PARTO
Así, reducir la Edad al Primer Parto (EPP) de las novillas tiene gran relevancia a la hora de optimizar la recría en la explotación. La EPP recomendada a fin de maximizar el rendimiento económico de la recría son 22-24 meses.
Sin embargo, no debemos perder de vista que el objetivo de edad al primer parto tiene que ir acompañado de un correcto desarrollo corporal, no solo en el tamaño o el peso, también en la calidad del proceso.
Etapas clave del desarrollo de las terneras y novillas están condicionadas por su peso mucho más que por la edad que tienen.
DESARROLLO CORPORAL
Durante todo el crecimiento, hay un estándar óptimo de la evolución del peso y la altura que permitirán a la novilla desarrollar su potencial genético y maximizar su productividad y longevidad.
Dado que no todas las granjas tienen el mismo tipo de animales, lo primero que debemos hacer para realizar un control del crecimiento de nuestra recría es determinar el peso de nuestras vacas adultas, que serían las de tercera lactación, o definir como objetivo el tipo de vaca en que queremos que se conviertan nuestras novillas.
Podríamos hacer un cálculo estimado del crecimiento anotando los pesos de animales de desecho, aunque esto puede no resultar del todo fiable, ya que en estos casos suelen estar por encima o por debajo del peso medio real, ya sean vacas que no preñan y se van por baja producción o vacas con alguna patología.
Idealmente deberíamos estimarlo en base a vacas sanas de tercer parto con una condición corporal aproximada de 3 puntos.
Así pues, el peso vivo ideal para el inicio de la inseminación sería del 55% del peso vivo de un animal adulto, y de un 82-85% para llegar al primer parto.
En una ganadería de leche de alta producción, con vacas adultas de 730-760 kg, un manejo adecuado permitiría un crecimiento óptimo de las terneras de modo que alcancen la madurez sexual para ser cubiertas a partir de los 13 meses de edad (400 días), habiendo alcanzado el 55% de su peso vivo (PV) adulto (380-400kg).
Asimismo, la mayoría de estos animales (más del 80%) llegarían
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