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07 Ago 2025

Las cabras y el prejuicio ecológico sobre su impacto



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Un análisis de Loomis y Kerven desmonta mitos sobre la erosión y la desertificación, mostrando que las cabras son aliadas en entornos marginales


La percepción general de que las cabras arrasan vegetación, provocando erosión, sequías y desertificación, es errónea y desinformada, según el reciente artículo de Cara Loomis y Carol Kerven en Frontiers in Animal Science (marzo de 2025). El estudio, titulado “The environmental impact of goats: uprooting the narrative”, cuestiona la narrativa dominante que demoniza a las cabras como agentes ambientales negativos, y propone un enfoque basado en evidencia científica que pone en valor su función ecológica y socioeconómica en zonas vulnerables.

El mito del “arrancaplantas” y la desinformación mediática

Durante décadas, los medios han descrito a las cabras como los principales causantes de la degradación de ecosistemas: “desencadenaron algunas de las peores tormentas de polvo registradas”, “arrasaron las llanuras de Mongolia” o “impidieron que regenerasen sus pastizales”, culpando a su tendencia supuestamente a arrancar raíces.

Sin embargo, al revisar la literatura científica, Loomis y Kerven no encontraron evidencia sólida que respalde la idea de brotes de erosión causados porque las cabras arrancan raíces en condiciones naturales .

Una revisión basada en la evidencia

Los autores revisaron casos históricos y datos recientes, identificando que sólo en islas donde las cabras fueron introducidas sin depredadores y con recursos vegetales limitados, sí se observaron casos de pérdida severa de flora, ya que en ausencia de otras fuentes de alimento las cabras llegan a desenterrar raíces. Sin esa presión selectiva extrema, estos comportamientos no se dan en hábitats extensos o gestionados.

De hecho, en contextos de zonas marginales afectadas por el cambio climático, las cabras destacan por su fisiología y comportamiento, cuyo diseño las hace aptas para sobrevivir en condiciones adversas, aprovechando biomasa diversa y dificultosa para otros rumiantes .

Reconocimiento del papel ecológico y social

Más allá de desmontar mitos, el artículo resalta que las cabras pueden contribuir a:

  • Controlar biomasa seca y maleza, reduciendo riesgos de incendio.

  • Mantener corredores ecológicos, evitando la invasión de especies no deseadas .

  • Servir como herramientas adaptativas para comunidades rurales en zonas económicamente vulnerables, proporcionando seguridad alimentaria y medios de vida, especialmente en entornos con escasos recursos .

Llamado a un cambio de narrativa

Loomis y Kerven proponen un cambio profundo: no solo cuestionar la narrativa negativa, sino reevaluar el rol de las cabras como instrumentos de resiliencia. El artículo plantea que, al adquirir productos como ropa de cachemira, deberíamos considerar que su producción también puede representar:

  • Apoyo socioeconómico a familias que dependen de las cabras;

  • Servir como amortiguador climático, gracias a la versatilidad del animal, no un causante de degradación ambiental.

Conclusión: del mito al matiz

El análisis de 2025 de Loomis y Kerven es un llamado a abandonar la visión reduccionista y sensacionalista que retrata a las cabras como destructor as del medio. En su lugar, propone:

  1. Basarse en evidencia científica antes de emitir juicios dramáticos.

  2. Considerar el comportamiento real de las cabras en contextos naturales no extremos.

  3. Entender su valor ecológico y socioeconómico, especialmente en regiones marginales.

  4. Transformar la percepción pública, pasando de demonizar a valorar su aporte.

Implicaciones prácticas

  • Políticas públicas podrían incorporar la gestión con cabras como herramienta sustentable en zonas vulnerables.

  • Empresas textiles, al comercializar cachemira, tendrían un argumento ético: no solo no contribuyen a la desertificación, sino que fortalecen las economías rurales.

  • Conservacionistas y ecólogos deberían reevaluar planes de manejo de pastoreo basándose en datos contextualizados y no en mitos.

Referencia:

Cara Loomis & Carol Kerven (marzo 2025). The environmental impact of goats: uprooting the narrative. Frontiers in Animal Science, Vol. 6. DOI: 10.3389/fanim.2025.1544366

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