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17 Nov 2022

Estudio tilda a la proteína como nutriente esencial en el desayuno

La proteína ingerida a primera hora evita que comamos más carbohidratos y grasas durante el resto de la jornada


  • Un estudio publicado en la revista Obesity apunta que las personas que consumen cantidades de proteínas más bajas en el desayuno, tienden a consumir más calorías en las comidas posteriores.
  • Sin embargo, los que tomaban más proteínas en el desayuno tendían a comer menos a lo largo del día, evitando el sobrepeso.

Gran parte de la dieta actual se basa en alimentos ultraprocesados y refinados, bajos en proteínas. Esto provoca que la población consuma de forma inconsciente alimentos más densos energéticamente, hasta satisfacer la demanda proteica necesaria.

El problema, sin embargo, reside en que «los alimentos de las dietas occidentales tienen cada vez menos proteínas, por lo que se debe consumir más para alcanzar este objetivo proteíco, lo que a su vez elevada la ingesta energética diaria».

Aunque estas explicaciones alternativas pueden contribuir a los patrones observados en los datos poblacionales, muchas fuentes de evidencia apuntan de forma independiente a un apetito proteico dominante que interactúa con la dilución de proteínas en la dieta como motor del consumo excesivo de energía.

Además de varios ensayos controlados aleatorios en dietas humanas, se han observado experiencias en animales de laboratorio y en primates no humanos en la naturaleza.

El análisis muestra que los encuestados mantuvieron la ingesta absoluta de proteínas de forma relativamente constante, y que la ingesta de energía no proteica varió de forma más pasiva con las proporciones de macronutrientes de la dieta.

Los datos están ajustados por edad, sexo, índices socioeconómicos de las zonas, país de nacimiento y relación entre la ingesta energética y la tasa metabólica basal.

Un hallazgo clave del análisis de los datos de vigilancia dietética es que la ingesta energética absoluta varió de forma inversa al porcentaje dietético de energía procedente de las proteínas, tal y como se predijo en el estudio, si un fuerte apetito humano por las proteínas impulsó el consumo excesivo de grasas y carbohidratos en las dietas con proteínas (apalancamiento proteico). Esto, por sí solo, no es una prueba definitiva de la PLH, ya que existen explicaciones plausibles alternativas.

Por ejemplo, la hiperpalatabilidad de los alimentos procesados industrialmente, densos en energía y bajos en proteínas, que se comercializan de forma agresiva, podría explicar la correlación independientemente del apetito por las proteínas o, de hecho, por la razón opuesta al PLH, es decir, que el exceso de ingesta de energía no está impulsado por un fuerte apetito por las proteínas, sino por un fuerte apetito por las grasas y los carbohidratos.

Además, las relaciones en los datos poblacionales podrían verse afectadas por el grado de varianza y covarianza entre las medidas estimadas de ingesta de nutrientes y energía. Aunque estas explicaciones alternativas pueden contribuir a los patrones observados en los datos poblacionales, muchas fuentes de evidencia apuntan de forma independiente a un apetito proteico dominante que interactúa con la dilución de proteínas en la dieta como motor del consumo excesivo de energía.

El análisis muestra que los encuestados mantuvieron la ingesta absoluta de proteínas de forma relativamente constante, y que la ingesta de energía no proteica varió de forma más pasiva con las proporciones de macronutrientes de la dieta.

La densidad de proteínas disminuyó con una mayor ingesta de alimentos discrecionales (desde el 20,5% para los encuestados categorizados como tertil 1 de consumo de alimentos discrecionales hasta el 15,1% para los encuestados del tertil 3), y la ingesta total de energía aumentó (desde 7638 kJ para el tertil 1 hasta 9772 kJ para el tertil 3). Los datos están ajustados por edad, sexo, índices socioeconómicos de las zonas, país de nacimiento y relación entre la ingesta energética y la tasa metabólica basal.

El análisis de las trayectorias dietéticas diarias es coherente con un apetito específico por las proteínas que impulsa la regulación de la ingesta de proteínas, que es el componente mecánico clave del apalancamiento proteico. Los encuestados que informaron de una ingesta proporcional de proteínas inferior o superior al rango del AMDR del 15% al 25% en los períodos de alimentación subsiguiente mostraron una ingesta compensatoria de proteínas superior e inferior, respectivamente, mientras que los que empezaron dentro del rango del AMDR se mantuvieron en él durante todo el día.

Al igual que con el efecto de apalancamiento proteico, esto también está potencialmente sujeto a confusiones, pero se ha demostrado de forma independiente en ensayos controlados aleatorios.

Otros estudios

En un estudio, los participantes seleccionaron sistemáticamente una dieta con aproximadamente un 15% de energía procedente de las proteínas, un valor que se corresponde estrechamente con los resultados de un reciente análisis comparativo que utilizó datos de encuestas nacionales y que demostró la consistencia de la ingesta de proteínas en aproximadamente un 15% de la energía en todos los grupos demográficos de EE.UU., así como en 13 países con un producto interior bruto superior a 10.000 dólares por habitante al año.

Otro estudio experimental reciente demostró que una mayor ingesta de proteínas reduce la ingesta posterior de proteínas y que ésta se regula comida a comida, lo que apoya la hipótesis del estudio.




 
 

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