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AUTOR

Carlos R. Romero Sala

Coordinador del Programa de Eficiencia Productiva MID€S de Calidad Pascual

“Alimentar a las vacas es el arte de dejar a su alcance una ración que permita preservar su estado sanitario, obteniendo una cantidad razonable de leche y terneros de la mejor calidad y de un modo rentable”.

Esta es la definición consensuada una tarde de 1993 con mis compañeros Víctor García, Pedro Martínez y Germán Bertrand. Estoy convencido de que sigue plenamente vigente.

Detrás de una vaca bien alimentada hay mucha ciencia, mucha tecnología y mucho trabajo, pero también una buena dosis de arte. De no ser así, una misma ración preparada en un mismo sitio y transportada a distintas granjas, nos daría invariablemente el mismo resultado. Y todos sabemos que esto no sucede así.

Por eso es tan importante la labor de todos los implicados, ganaderos y técnicos, es decir, los artistas que consiguen que la multitud de factores que pueden influir en el potencial productivo de una ración no perjudiquen el resultado previsto.

Entre los factores capaces de alterar los resultados de una misma ración, encontramos la genética, las instalaciones, el comportamiento y salud de las vacas, el manejo de la ración, el manejo de las vacas… La lista es enorme y daría para otro artículo.

ESBOZANDO LA RACIÓN

Siguiendo con las definiciones, entendemos por ración al resultado de un cálculo en el que los nutrientes aportados por los alimentos disponibles deben de cubrir las necesidades de los animales a alimentar.

Suele decirse que hay 3 tipos de raciones, pero, por mi experiencia, yo diría que llegamos a encontrar hasta 5 raciones distintas para las vacas de una granja:





 
 

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Revista rumiNews Septiembre 2024

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