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16 Ene 2020

Pequeños parásitos, grandes consecuencias: protozoos intestinales en bovino

Los parásitos y sus manifestaciones clínicas son cada vez menos frecuentes en los países desarrollados debido a la disponibilidad de tratamientos eficaces y a las mejores condiciones sanitarias y de manejo.

La completa erradicación de los parásitos es imposible, por lo que las medidas de control van orientadas a mantener unos niveles aceptables de los mismos, permitiendo a los animales desarrollar correctamente su sistema inmunológico frente a ellos, sin afectar a su productividad.

Algunos parásitos de importancia pertenecen a dos grupos taxonómicos en concreto, por un lado a los PROTOZOOS:

CRYPTOSPORIDIUM y GIARDIA  

La criptosporidiosis afecta al ganado bovino durante el primer mes de vida del ternero, mientras que, a partir del segundo mes es más frecuente ver brotes de giardiosis.

Cryptosporidium spp. es un agente etiológico de las diarreas neonatales en los rumiantes, provocando fuerte deshidratación y retraso en el crecimiento. Este parásito (Cryptosporidium spp) comienza su desarrollo en la mucosa intestinal, donde se producen multiplicaciones sexuales y asexuales, y se generan los ooquistes, forma infectante del parásito.

  • Ooquistes de pared gruesa (el 80% de los que se generan): son muy resistentes y se eliminan con las heces, diseminándose en el medio e infectando a otros hospedadores.
  • Ooquistes de pared fina (representan el 20% restante):  se liberan en el lumen intestinal y son responsables de la autoinfección o ciclo endógeno del parásito.

Giardia duodenalis (Giardia lamblia y Giardia intestinalis) presenta un ciclo en dos fases:

  • Trofozoítos: forma vegetativa responsable de los signos clínicos (diarreas) que reside en el intestino delgado.
  • Quiste: forma de resistencia que sale al exterior con las heces y responsable de la transmisión del parásito.

Las dosis infectantes de ambos parásitos son muy bajas, y en el caso de la criptosporidiosis, el ternero puede morir en 24 o 48 horas. Lo más frecuente es la aparición de diarreas, cuya duración depende de:

  • La dosis infectante.
  • La virulencia de la cepa.
  • La susceptibilidad del hospedador.

Más allá de los tratamientos farmacológicos, existe una serie de medidas higiénico-sanitarias que pueden ayudar a eliminar y reducir la presencia de los parásitos:

  • Instalar zonas de parto en lugares desinfectados y limpios, con suelos de cemento.
  • Separar a los animales enfermos por procesos diarreicos.
  • Controlar la ingesta de leche por los terneros.
  • Establecer medidas profilácticas eficaces contra otros agentes.
  • Realizar análisis coprolígicos periódicos.

Fuente: CIAM.gal, «Principales parasitosis en el ganado vacuno lechero: pautas racionales de control», Jose Antonio Castro -Hermida, Marta González-Warleta, Mercedes Mezo, Centro de Investigaciones Agraria de Mabegondo.




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